Cuadernos Nuevos: Las
Publicado en Jan 31, 2013
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Al amanecer, el sol reflejaba mágicos destellos blanquiazules en los cristales de la avioneta. Divisábamos ya la ciudad de Dakar, pero nuestro destino no era la capital sino la pequeña isla senegalesa de Gorée que otros conocen como Gorea. A Felipe se le abrieron los ojos, puesto que fue durmiendo desde el inicio del viaje. Habíamos salido de la ciudad de Barcelona y ahora ya no podíamos hacer otra cosa sino esperar a que el aterrizaje fuese perfecto.
 
- ¿Eso es Gorée, Diesel?
- Si tenemos en cuenta de que nos encontramos entre los paralelos 14 grados y 16 grados eso es Gorée.
 
Estábamos, efectivamente, volando en círculos sobre la isla legendaria de Gorée; realmente diminuta y rodeada de aguas de color turquesa y abruptos acantilados. El problema era no tropezar con alguno de éstos. 
 
Yo hice un cálculo mental y se lo expliqué al nervioso Felipe, que se encontraba, a pesar de lo grandullón que es, completambente pálido y comiéndose las uñas hasta la cutícula.
 
- Felipe, si tenemos en cuenta que una hectárea es igual a diez mil metros cuadrados, sólo necesitas multiplicar por dieciseis para saber la totalidad de su territorio.
- Lo cual -respondió Felipe ya pasada la imprera impresión- equivale a ciento sesenta mil metros cuadrados. En medidas de la Castilla medieval estamos hablando de algo más de 24 fanegas.
- Si lo traducimos a áreas equivale a 15.503'24 -pontificó Bárcenas.
- Lo cual -volvió a replicar Felipe- viene a ser 15,503 hectáreas.
- Luego son algo más de 24 fanegas.
- ¡Lo que yo decía! ¡Lo que yo decía! -contestó, iracundo, mi buen amigo Felipe.
- Dejaos ya de hectáreas, áreas y fanegas y a ver si nos calmamos un poco los tres -corté la discusión. 
 
¿Qué buscábamos Felipe y yo en la hermosa isla senegalesa de Gorée? Abrí mi computadora portátil y me dirigí a ambos a la vez.
 
- Aquí dice que se trata de la Isla de Gorea y que tiene una superficie de diecisiete hectáreas. Estamos a tres kilómetros de Dakar. ¿Sabéis qué significa Dakar?
- No tengo ni la menor idea, y eso que yo soy un expertísimo conocedor de los idiomas africanos -masculló Bárcenas.
- Gantatizado Cómodo Precio.
 
La broma no le hizo ni la menor gracia a Bárcenas, pero Felipe se partió de risa.
 
Con esto evité, a pesar del enfado de Bárdenas y de las carcajadas que soltó mi buen amigo Felipe, que volviesen a enzarzarse en cuestiones de las dichosas hectáreas, las dichosas áreas y, sobre todo,  las dichosas fanegas de la Castilla medieval. 
 
- ¿Se puede saber a qué hemos venido hasta Gorée? -me preguntó Felipe una vez pasado su ataque de risa.  
- En francés se pronuncia "gogué". A ver si estudiamos un poco más, Felipe...
- ¿De qué te las das tú, Bárcenas, si me han dicho que sólo eres un chorizo?
- No te pongas nervioso, Felipe, y deja de discutir con el piloto o nos estrellamos contra uno de estos abruptos acantilados.
- Es que, como dijo Platón, hay que tener el valor de decir la verdad, sobre todo cuando se habla de la verdad... y me parece que este tal Bárcenas se cree que la verdad sólo la tiene él. ¡Toma del frasco Carrasco y chúpate esa María Teresa!.
- Como buen catalán que soy...
- Pues yo como buen extremeño que soy y, además, madrileño de crianza, te digo que no todos los catalanes sois verdaderos porque hay algunos como tú que...
- Dejad ya de discutir o nos estrellamos sin remedio alguno -y tuve que taparme la boca para no soltar, yo ahora, la carcajada.
- Os informo a los dos -nos dijo, con aires de superioridad, Bárcenas- que nos encontramos en la región de Cabo Verde, a 3 kilómetros de la capital Dakar, en los 14 grados y 2 minutos de latitud norte y los 17 grados y 24 minutos de longitud oeste y la extensión total de la isla es de 27 hectáreas.
- ¡No le soporto, Diesel! ¡Cuando se pone así de pedante, no le soporto!
- Y para que sepas tú, Felipe el de la gripe, la latitud norte es la distancia angular al ecuador desde un punto situado en el hemisferio Norte y esta distancia se considera positiva y varía de 0 grados a 90 grados; mientras que la longitud es la distancia angular en grados, minutos y segundos, desde un punto de la Tierra al meridiano central, también conocido como meridiano Greenwich, que cuando es oeste se llama longitud positiva.
- Yo seré Felipe el de la gripe pero tú eres El Tonto del Bote. ¡Más tonto no puedes ser porque no has nacido antes aunque pareces un antediluviano!
 
