Dos pistolas escarlatas (Novela y Guin literario para Cine) -2-
Publicado en Feb 04, 2013
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Cuando "Escarlata" Jara hace su entrada, abriendo la puerta con un decidido empuje natural y despreocupado, con sus dos manos, en el tumultuoso y ruidoso "saloon" de Tommy un repentino silencio sepulcral se impone de manera instantánea. Todos los allí presentes, tan vocingleros y alborotadores segundos antes de que ella haga su aparición, quedan boquiabiertos y sin poder decir palabra alguna ante su gran belleza de mujer. "Escarlata" se abre paso apartando a los que obstruyen su camino y llega hasta la barra. Tommy es el primero en reaccionar.  

- Escucha, "Escarlata"... no quiero jaleos en mi local. 
- ¿Crees que vengo para armar algún jaleo con todos estos que ya están solamente para tomar jalea real a ver si rejuvenecen un poco?
 
André Martin, que está a su lado izquierdo y escucha lo que ella dice, toma su cerveza de un solo trago, agacha la cabeza y, a trompicones, se aleja hasta la mesa situada en el fondo del "saloon"; lo más lejos que puede de aquella beldad femenina. Antes de que se fije en él, ha decidido sentarse junto a Charles Carrington. 
 
- ¿Qué te sucede, André? ¿Tienes miedo?
- No... no... Charles... no es por eso... pero mira sus dos pistolas...
- ¿"Escarlata"? ¿Esa preciosidad de chavala es la famosa "Escarlata" Jara?
- Exacto, Charles... y no intentes hacer nada contra ella...
 
Charles Carrington se queda observándola detenidamente y con los ojos cada vez más llenos de asombro. 
 
- Sírveme un vaso de whisky, Tommy. 
- ¿Me prometes que será solamente uno y te irás después de beberlo?
- Yo nunca le prometo nada a ningún hombre. Sírveme el whisky y después ya decidiré si me voy, si me quedo o hago otra cosa aún mejor. 
- ¡No quiero jaleos en mi local, "Escarlata"!
- No levantes la voz. Ya veo que no quieres jaleos en tu local... pero resulta que en este local es donde muchos hombres de Arizona han muerto. ¿Cómo explicas eso, Tommy?
- Escucha, preciosa, si tengo que avisar al sheriff Ben Saltz no dudaré ni un sólo segundo.
- No te preocupes por el sheriff Ben Saltz. Ya lo conozco y lo conozco mucho mejor que tú.
- ¿Ya conoces al sheriff Ben Saltz?
- ¿Tú crees que he nacido ayer mismo? Conozco muy bien al sheriff Ben Saltaz. Por cierto... ahora que hablamos de eso... ¿qué sabes tú de sus tres guapos sobrinos?
- Buenos partidos, "Escarlata". Si quieres liarte con alguno de ellos, son las mejores piezas de todo el Oeste. No conozco mejores partidos que ellos desde Nuevo México hasta Alaska.
- No me refiero al dinero que tienen sino a lo que se dedican.
- No quiero problemas de ningún tipo con los Saltz. No te voy a dar ninguna información sobre ese asunto. 
- Y yo pienso que están muy relacionados con la muerte de tantos hombres aquí...
- Escucha, "Escarlata", te lo ruego por favor, tómate todos los whiskys que quieras, pero prométeme que luego te irás y no vas a volver más por mi "saloon". 
- Imposible que vuelva por aquí. Esta noche estoy invitada a una fiesta con los hombres más poderosos y afortunados de toda Arizona. 
- ¿Acabas de llegar y ya estás invitada a una velada con toda la alta clase social de estas tierras? ¿Cómo has conseguido eso?
- Para ser el dueño de un "saloon" del Oeste eres muy pardillo, Tommy.
- ¿Me estás llamando inocente?
- No. No te estoy llamando inocente, porque inocente no eres. Te estoy llamando ignorante.
- ¿Puedo saber a dónde vas a acudir esta noche?
- A la mismísima mansión del sheriff Ben Saltz.
- ¡No puede ser! ¡No puedes haber conseguido esa invitación nada más llegar a Phoenix!
- Vuelvo a repetirte que no levantes la voz y que eres un pardillo que significa que eres un ignorante; porque no sabes lo que debes saber cuando de saber de mujeres se trata.
- Deduzco que quizás tú ya conocías al sheriff Ben Saltz antes de llegar a esta gran ciudad.
 
