Parte racional de un todo paradójico. El balcón que nos era ajeno, hoy enamora al pelotón que se mueve con esperanzas renovadas... Como un cardumen de sardinas que ha escapado a la mandíbula del tiburón.
Corazones adecuados puestos a punto, escarbando la miseria que los fantasmas del pasado habían tapizado con la excusa del enemigo rojo, tratando de exponer las extravagancias del líder para poder ocultar la privatización de las bases que los enriqueció.
Solo aquellos que se han domesticado con la vieja fórmula (niños domados a castañazos y orgullo nacionalista, cabezas tostadas con la propaganda neoliberal del tener es ser), golpean desafiantes la tonfa contra el asfalto cuando el mate va de mano en mano y las banderitas de colores se imponen sobre arcos dorados y pipas veloces.