Ayhana
Publicado en Mar 01, 2013
Tu que me limita, me contempla y juzga como nadie
la sincera, la que ordena. Mis párpados no cierran si los tuyos parpadean. Tu mirada confrontante con ojos profundos, tu pupila negra y marrón, cual perfección en color. Tus facciones perfectas, simétricamente para toda acción. Tus cejas y frente son inspiradoras al pensar en amor, tu nariz algo recta y hermosa al respirar en mi cuerpo. Tus labios dejan perpleja mi imaginación, suaves como nada en textura que he experimentado. Tu mentón justo para mis labios, bailan al generar pasión. Tu cuello enigma mis sentidos, provoca tempestad en mis dominios. Tus senos suaves y frágiles, cual diente de león al soplo de la mañana. Tan poderosos cual emperador sometiendo a una nación. Tu ombligo es el centro de mi universo. Tus caderas sedientas de amor, irresistibles. Tu intimidad, un manantial donde brotan mieles, brotan sueños y cantos, al ritmo de la inmensidad. Tus piernas, que se estremecen al sentir mis manos, blancas como la pura nieve suaves como árido pasto. Un descanso celestial al estar en ellas. Tus rodillas tímidas y sensibles, como una vez fui. Tu piel tan suave y blanca, como pétalos de un tulipán. Tu aroma dulce, como miel en el mar. Eres alguien por quien luchar. Mi musa, mi inspiradora, mi razón vital. Eres algo que nunca podre olvidar. Aún en la silla eléctrica, mi pensar hacia ti, nunca morirá. Descuida, pues sólo esto puedo hacer. Algo más que pensar, algo más para derramar.
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