El viejo Tommy toma una botella de whisky, la destapa con los dientes y llena un vaso que sirve a "Escarlata" Jara; la cual no quiere beberlo en aquel momento ni tampoco desea seguir la conversación con él porque, desde el fondo del "saloon", se escucha la ronca y gangosa voz de Charles Carrington.

- ¡¡Una hembra no puede entrar aquí!! ¡¡Esto es un lugar solamente para machos!! ¡¡Por lo tanto, una hembra tan hermosa todavía menos!!
 
El ruido que arman quienes están jugando con los naipes se corta repentinamente y, ahora, ella toma un pequeño trago de su whisky. Apenas un pequeño trago. 
 
- ¡¡He dicho que una hembra no puede entrar aquí y menos todavía siendo tan hermosa!!
 
Ella se vuelve y mira directamente a Charles Carrington.
 
- ¿Quién ha dictado esa ley? ¿Esa ley ha sido escrita por alguien?
- ¡¡Esa ley está dictada por mi capricho personal y mi capricho personal es que una hembra, y más siendo tan hermosa como tú. no puedes estar aquí!!
- Es mejor que me lo expliques racionalmente tú a mí hasta que pueda yo racionalmente comprenderlo. 
- ¡¡Yo no soy ningún tú!! ¡¡Yo soy Charles Carrington!!
- ¡Vaya sorpresa! ¿Tú eres Charles Carrington? La verdad es que no me importa saber quién eres ni cómo te llamas... pero he escuchado, por ahí, que eres algo así como el brazo derecho del potentado Luis Mayo "El Literato".
- ¡¡Eso es!! ¡¡Soy el brazo derecho del mejor escritor de poesías de todo el Oeste americano!!
- ¿Es por eso por lo que sus amigos lo llaman con ese apelativo tan cariñoso de "El Literato"?
- ¡¡Los más amigos de él lo llamamos solamente "El Líter"!! ¡¡Lo de "El Literato" es para los demás!!
- ¿Y es un gran poeta ese tal "Líter"? ¿Es por eso por lo que le queréis tanto?
- ¡¡Por eso y porque es el más sobresaliente y mentiroso cuentacuentos que he conocido!!
- ¿Este tal Luis Mayo es mejicano tal vez?
- Eso es. ¡¡Un compatriota tuyo!!
- Depende, fantasma, depende.. porque resulta que mis compatriotas no tienen por qué ser todos mejicanos.
- ¿Me has llamado fantasma?
- Te he llamado fantasma.
 
Tommy siente que se va a armar la jarana...
 
- No, por favor, "Escarlata", no quiero jaleos hoy.
 
Ella se da otra vez la media vuelta, hacia la barra y dando la espalda a Charles Carrington, para beber otro pequeño trago de su whisky. Sólo otro pequeño trago.
 
- ¡¡A Charles Carrington nadie se ha atrevido darle la espalda cuando estoy hablando!!
 
Ella no dice nada, mientras Tommy tiembla nervioso.
 
- ¡¡Date la vuelta y desenfunda porque voy a hacer saltar todos tus lindos sesos por los aires de dos balazos!!
 
Ella no mueve ni una sola parte de su escultural cuerpo sino que sonríe ligeramente mientras observa las manos de Charles Carrington a través del espejo que existe en aquella cantina. Por eso descubre que la mano derecha de Charles Carrington ya está desenfundando la pistola así que, con la velocidad de un rayo, se da la media vuelta, desenfunda sus dos pistolas de color escarlata y dispara. El cuerpo del viejo y rechoncho Charles Carrington cae como un pesado fardo al suelo, totalmente muerto, con dos agujeros en la frente y atravesados sus sesos por dos balas ante el susto y la cara de espanto de todos los allí reunidos. Uno de ellos sale rápidamente hacia la calle.
 
