Dos pistolas escarlatas (Novela y Guin literario para Cine) -6-
Publicado en Feb 05, 2013
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"Escarlata" Jara ha encontrado una hoja del periódico de Phoenix entre las ramas de un arbusto. Es la misma que está leyendo el padre Florent. Mira fijamente la fotografía. 
 
- Qué lastima...
 
"Escarlata" Jara introduce, de nuevo, el recorte de periódico entre las ramas del arbusto y se queda, apollada en un barandal de mármol blanco, mirando la luna y las estrellas.
 
- Perdón, "Escarlata"...
 
Ella se lleva un tremendo sobresalto cuando siente aquella mano tan fría, que llega al extremo de lo glacial, posada sobre su desnudo hombro derecho y se vuelve, rápidamente, para ver a quién pertenece.
 
- ¡Usted!
 
El padre Florent Carmichael Gomewz aparta, de inmediato y como si le hubiese sacudido una corriente eléctrica, la gélida y temblorosa mano derecha del desnudo hombro de ella.
 
- ¡Perdón, "Escarlata"!
- No admito que usted me llame "Escarlata". Para usted, y para todos los que son como usted, soy únicamente la señorita Jara. 
- ¿Puede darme su mano?
- ¡Eso no se lo cree usted ni por muchas copas de champán que ya se haya bebido! Yo sólo le doy la mano a mi novio y novio no tengo todavía. Además, y lo digo bien claro para que no se equivoce usted conmigo, no quiero ni pienso en tener un novio eclesiástico, seminarista o monaguillo... ya que para mí es imposible llevar la carga de una pastora puesto que no estaría nunca a la altura de un pastor. ¿Me está entendiendo bien, padre puritano? ¿Es usted de esos que dicen que hay que educar a base de vara? Pues quiero que entienda, y se lo vuelvo a repetir bien claro, que ni las varas son mi especialidad ni tampoco soy yo una varilla de las del sheriff y creo que sabe usted muy bien lo que quiero decir con eso de las varillas de Ben Saltz...
- Comprendo... comprendo...
- No me basta con que usted me comprenda sino que necesito que usted me entienda. ¿Se lo tengo que decir en latín culto o en latín vulgar? Manejo ambos lenguajes. Puedo ser la más culta de las mujeres hablando en latín culto pero, cuando es necesario hablar con ciertos sujetos, no me importa usar el latín vulgar para poner a cada uno en su verdadero sitio.  

- Intentaré entenderlo, pero... ¿por qué una dama tan bellísima, escultural y sexy que es, además, heredera de una de las mayores fortunas de México, se dedica a ser pistolera? ¿A cuántos hombres ha matado ya?
- Escuche bien lo que le digo, señor santurrón de sotana manchada de pringues. Escuche bien, padre pío, si es que es uted tan pío y piadoso como dice ser... porque resulta que ya me he enterado, antes de venir por aquí, que no es usted tan pío ni tan piadoso... por lo menos con los que más se necesita serlo... ahora bien, no pienso decir ni pío de esos asuntillos suyos si usted me guarda el secreto.
- Estoy a su entera disposición, señorita. Si usted no dice ni pío de mis asuntillos yo no diré ni pío de los suyos.
- No me está usted entendiendo bien, sepulcro blanqueado vestido de buitre negro, porque a mí no me importa, en absoluto, que usted diga de mí lo que más desee. No es ningún secreto que he matado ya a varios hombres pero sepa usted, señor padre de quien quiera que sea usted padre, que a lo peor es usted un padre de verdad y no sólo un padre eclesiástico con juramento de castidad buscando novias de un lado para otro y calculando cuál puede ser la más beneficiosa, que todos los jueces y autoridades legales me han declarado siempre, en sus veredictos, inocente por unanimidad y por completo. Por algo será.
- No puede ser.
- ¿Acaso usted olvida que se puede matar a un hombre cuando se hace en defensa propia y sin haberle provocado? Matar en defensa propia no nos hace ni más cristianos ni menos cristianos pero es una obligación defender la vida de quien no tiene nada que confesar. ¿Acaso está esperando usted una confesión mía o se quiere usted confesar conmigo? Se lo pregunto porque si cree usted que está ante una sacerdotisa se equivoca por completo. - ¡Ah! ¡Eso es otra cosa!
- Asi que eso es otra cosa... ¿verdad?. ¿Qué cosa está usted buscando?
- Por favor, por piedad, por compasión..
- ¡No me sea usted hipócrita, gordo santón! ¿No le da vergüenza estar tan gordo cuando hay tantas personas que pasan hambre y sólo son huesos vivientes? ¿A quiénes se arrima usted tanto para tener tantos kilos de sobrepeso?
- ¡No le diga nada a nadie!
- Diré lo que tenga que decir cuando llegue la hora de decirlo... ¿me está escuchando o también es usted de los que se le van el santo al cielo cuando me mira a los ojos?
- Esto... ¿cómo dice?...
- Ya veo que sí. Baje usted de las nubes que me parece que va a llover bastante y se va a poner usted echo un asco con tanta lluvia. Cuando llueve a cántaros... ¿dónde está usted bien cobijado? ¿En la casa de algún gran señor adinerado y jugando ajedrez con el mayordomo? Porque resulta que cuando llueve a cántaros algunos se cobijan en la primera alcantarilla que pueden y otros, incluso, se pasan toda la noche a la intemperie aguantando el chaparrón.
 
El padre Florent deja de mirarla a los ojos y habla con menos soberbia.
 
- Lo único que quiero saber es si es verdad que mata usted en defensa propia o en defensa de otras personas
- Ambas cosas a la vez. Cosas de las que luego hablan tanto todas las autoridades hasta en Austin por ejemplo; pero en privado porque les da miedo hacerlo en público para que nadie se entere. ¿Por qué me ha preguntado usted eso?
- Porque quiero saber si usted sería capaz de matar en defensa de algunos intereses.
- ¿Intereses de personas esclavizadas o intereses creados?
- Esto... ajum... ajum... ajum... perdone por la tos pero se me ha hecho un nudo en la garganta.
- ¿Me puede aclarar de qué intereses quiere hablarme? Si no es capaz de hacerlo, porque le faltan agallas para decírmelo bien claro, déjeme ya sola porque no me asusta la oscuridad y no me importa, para nada, que usted tenga miedo a la noche. Hay quienes por las noches son más felices... porque así no pueden verles a ustedes siempre tan limpios y relucientes bajo la luz del sol. ¿Sigo filosofando de la vida o me quiere usted ya dejar en paz? No me asusta, en absoluto, la oscuridad de su sotana, señor padre de quien sea. 
 
El padre Florent Carmichael Gomewz comprueba, con un evidente temblor de manos y piernas, que está a punto de sufrir un ataque de epilepsia al observar aquella mirada bellísima antes pero ahora dura y profunda de "Escarlata". 
 
- ¿Qué le sucede? Hablando de otro asunto para ser más amenos los dos... ¿le gusta a usted mucho leer el periódico de Phoenix y mirar con placer masoquista ciertas fotografías que salen en sus páginas?  
 
El padre Florent huye como alma en pena y se introduce de nuevo en el Gran Salón de Baile mientras "Escarlata" vuelve a mirar la luna y las estrellas.  
 
- Qué lástima... -vuelve a repetir una vez más.   
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Novela y Guin literario de Cine al mismo tiempo.

Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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