Al final, en medio de estas discusiones bizantinas, tuvimos que hacer un aterrizaje forzoso en la explanada situada en el sector de la Batería Norte, en el extremo septentrional de la isla.
 
- ¡Esto es lo que pasa cuando te las das de tan listo, Bárcenas!
- ¡Esto es lo que pasa cuando no tienes la boca cerrada, Felipe!
- Ya está bien de discusión. Felipe y yo nos bajamos aquí y que sea lo que Dios quiera...
 
Fue nada más poner los pies en la tierra cuando, de repente, surgiendo de algún lugar desconocido, una banda de forajidos nos salió al encuentro.
 
- ¡Yo me largo de aquí en menos que canta un gallo! -se atemorizó el antes bravucón Bárcenas- ¿Cuándo vengo a recogeros si vivís lo suficiente?
- Exactamente dentro de una semana -le dije a Bárcenas quien, poniendo en marcha otra vez a la avioneta, se perdió entre las nubes; justo al mismo tiempo en que el jefe de los forajidos nos miraba, a Felipe y a mí, de arriba hacia abajo,
 
- ¿A qué habéis venido aquí? -gruñó el fiero jefe de los forajidos.
 
Tuve que constestar yo porque Felipe, tan grandullón él, temblaba de miedo.
 
- Yo no sé a lo que ha venido mi compañero ni qué intenciones tiene, pero yo he venido a conocer a las "signores".
- ¿Y cuáles son tus intenciones al querer conocerlas? -volvió a gruñir el feroz jefe de los forajidos mientras escupía un poco de tabaco que mascaba, continuamente, con sus dientes completamente amarillentos.
 
- Saber si es verdad que permanecen vivas o las habéis matado a todas.
 
Felipe se santiguaba de puro pavor que le entró; pero el feroz jefe de los forajidos se quedó sorprendido de mi valentía y no se dio por aludido.
 
- ¿Y qué vas a hacer si existe alguna viva?
- Por supuesto que solamente entrevistarla.
 
Saqué mi carnet de periodista profesional y se lo puse delante de sus miopes ojos; hasta que el feroz jefe de los forajidos se dio cuenta de que yo hablaba en serio y había conseguido asustarle.
 
- ¡Está bien! ¡Seguid todo el camino recto hasta que lleguéis a una ciudadela formada por un laberinto de estrechas callejuelas de arena y, una vez llegados hasta allí, os será muy fácil encontraros con las señoriales mansiones, coloridas y pintadas en tono pastel, ocultas tras los exuberantes jardines tropicales y las altas murallas de buganvillas. Allí os encontraréis con las damas que buscáis.
- ¡Vale, Salomón! ¡No hace falta que nos des tantas explicaciones!
 
El feroz jefe de los forajidos hizo un guiño a todos los demás y desaparecieron tal como habían llegado. Por arte de magia.
 
- ¿Cómo supiste que se llama Salomón, Diesel?
- En realidad no sé si se llama Salomón o Solomon; pero era muy fácil adivinarlo.
- ¿Cómo lo adivinate?
- Porque Salomón o Solomon es un nombre que abunda mucho en África Negra y se les conoce por dicho apelativo a quienes se hacen jefes llaménse como se llamen. 
- ¡Jajajajaja!- rompió a reír mi buen amigo Felipe- ¿Han sido de verdad unos forajidos o ha sido una alucinación nuestra, Diesel?
- Sea una cosa o sea la otra, el asunto es que ya estamos en el buen camino, que falta nos hace, Felipe. 
 