- ¡Lo has asesinado, "Escarlata"! ¡Ya has conseguido armar el follón que tanto andabas buscando!
- No, Tommy, explícalo bien aquí en presente o al juez cuando aparezca. Yo no he sido la autora de esta tragedia sino él mismo. Yo no soy de las que roban la autoría de otros como ese tal Juanito Varona "El Dídi", que ya ha desaparecido de este mundo, gracias a mis dos pistolas escarlatas, cuando se quiso llevar el honor y la honra que no le correspondían. Todos fueron testigos de que fue Juanito Varona "El Dídi" quien me provocó llamándome mentirosa y a quien le dejé intentar desenfundar primero cuando no quiso reconocer sus trampas teatrales y eso es lo que ha sucedido, ahora, también con este tal Charles Carrington. El fue, con su deslenguado machismo, quien me buscó a mí cuando yo estaba pacificamente charlando contigo. No le busqué yo a él. Solamente, lo mismo que sucedió antes con Juanito Varona "El Dídi", me he defendido. Que Dios les tenga en su seno si es que se lo merecían, pero lo dudo.
- Si no hubieras entrado aquí ese hombre estaría todavía vivo.
- Si yo no hubiese entrado aquí, ese hombre seguiría insultando a todas las mujeres llamándonos hembras en lugar se señoritas o señoras. Si yo no hubiera entrado aquí, algún día otro hombre más hombre que él, le habría matado.
- ¿Qué quieres decir?
- Te repito que no eres inocente... pero sí muy ignorante... digamos, por ejemplo, que otro pistolero mucho más rapido que este lento de Charles Carrington.  
- ¿A qué hombre te estás refiriendo?
- Quizás te suene el nombre de Joe. 
- ¡Existen muchos Joe en el Oeste!
- Digamos que me refiero a un Joe que también es compatriota mío y que era el autor de las obras cuya autoría le quiso robar Juanito Varona "El Dídi" que en la gloria esté...
- ¿También vas a por él?
- También voy a por él. 
- ¿También vas a por Joe Atienza Arteche y Argoitia, el pistolero más rápido y, a la vez, el más culto de todo el Oeste americano?
- También voy a por Joe Atienza Arteche y Argoitia. 
- ¡Este asunto no me gusta nada!
- Pues este asunto le va a gustar mucho a Pitaluga cuando se entere. 
- ¿Y quién es Pitaluga?
- Un viejo amigo mío del cual no sé nada de lo que fue de él, pero al que le encantaba oír y leer todo lo relacionado con los grandes duelos del Oeste.
- ¿A ese tal Pitaluga le encantaba leer sobre todos los duelos del Oeste?
- Sí. Leía todo lo que se publicaba sobre esta clase de duelos.
- ¿Cómo si fueran novelitas para ocupar el ocio marcialmente sentado ante la fuente de alguno de los puebluchos de por estas tierras?
- Sí. Le gustaba mucho más que mi amiga Estefanía Di Stéfano, una compañera de origen italiano que estudiaba en el mismo colegio que yo. 
- Debía ser un tipo duro ese tal Pitaluga. 
- Sí. ¡Jajaja! Algo así más o menos. 
 
La animada conversación entablada entre la jovencísima "Escarlata" y el viejo Tommy finaliza, de repente, cuando se abre violentamente la puerta del "saloon" y aparece, totalmente enfurecido y fuera de sus casillas, Luis Mayo "El Literato", conocido por sus más íntimos amigos como "El Líter". Entra derribando todas las mesas donde están jugando al póker unos fieros vaqueros que, asustados ante este monstruoso personaje de dos metros de altura, se levantan de sus sillas y se refugían aplastándose contra las paredes del local. 
 
- ¿Quién ha matado a mi más íntimo amigo Charles Carrington?
- Yo. 
 
