EL SISMO QUE NOS CAMBIO LA VIDA...!!!
Publicado en Jan 22, 2013
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EL SISMO QUE NOS CAMBIO LA VIDA...!!!
Una inquietud me asaltó aquel mediodía del sábado 23 de enero de 1999. Un grupo de bomberos iniciaban una exploración bajo el suelo desde la calle 21 con carrera
19 de la capital, como respuesta a varias manifestaciones ciudadanas que
hablaban de presuntas explosiones en el túnel que canaliza la quebrada Armenia,
y que cruza hacia el sur parte la ciudad.

Hacia las 3:00 de la tarde del domingo 24, planteé el interrogante a la guardia
bomberil, cuando me dirigía, en compañía de María Fernanda mi hija, a la Plaza
de Toros para presenciar el espectáculo de esa tarde. La respuesta fue
negativa, ninguna novedad se encontró en el recorrido subterráneo de varios
cientos de metros, generando tranquilidad. La tarde torera, el ambiente
festivo, a pesar de la sangre, no era presagio de muerte y dolor, pero el
destino marcaba otra ruta.

Una límpida y soleada mañana saludaba el inicio de la semana. La ciudad se desenvolvía en su rutina habitual, destacándose todavía la presencia de turistas y el que algunas escuelas capitalinas seguían sumando otras matrículas para el año
lectivo que en breve comenzaría. La habitualidad del medio día también estuvo
presente, cierre de oficinas, aglomeración en los paraderos de buses,
movimiento en los restaurantes, afluencia de gentes en las calles, todo en el
marco de la mayor normalidad, que poco después, nunca volvería a ser la misma.

Ya habían pasado algunos minutos después de la 1:00 de la tarde, y donde me
encontraba, al sur de la ciudad, en la Urbanización Las Serranías, me aprestaba
a salir para continuar la tarea del día. Los pasos, después de despedirme de la
familia, los encaminé a la puerta del apartamento. Una suscripción semanal que
rodó bajo la entrada me detuvo y alzando la revista, me propuse de manera
rápida a mirar los titulares con el propósito de leerla detenidamente en la
noche. Ocupando espacio en una de las sillas del comedor me dediqué a este
accionar, y de pronto... un ruido copó el espacio acompañado de un movimiento que
inicialmente era leve pero que al paso de los segundos se fue intensificando.

Comprendí de inmediato que era un movimiento telúrico el que estremecía la estructura del bloque, un primer piso del conjunto residencial que parecía desmoronarse con el vaivén. Aferrado a la mesa del comedor pude observar como el soporte de las cortinas del amplio ventanal que da a la calle perdía su sitio, mientras
las paredes que lo circundaban iban mostrando grietas, como si fuera un trazo
indefinido hecho por un niño travieso con un lápiz Con el ruido infernal, el
movimiento cobraba fuerza como un saltar de caballo salvaje, y en medio de los
gritos de los moradores nos dispusimos a buscar la salida. La calle era como si
un diluvio se hubiera desatado. Los tanques que surtían este elemento en cada
uno de los bloques perdieron su conexión y algunos cayeron sobre el último piso
causando mayores estragos.

Ya en la vía, el interés era conocer el origen del sismo, y un pequeño radio
empezó a entregar información de carácter nacional pues la mayoría de las
estaciones, situadas en el centro de la ciudad quedaron fuera del aire. En el
norte, una de ellas seguía emitiendo música, no se había vislumbrado la  magnitud de la tragedia. Un caminar desde la residencia hasta el centro fue mostrando el drama. Casas derruidas, vías taponadas, muertos en las aceras y en el rostro de los habitantes el pánico que lo desencaja

En la distancia, en un caminar por la carrera 19, observé como el barrio La
Brasilia, donde había residido algunos años era un arrume de escombros, y poco
después el deambular por su cercanía permitió ver la cara de la muerte al saber
de la desaparición de conocidos en ese lugar, de la destrucción de viviendas y
el encuentro con amistades narrando cada uno su accionar en el suceso.

Los pasos me encaminaban hacia el conjunto residencial Mirador del Bosque, ingreso
al barrio Corbones, donde mantenía una propiedad, y en ese pasar de los minutos
se producía el encuentro, entre otros, con nacidos en la tierra de los afectos
para encontrar el interrogatorio sin respuesta fácil:  ¿qué pasó en Génova?

La temeridad surgía de las primeras informaciones que daban el epicentro del sismo
en el norte del Valle, y la cercanía con el terruño, hacía pensar lo peor. A la
postre se conoció donde se había originado el terremoto y el saber de qué en la
tierra nativa, gracias al Altísimo, los daños no tenían  la magnitud de
los ocurridos en la mayoría de los municipios quindianos.

Los pasos de autómata me acercaron a las inmediaciones del Cuerpo de Bomberos,
sobre la calle 21. Evocando la situación de dos días antes, fui magnificando la
gravedad de la tragedia, la estructura de la organización yacía piso sobre piso
y bajo ellos el equipo automotor de salvamento, lo que entregó la deducción del
por qué no se percibía en la calle el ulular de las sirenas. Sobre los
escombros, algunos voluntarios buscaban a sus compañeros, varios de los cuales
perecieron bajo toneladas de cemento.

La tarde seguía su curso, y en este caminar me allegué al condominio, y en el
quinto piso, mi propiedad, observé varios destrozos, muebles corridos,
elementos de las repisas sobre el suelo al igual que algunos periódicos. Pronto
abandoné el sitio, y en un transitar por el sector aledaño rumbo a buscar
familiares cercanos, el encuentro con otras personas permitía un corto dialogo
que fue cortado abruptamente con un nuevo estremecimiento de la tierra y el que
acrecentó los daños. Era una de las tantas replicas que a lo largo de muchos
meses se produjeron.

El encuentro con familiares cercanos entregó la certeza de su bienestar y
pronto  me dirigí al centro de la ciudad, encontrando variadas situaciones como el consumo de drogas por algunos habitantes de la zona roja inmediaciones de la galería, el traslado de detenidos de la comisaría del centro, la caída de las instalaciones de la Asamblea, la destrucción de algunos edificios en el marco de la plaza de Bolívar sumado ello al conocer del deceso de varias personas conocidas oriundas del poblado.

Con el alma en vilo, con la oscuridad que ya llegaba, en un trasegar por las calles
cubiertas de escombros, en un hallar los rostros compungidos, me dirigí hacia
la habitación, escuchando en ese pasar algunos rezos que surgían de matronas,
aprestándome a pasar en vela la noche en compañía de la familia, con el ruido
desprendido de los pedazos en las edificaciones y el escuchar de la radio que a
cada momento incrementaba el dolor.

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Foto del autor LUIS FERNANDO FRANCO CEBALLOS
Textos Publicados: 30
Miembro desde: Dec 07, 2012
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Descripción

EL 25 DE ENERO DE 1999 DESPUES DE LA 1 DE LA TARDE, MARCO UNA FECHA TRAGICA PARA EL QUINDIO Y COLOMBIA. UN FUERTE SISMO DESTRUYO GRAN PARTE DE LA CIUDAD CAPITAL Y DE SUS MUNICIPIOS. EL SUCESO GRABADO EN EL RECUERDO HOY LO RECORDANDO CON EL DOLOR DE LAS VICTIMAS.

Palabras Clave: Terremoto lluvia escombros bomberos

Categoría: Artculos

Subcategoría: Actualidad



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