Ya a salvo de los feroces forajidos asaltantes de caminos, que Felipe creía que habían sido fantasmas salidos de la nada, conseguimos llegar, sin mayores contratiempos que unas pequeñas picaduras de mosquitos en los brazos, al laberinto, pasamos tranquilos por la rue de Boucaniers, por la rue de Batteries, por la rue Louis XIV, por la rue de la Compagnie y, por fin, llegamos a la rue de Saint Germain, donde encontramos a una guapisima "signare" que estaba cosiendo una tela, sentada en una cómoda silla de madera de ébano con cojinete incluído, en la puerta de "La Casa de los Esclavos". Vestía una túnica a cuadros negros y grises, con una banda de tela que le cruzaba, por delante y por detrás, desde el hombro izquierdo y, en su mano derecha, sostenía una especie de espantamoscas hecha con mimbres de anea. La banda de tela, que le cruzaba el pecho y la espalda desde el hombro izquierdo, estaba compuesta de dos tiras blancas y una central de color azul.
 
- ¡Buenos días, señorita! -comencé a hablar yo, puesto que Felipe se había quedado mudo de la sorpresa.
- ¿Cómo sabes tú que yo soy una señorita?
- Porque veo que el turbante que lleva en la cabeza y ese colgante de joyas que lleva en el cuello es señal de que está buscando novio.
- ¡No metas la pata, Diesel, y vámonos de aquí antes de que el asunto se ponga feo!
- Calle Felipe y aguarda un poco... ¡caramba!
- ¿Qué es lo que le asusta tanto a su amigo? -me dijo, algo furiosa, la "signore".
- Perdone señorita... pero Felipe todavía está muy verde...
- ¡Pues yo le veo más bien blanco!
- Es que ha pasado mucho miedo durante el viaje.
- ¡Vámonos de aquí, Diesel, antes de que aparezca su maromo!
- Cállate, por favor, y a ver si aprendes un poco...
- ¿Qué es lo que tiene que aprender tu amigo de ti?
- No tiene ninguna importancia; por lo menos de momento. ¿Estudias o trabajas, monada?
- ¡Lo primero que tienes que preguntarme, si es que tienes educación, es cómo me llamo y tratarme de usted!
 
Conseguí mantener la calma pero sin perder la sonrisa...
 
- ¿Cómo se llama usted, monada? 
- ¿Eso de monada es un piropo de bien educado o una indirecta de mal educado?
- Por supuesto que es un piropo muy español.
- ¿Qué quiere decir español?
- Que somos de España.
- ¿Y se puede saber en qué parte del Senegal está España?
- Ya veo que no estudia.
- Ni estudio ni trabajo.
- Entonces... ¿cómo se llama usted, ricura?
 
Felipe volvía a morderse las uñas hasta las cutículas.
 
- ¿Qué le sucede a tu amigo? ¿No es ya lo suficientemente mayorcito como para morderse las uñas de esa manera?
- Perdónele usted. Son los nervios de primerizo.
- ¿Es la primera vez que viene a África?
- ¡Vámonos de aquí ya de una vez por todas, Diesel!
- Veo que es la primera vez que su amigo Felipe viene al África. ¿Se cree que aquí nos comemos a todos los turistas?
- No. Pero ha visto muchas películas de salvajes.
 
La "signare" estalló en una sonora risotada mientras Felipe dejó, instantáneamente, de morderse las uñas.
 
- ¡¡Jajajajajaj!! Mi nombre es Anne Pepin, hija de Anne Pepin, nieta de Anne Pepin, bisnieta de Anne Pepin y tataranieta de Anne Pepin.
- ¿No es demasiado Pepin para ser cierto, señorita?
- Pues es cierto. Lo que sucede es que en nuestra tribu somos una sociedad matriarcal desde tiempos inmemoriales.
 
Me atreví a volver a tutearla una vez roto ya el hielo de la desconfianza mutua.
 
- Entonces... ¿ni estudias ni trabajas?
- No. Ninguna de ambas cosas. Sólo estoy buscando novio.
- Esto... ejem... ejem... ejem... -exclamó Felipe.
- No interrumpas ahora, Felipe.
- ¿Hablamos de posibles novios? -nos dejó cortados la "signore" a los dos; pero pude reaccionar a tiempo y desviar la conversación... por lo menos de momento...
 
- ¿Cuándo se inició la historia de Gorée?
 
A ella no le quedó otra alternativa que seguirme la onda.
 