Luis Mayo queda con la boca abierta al contemplar a aquella belleza femenina, aquel monumento de mujer, antes de poder hablar de nuevo. 
 
- Imposible. Una hembra así no ha podido ser. 
- ¿Tendría que ser yo una mujer fea para poder enfrentarme a tipejos como ese machista de Charles y como tú mismo, "Líter", que me pareces todavía más machista que él? ¿Te acuerdas de Gudillos?
- ¿Quién es Gudillos? ¿Algún maricón de los que defienden la igualdad de las mujeres con los hombres?
- Así que no recuerdas a Gudillos... ¿verdad?...
- No recuerdo a ningún Gudillos. 
- Pues sigue vivo. En una cabaña alumbrada con una lámpara de aceite y rodeado de sus cinco nietos que tocan, cada uno de ellos, el silbato que les regaló cuando nacieron. ¿De verdad no te acuerdas de Gudillos?
- ¡¡Te repito que no sé quién es ese tal Gudillos!!
- Un defensor de los derechos de las mujeres y no un maricón como tú has dicho que es. 
- Pero... ¿quién es ese maldito Gudillos?
- Si vieras la humilde cabaña donde vive gracias a la luz de una lámpara de aceite, siempre con su boina de abuelete sobre la cabeza y el peine que usa para alisarse el pelo ya canoso por lo que tuvo que sufrir por tu culpa y que después lo guarda en su viejo estuche... lo recordarías con total exactitud... tal como si lo vieras aquí presente. ¿No le recuerdas? Le gustaba mucho ir, de joven, a escalar montañas. Todavía conserva su piolet de madera. 
- No lo recuerdo por más que lo intento...
- Quizás porque tu conciencia te impide recordarle o quizás porque prefieres no recordarle aunque sabes muy bien quién es. Gudillos nunca miente y siempre habla con honestidad. Él me contó que un tal "Líter" había abusado de su confianza y le había traicionado llamándole maricón ante los jueces de Durango. ¿Recuerdas donde está Durango o te lo explico para que te ubiques con total exactitud? Asi que... ahora resulta que ese tal "Líter" eres tú. ¡Eres mucho más feo de lo que te imaginaba!
- ¡¡No me llames "Líter"!! ¡¡Tú no eres ninguna de mis íntimas amigas!!
- Por supuesto que no. Ni lo sueñes. Yo no soy de las que practican el oficio más viejo del mundo. ¿Te has enterado ya o te lo vuelvo a repetir para que te enteres? No digas nada por tu bien. Ya lo sé. Ya sé que sólo ligas con mujeres feas o mujeres muy feas...
 
Luis Mayo se queda sin habla...
 
 
 - ¿Tú eres tan buen poeta como dicen?
 
Luis Mayo sigue sin articular palabra alguna...
 
- Entonces, campeón de los sonetos, a ver si eres capaz, en menos de cinco minutos, de componer un soneto libre con estas palabras que te voy a citar. Apunta en tu memoria y a ver si me demuestras que eres tan buen poeta como dicen los que te adoran. Pistola, silencio, traición, peluca, lágrima, cocodrilo, banco, compañero, fuego, calor, palanca, cobardía, ruido y final. ¿Te atreves o no te atreves? ¿Puedes o eres un impotente?
- Es imposible. En menos de cinco minutos es imposible.
- ¿Imposible? Eso sólo lo dicen los inútiles. Mira que fácil es: Sonó la pistola antes... / silencio para el asistente, / la traición estaba presente / con peluca y los desplantes. / Una lágrima errante / de cocodrilo silente / quedó en el banco ausente / del compañero vacante. / Aquel fuego insistente / era como calor hiriente, / como palanca de gigante. / Y la cobardía latente / era el ruido más potente / de aquel final lacerante. ¿Recuerdas ya, bien del todo, a Salvador Gudillos de Lamadrid?
 
Silencio absoluto.
 