- Nuestra época dorada fue mucho antes de 1848.
- ¿Me estás hablando de la época de la esclavitud?
- Sí. Cuando esta señorial mansión de color rosado era un enorme bullicio con la vida que le daban los comerciantes de esclavos y sus familias. En la planta superior habitaban los señores, rodeados de todos los lujos de aquella época; abajo los esclavos se hacinaban en húmedas y estrechas mazmorras, algunos encadenados de pies y manos, a la espera de su fatal destino... pero las más hermosas "signares" de Gorée llegaron a ser muy ricas, independientes y eran propietarias de las mejores mansiones.
- ¿Y a qué se dedicaban las dichas "signares"?
- ¡Déjalo ya, Diesel, no vaya a ser que la molestemos demasiado!
- Te repito que calles y aprendas un poco Felipe. ¿Te están molestando mis preguntas Anne Pepin, hija de Anne Pepin, nieta de Anne Pepin, bisnieta de Anne Pepin y tataranieta de Anne Pepin?
 
Esto hizo que ella volviera a soltar otra carcajada mientras yo lograba seguir "tirándole de la lengua".
 
- ¡¡Jajajajaja!! El comercio estaba en sus manos y participaban activamente en el tráfico de esclavos y...
- ¡Para! ¡Para un momento y vayamos por partes, ricura, vayamos por partes y no te lances tanto porque carrera de caballos es parada de burros! Más despacio, por favor, para que mi memoria pueda recordarlo todo. ¿Cuándo comenzó el tráfico de esclavos en esta zona?
- En 1444 exactamente.
- Si no estudias... ¿cómo sabes tan exactamente la fecha?
- Porque, de generación en generación, todas las "signares" sabemos que ese año llegó hasta aquí el portugués Dinis Dias. ¿Sabes tú, que pareces el más inteligente e interesante de los dos, quién fue Dinis Dias?
 
Por un momento quedé indeciso. ¿Le contaba a a quella preciosa criatura lo que yo sabía de Dinis Dias o me hacía el tonto para que no se fijara tanto en mi persona? Decidí contarle solamente un poco para no pasarme ni quedarme corto. Lo mejor era quedar en un término medio y así poder sacar más información. 
 
- Según he aprendido de mis estudios, Dinis Dias fue una navegante portugués del siglo XV, conocido por haber sido el primer occidental famoso que alcanzó el cabo Verde, el ñunto más occidental de África. Creo que con esto ya es suficiente.
- ¡Yo seré la que diga lo que es suficiente o insuficiente! ¿Sabes algo más de Dinis Dias?
 
Me di cuenta de que si quería sacarla alguna otra información interesante tenía que contarle algo más sobre aquel portugués al cual parecía tenerle idealizado más de lo necesario. Me di cuenta de que para aquella beldad senegalesa, Dinis Dias era algo así como su dios o, por lo menos, un mito al que reverenciar.
 
- ¿Sabes algo más o no sabes nada más de Dinis Dias?
- Sé algo más pero no sé sin debo contártelo.
- Debes contarme todo lo que sepas de él si quieres que sigamos siendo amigos.
 
Miré el rostro de Felipe, el cual volvía a poner más blanco de lo normal.
 
- Está bien. Tú lo has querido, aunque te vas a decepcionar bastante. En 1445, un Dias que comenzaba a hacerse viejo decidiö comenzar a explorar el mundo, porque "no quería envejecer en un estado de bienestar y reposo". Dias entonces dejó Portugal y navegó hacia las costas de África occidental, consiguiendo un récord al llegar a un punto de la cosa alejado unos 800 kilómetros al sur de cabo Blanco. ¿Sigo o ya es suficiente?
- ¿Me estás diciendo que era un viejo casi decrépito en lugar de un joven bien robusto?
- Pues sí. Aquel tal Dinis Dias, cuando llegó aquí, era ya un viejo casi decrépito. ¡Te dije que te ibas a desilusionar!
- Pero era un héroe...
- Bueno... eso sí... era un héroe gracias a sus compañeros...
- ¿Es que no fue el sólo el que vino hasta estos lugares?
- Por supuesto que no. Dinis Dias no hacía los esfuerzos sino que eran sus empelados lo que los hacían.
- Me estoy decepcionando bastante pero... ¿sabes algo más?.
- Es mejor que dejes ya de idealizarle. Si no fuese por sus compañeros no hubiese llegado aquí jamás de los jamases.
- Pues quiero saber más o te marchas de mi vista...
- ¡Vámonos, Diesel, la has molestado de verdad! ¡Vámonos ahora que estamos a tiempo!
- Ella quiere saber y no seré yo quien le deje en la ignorancia.
- ¿Yo soy una ignorante?
- No te preocupes. Le sucede a muchas.
- No se si levantarme y darte un par de bofetadas o seguirte escuchando.
 
Debido a que la ví dispuesta a abofetearme decidí que lo mejor era seguir contando.
 
- No. Es mejor que sigas sentada. Te cuento  más. Este punto, el más occidental del continente africano, fue bautizado por él como  cabo Verde,  una referencia a la frondosa vegetación que encontró en el área de Guinea. Debes saber que Dias no descubrió el archipiélago de Cabo Verde  sino la península conocida con el mismo nombre.
- ¿Y qué diferencia existe?
- La diferencia de que estás completamente equivocada porque resulta que  el éxito de esta expedición se debió probablemente al hecho de que Dias se concentró en la exploración, más que en la toma de esclavos, algo que centraba la atención de la mayoría de los exploradores portugueses de la época. Mientras que algunas expediciones volvían a Portugal con docenas de esclavos, Dias tomó sólo cuatro cautivos.
- ¡Qué decepción y qué disgusto me acabas de dar! ¿Eso quiere decir que no fue un héroe lcuhador y que sólo vino a ver los paisajes en vez de dedicarse a la caza de esclavos como haría un verdadero hombre de coraje?
- Ya te dije que no era bueno que supieses tanto. Pero, la realidad verdadera, para no destruir demasiado su mito, es que más tarde, aquel mismo año, Dias navegó con el explorador Lançarote, en una larga expedición a la isla de Arguin, frente a la costa oeste de Mauritania, con propósitos esclavistas.
- ¿Eso quiere decir que el que era en realidad un héroe era Lançarote y no Dinis Dias? 
- Efectivamente.
- ¡Menuda estás armando, Diesel!
- Que no te pongas otra vez nervioso Felipe... que la tenemos muy interesadan en el tema...
 
Ella volvió a preguntarme.
 
- ¿Puedo saber quién fue ese valeroso Laçarote?
- ¿Cuál de ellos?
- ¿Es que hubo dos?
- Sí. Pero uno era verdadero y el otro sólo una ficción.
- ¡¡Esto harta de ficciones!!
- ¡La acabas de armar del todo, Diesel! ¿Ahora cómo salimos de ésta?
- Calma Felipe.
- ¡Tu amigo Felipe me está poniendo nerviosa! ¡Cuéntame la historia del verdadero! 
- Pues verás, preciosa chiquilla... Lançarote de Freitas, más conocido como Lançarote de Lagos o Lançarote da Ilha, y que no era Lanzarote de Camelot, fue un explorador portugués de siglo XV y el negrero de Lagos. Él era el líder de los esclavistas portugueses que hacían incursiones sobre la costa de África occidental entre 1444 y 1446. Pero ahora te toca a ti seguir contándome porque para eso yo soy el que entrevista.
- Está bien. Ya que estoy tan decepcionada no me queda otro remedio. ¿Qué quieres saber?
- ¿Quién fue el que vendía los esclavos negros a los portugueses?
- Cuando todo esto estaba prácticamente deshabitado los nativos lo llamaban Bézeguiche si no me equivoco.
- ¿Y qué significa Bézeguiche?
- Pues no lo sé exactamente pero me parece que era uno de los más famosos jefes de todo el Seneglal cuando llegaron los europeos.
 
Yo aroveché para darle más ánimos y levantarle la moral a la "signare".
- ¿Es cierto eso?
- ¡Si sabes tanto por qué me preguntas tanto!
- Es que no sé tanto...
- ¡Vámonos ya de aquí, por Dios, Diesel, que se está mosqueando con nosotros!.
- ¿Qué quiere decir mosquearse?
- No te preocupes por eso, Anne Pepin. Lo que sucede es que a mi amigo Felipe le han picado mucho las moscas que hay por aquí. Por eso dice lo que mosquearse. ¿Entiendes?
- Lo entiendo.
- ¡Que nos vayamos de aquí, Diesel!
- ¿Así que tú eres el famoso aventurero conocido como Diesel?
- ¡Haz el favor de callarte, Felipe! ¡Qué importa saber quién soy ni de donde vengo ni a donde voy!.
- ¿Eres o no eres?
- De momento eso no tiene ninguna impertancia; así que sigamos con Bézeguiche... ¿qué más sabes de el?
 
Ella volvió a tranquilizarse y conseguí que soltara una buena párrafada.
 