- Veo que no te interesa recordar la traición que hiciste contra Gudillos y sus compañeros del Banco de Durango, pidiendo al administrador que les rebajasen los sueldos cuando tú te fuiste de allí pero no cuando tú estabas allí. ¿Verdadero o falso?. ¡Dejaste en la ruina a más de uno, a más de dos y a más de tres, mientras te apalancaban tus parientes para subir a las altas esferas políticas de Phoenix! ¿O no es cierto que entre tu tío el Juez de Durango y tu otro tío el jesuíta nunca tuviste problema alguno de quedarte en la miseria como se quedaron ellos?
 
Luis Mayo desvía, hipócritamente, la conversación. 
 
- No estoy dispuesto a que se me insulte de esta manera y menos aún que lo haga una hembra por muy bella que sea. Aunque sea una que ni siquiera puedo soñar tener entre mis brazos.
- Entonces imagina que soy un hombre. Piensa que, esta vez, no estás viendo a "Escarlata" Jara sino a Billy "El Niño"... y así no tendrás ningún problema de conciencia religiosa, ni tendrás que hacer ejercicios espirituales dirigidos por tu tío el jesuíta. Eres muy religioso, Luis... ¿no es verdad que crees que existen los milagros? En ese sentido yo también creo en los milagros aunque no tenga ninguna tía metida a monja para hacerme seguir el buen camino. Adíos, "Literato". Espero que no te cruces nunca más en mi camino y que sigas bebiendo para olvidar a Salvador Gudillos de Lamadrid y sus compañeros mendicantes...
- ¡¡Nadie me habla a mí con tanta ironía!! ¡¡No lo soporto!! ¡¡No se lo consiento ni a mi padre!!
- Entonces date la media vuelta y vete por donde has venido.
 
Luis Mayo "El Literato", "Liter" para sus amigos íntimos que le adoran religiosamente, da media vuelta para usar el truco que siempre le ha dado excelentes resultados. Creyendo que ella ya está otra vez relajada tomando whisky en la barra del bar y en actitud descuidada, se vuelve repentinamente... pero sólo puede desenfundar su pistola, sin poder disparar ni una sola bala, porque las dos que han salido de las pistolas escarlatas le han traspasado el corazón.
 
- ¡"Escarlata"... por favor... vete ya de aquí!
- Te prometí que sólo tomaría un whisky antes de decidir si me iba o no me iba de este local y, como ya he cumplido con mi promesa y no tengo otra misión que cumplir dentro de tu "saloon", te informo y le informo a quienes quieran escucharme, de entre todos los aquí presentes, que me voy para acudir, con tiempo suficiente de vestirme de dama, a la fiesta a la que he sido invitada. Esta noche la pasaré con la flor y nata de toda Arizona y tengo prisa en acudir al evento social más importante de Phoenix. ¿Alguien más quiere impedirlo?
 
Silencio absoluto.
 