- Pues que, bajo la bandera portuguesa, en 1536, se construyó la primera "Casa de esclavos" aquí, en Gorée, por un acuerdo firmado entre Bézeguiche y los portugueses. Es imposible saber la cantidad... pero se habla por esta isla de que hubo hasta veinte millones de hombres, mujeres y niños secuestrados de las aldeas por los musulmanes dirigidos por el tal Bézeguiche, humillados y vendidos a tratantes que se establecieron en esta isla. Aquí eran aprisionados en calabozos, eran encadenados como animales y colocados espalda contra espalda, como sardinas en latas, para esperar a ser vendidos, antes de que decayeran físicamente. Fueron separados de sus familias y los enviaban hacia los Estados Unidos de América, el Caribe y Brasil. Al menos desde entonces, y hasta 1848 en que Francia abolió la esclavitud, en esta isla se estableció una base de comercio de esclavos, en esta misma Casa a cuya puerta me ves sentada y que fue construida por los holandeses en 1776.
- ¡Arrea castañas! O sea, que los paìses europeos que se consideraban los más cultos de todos, estaban metidos en el ajo arriero. ¿Qué decía entonces el famoso humanista y humano Erasmo de Rotterdam, tanto que fardaba en contra de España? Y vosotras, las "signares", ¿qué hacíais además de holgazanear y folgar con todos ellos?
- ¡Cuidado, Diesel, que no salimos vivos! ¡Vámonos antes de que se enfade del todo!
- Nadie debe enfadarse por decir la verdad... ¿no es cierto, Anne Pepin? 
- No sé si enfadarme o no enfadarme.
- Pues mientras lo decides y lo piensas... sigue contándome más cosas inrteresantes.
 
Y ya pillada de improviso lo soltó todo...
 
- Además de holgazanear y folgar con todos los europeos, íbamos y seguimos yendo con vestidos de lujo gracias a los holandeses; dedicando gran parte de nuestro tiempo al aseo y algunas, como yo, fumamos en pipa, usamos abanicos de tela, nos bañamos en perfumes, con sales de baño, aceites y jabones franceses. Antes, nuestras antepasadas, caminaban por toda la isla  con una verdadera corte de esclavos cristianos de cabello trenzado que nos llevaban la sombrilla y cuidaban de nuestras joyas.
- ¿Y te parece bonito eso, Anne Pepin, hija de Anne Pepin, nieta de Anne Pepin, bisnieta de Anne Pepin y tataranieta de Anne Pepin?. Supongo que hasta alguna hasta alcanzó la fama.
- Pues sí. Además de Anne Pepin... por ejemplo, Cathy Louette, esposa del capitán francés Aussenec, que poseía en 1767 hasta 25 esclavos machos y 43 esclavos domésticos para su servicio personal.
- Por lo de folgar con ellos... ¿no es cierto?
- ¡¡Diesel!! ¡¡Va a terminar por enfadarse de verdad!!
 
Pero Anne Pepin no se enfadó conmigo sino que se mostró orgullosa y, perdida en su desmedido orgullo, siguió contando...
 
- O Victoria Albir, que se hizo construír, en 1776, una de las casas más originales de la isla en la actual rue Saint Germain, cuya fachada imita la proa de un barco negrero. Pero la más interesante de todas fue mi tatarabuela Anne Pepin, quien cautivó al famoso Chevalier du Bouffers, gobernador en Senegal desde 1785 a 1787. Y no te creas que era un inculto.
- No sería un inculto pero bruto, lo que se dice bruto, debería ser un mogollón.
- No sé lo que es un mogollón pero... ¡nada de bruto!... porque has de saber que era Miembro de la Real Academia Francesa y autor de poesías ligeras muy apreciadas en París. ¡Era todo un romántico y dedicó todo un romance a mi tatarabuela, que era una mulata e hija de un cirujano de la isla. Tengo que hacerte conocer que hay aquí una calle con su nombre y el único hotel de la isla también lleva su nombre.
- ¿ Y qué decía a todo esto su señora esposa francesa?
- Eso no le importaba en absoluto.
- ¡Caramba con el culto señor Boufflers! O sea, todo umn barragano rodeado de barraganas por los cuatro puntos geogrñaficos de la isla mientras su señora esposa francesa creía que era todo un personaje noble porque formaba parte de la señorial nobleza francesa. ¿Es eso o me equivoco?
- ¡¡Que se va a enfadar, Diesel!!
- Si se enfada que se enfade y que luego se dé una ducha que buena falta le hace porque aquí sentada y cosiendo todo el santo día, bajo este calor asfixiante, pues la verdad sea dicha...
- ¡¡Cállate, porn favor, Diesel!!
- Que no es bueno callarse tantos siglos, Felipe... 
 CONTINUARÁ... 
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Foto del autor José Orero De Julián
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Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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