- Veo que no. Pero antes de irme quiero saber, viejo Tommy, una cosa que me inquieta muchísimo.
- ¿Qué quieres saber ahora?
- ¿Dónde vive Joe Atienza Arteche y Argoitia?
- ¿De verdad vas a por "Triple A"?
- De verdad voy a por él.
- Si te lo digo... ¿no volverás nunca más por mi "saloon"?
- Te doy mi palabra de mujer bellísima de que no volveré nunca más por tu local si me das esa información. 
- Está bien. Te creo. Una mujer tan hermosa nunca puede mentir. "Triple A" reside en "Orerania".
- ¿Dónde está eso?
- Si tienes amistad con el sheriff Ben Saltz, él te dirá cómo encontrarle. El sheriff te explicará, con total exactitud, el lugar donde reside "Triple A" cuando permanece dentro de su rancho.
- ¿Por qué tiene que ser el sheriff Ben Saltz y no otra persona cualquiera?
- Porque está deseando que muera.
- ¡Vaya, vaya, vaya con el sheriff!
- ¿No vas a por "Triple A"?
- Sí. Voy a por "Triple A".
- De todos los aquí presentes nadie sabemos, con total exactitud, dónde se encuentra "Orerania"... pero Ben Saltz es el que te puede ayudar.
- Conforme. ¿Cuánto te debo por el whisky?
- Si me prometes que nunca más volverás por aquí, y teniendo en cuenta que ni tan siquiera lo has probado, te invito yo.
- Acepto la invitación. Y procura que no haya tantos muertos en tu "saloon", viejo Tommy. ¿Cómo te llamas en realidad, amigo? Resulta que aunque te conozco desde hace años todavía no sé cómo te llamas en realidad.
- ¿Para qué quieres saberlo?
- Solamente para saber qué verdad le vas a contar al juez. La verdad cierta o la mentira. Depende de ti si tengo que volver o no volver para ajustar cuentas contigo. Me parece que he sido suficientemente honesta, suficientemente clara y suficientemente noble.
- Mi nombre completo es Tomás García Tapìas Gómez Acebo.  
- ¿Otro compatriota que le gustaría conquistarme?
- Sí. Pero viendo cómo usas las pistolas he decidido que no. Si me prometes no decírselo a nadie tengo una confidencia para ti.
- Cuenta. Te lo agradeceré siempre si es una buena noticia.
- Te va a interesar saberlo.
- Entonces no lo dudes. Nadie sabrá que me lo has dicho tú.
- Existe un hombre que va diciendo por ahí que te desea conquistar por lo buena que estás y por la gran cantidad de dinero que posees. Es un cerdo machista que no tiene compasión con las latinas a las cuales desprecia a pesar de que también él es mejicano.   
- ¿Quién es?
- Lo descubrirás fácilmene si te interesa cazarle. Es pelirrojo y se llama Mariano Felguera Berzosa. Todos le conocemos como "El Berzas"
- Gracias por la información pero no me interesan para nada los imbéciles. Bastante tendrá ese tal "Berzas" con ser un gilipollas completo. No merece la pena ni gastar un perdigón de escopeta de ferias en el trasero de esa clase de maricas.
- Me caes muy bien, "Escarlata". Te admiro más como mujer que como pistolera y eso que como pistolera muchos son los que dicen que eres la número uno de todo el Oeste por delante de cualquier hombre excepto ese "Triple A" a quien tanto quieres encontrar. Podemos ser buenos amigos tú y yo.
- Ni hablar, viego García Tapias, ni hablar. No te defraudes ni te enfades conmigo si te cuento que prefiero tener amigos ricos y millonarios y no amigos que desean ser ricos y millonarios a mi costa. ¿Has entendido mi sinceridad y que te lo digo sin maldad alguna?
- ¡No! ¡Por favor! ¡No me confundas, "Escarlata"! 
- No me confundas tú a mí, Tommy.  
- ¡Estoy casado, tengo una bella familia y amo a mi esposa y a toda mi familia! No me ha ofendido tu sinceridad sino que la valoro mucho. No eres como esas otras que buscan en el Oeste lo que tú y yo sabemos. 
- Por eso mis pistolas escarlatas saben hablar muy bien...
- No lo olvidaré jamás.
- Entonces olvídame definitivamente y.. . de paso... ¿no será ese pelirrojo que sigue aplastado contra la pared, asustado como una muñequita de porcelana, el tal "Berzas" que insulta a las mujeres latinas?
- Sí, "Escarlata". Ese es el que se pasa todo el rato hablando pestes contra vosotras.
- Entonces voy a ver si me tiene algo que decir en la cara.
 
"Escarlata" Jara se dirige a todos los allí presentes.
 
- ¿Alguno de vosotros es ese valiente pelirrojo que tanto dice que conquista a las mujeres latinas mientras va proclamando por ahí que sólo somos mujeres de burdel? Yo soy latina y me gustaría conocerle para hacerme amiga de un macho tan interesante. 
 
El pelirrojo Mariano sabe que ha sido descubierto y se acerca tembloroso mientras de su trasero se escapan varios gases.
 
- Yo... yo soy... Mariano...
- ¿Tú eres Mariano Felguera Berzosa, el gran conquistador de todas las mejicanas y resto de latinas que andamos por aquí como mujeres perdidas esperando que venga alguien tan inteligente como tú para sacarnos del arroyo en que estamos viviendo?
- Yo... esto... no... sí... bueno no...
- ¿Sí o no? Es que como estoy tan perdida necesito una alma samaritana que me devuelva a los buenos caminos. ¿Quieres ser tú mi conquistador, bizarro machote? Si es por dinero no te preocupes. Yo pago por los favores recibidos.  
-  Esto... yo... 
- ¿Pero es que no sabes decir otra cosa sino yo? Ya sé que tú eres tú... ¿sabes tú quién soy yo?.
- ¡No! ¡¡No quiero morir!! 
- ¿Puedes recitarme, como si estuvieses cantando una ranchera a la verja de mi ventana, tu nombre y tus cuatro apellidos para nunca jamás olvidarte porque me acabas de romper el corazón con tu llanto? 
 
"El Berzas" se pone de rodillas ante "Escarlata" Jara implorando piedad.
 
- ¡Por favor! ¡¡Por favor!! ¡¡¡Por favor!!!
- Pero si la que te estoy pidiendo que me hagas un favor soy yo a ti... 
- ¡¡¡Juro que nunca más diré gilipolleces en mi vida!!!
- Está bien. Dudo que dejes de ser gilipollas durante toda la vida. Pero levántate ya del suelo y no llores como mujer lo que no sabes defender como hombre. ¿Cuál es tu nombre y cuáles son tus cuatro primeros apellidos?
- Si te los digo... ¿no me matarás?
- Levántate ya, pelirrojo, que tienes un pelo de color zanahoria que a lo mejor es por eso por lo que le gustas tanto a los conejos, so marica.
- ¡¡Te imploro que no dispares!! Me llamo Mariano María Felguera Berzosa Redondo de la Cuadra.
- Ya veo que lo de la cuadra te cuadra a la perfección. ¿Cuántas veces rebuznas cada día mientras ofendes el honor de tus compatriotas latinoamericanas?
- ¡¡¡Por la Virgen de Guadalupe, no me mates!!!
- ¿Te llaman "El Berzas" por que eres un verdadero berzotas o porque eres tan cerdo que te alimentas solamente de verdura?
- Porque soy un verdadero berzotas.
- Pues cerdo también pareces...
- Sí. También soy bastante cerdo.
- ¿Cerdo cuando hablas con las mujeres para hacerte más interesante ante ellas?
- Pues si... ¡¡¡pero no me mates!!!
- Está bien. ¡Me da asco y me aburre hablar con tipos como tú! ¡Levántate ya conquistador, que pareces el cuadro de Cristóbal Colón arrodillado cuando descubrió las tierras americanas!  
 - ¿De verdad que me puedo levantar?
- Si. Puedes levantarte y haz el favor de limpiarte el trasero cuando llegues a tu casa porque huele... la verdad que huele bastante... ¿Te has cacado de verdad?
 
Ante la risión de todos los fieros cowboys allí reunidos, "El Berzas" sale disparado hacia la puerta, tropieza con el pie de uno de los que están tomando whisky en la barra, se da un verdadero tortazo contra el suelo y, levántándose de nuevo, con las narices rotas, se marcha sin tan siquiera volver la vista por si acaso a "Escarlata" le entran ganas de disparar.
 
- No ha sido por falta de ganas, Tommy, pero se merecía un buen par de balas en ambas partes de sus nalgas... para ver si, al no poderse sentar durante un mes, se le acaba eso de ser tan gilipollas.
- "Escarlata"... según un adagio de mi pobre abuela, que en el cielo esté, quien nace gilipollas muere gilipollas y medio.
 
A la bellísima, sexy y juvenil "Escarlata" se le ilumina el rostro con una agradable sonrisa y se decide ya salir para siempre de aquel "saloon". Se adentra en el silencio de la calle cuando son las ocho. Por delante de ella pasa, a todo galope, André Martin quien, montado sobre su corcel de color blanco, se pierde en la negrura del anochecer.
 
 

 
 
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Palabras Clave: Literatura Novela Relatos Narrativa Guin Cine.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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