Desde "adentro".
Publicado en Jan 20, 2013
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DESDE "ADENTRO".   
 
Se puede escribir de muchas formas. De tantas formas como géneros y subgéneros existen en la Literatura. Incluso se puede escribir de todas las formas que quieras inventando nuevos géneros y nuevos subgéneros. Pero sólo hay dos modos o maneras de escribir: desde "afuera" o desde "adentro". Y no me estoy refiriendo a escribir en primera persona, en segunda persona o en tercera persona porque eso es solamente parte teórica de arte de la Literatura. La parte técnica. La parte obligatoria. La parte estereotipada del oficio de escribir. No me refiero a eso sino a los modos y maneras de exponer historias.

Existen autores que escriben desde "afuera". Son aquellos consumados autores y autoras que están siempre por encima de los personajes. Dominan tanto, a través de sus egos, el arte de la escritura que siempre consiguen grandes y bellas historias literarias cuidando, y expresando perfectamente, todos los aspectos de su creación. Son los inefables e infalibles autores y autoras que cuidan, página tras página y párrafo tras párrafo y línea tras línea, toda la obra. Son impolutos. Son inefables. Son exactos. Son hasta brillantes... porque se sitúan lejos de los personajes, los amoldan según sus intenciones, según sus caprichos, y jamás dejan ni tan siquiera el más mínimo espacio para el error. Convertidos en autores y autoras de la excelsa literatura, no dejan jamás cabos sueltos y siempre son capaces de quedar como amos, como dueños que no dan tregua a los personajes que, sometidos a sus plumas, sólo dicen y hacen lo que el autor desea. Escriben desde "afuera". Son los omnipresentes. Se convierten en grandes dioses de sus producciones. Ajenos a los sentimientos de los personajes, cuidan primorosa y extraordinariamente el estilo perfecto, la forma perfecta, el arte perfecto... el envoltorio incuestionablemente atractivo en el que quedan aprisionados los personajes sin escapatoria alguna al dictado de sus intenciones. No dan ni la más mínima oportunidad a los personajes de que les superen a ellos y a ellas.

Catalogados como grandes señores y grandes señoras de la creación y recreación literaria, convierten sus historias en un gran continente de sus gustos, de sus apetitos, de sus caprichos formales. Incapaces de sufrir, siempre quedan indemnes. Y son, además, prolíficos en el arte de concebir una obra siempre limitada a lo que ellos y ellas plantean. A lo que ellos y ellas planifican. A lo que ellos y ellas dominan. Están tan alejados de los personajes que siempre mantienen el ritmo apropiado, plano, consecuente con sus ideas. Conducen las historias de sus obras con aquello que tienen ya pensado desde hace meses, desde hace años, desde hace décadas. Nunca se equivocan en sus planteamientos, porque los personajes siempre quedan debajo de ellos y de ellas.

Podemos decir que los escritores desde "afuera" expresan sus sentimientos y no los de los personajes. Dan muchísima más importancia a la forma que al verdadero carácter. Son los que tienen siempre muy en cuenta la opinión de los críticos que los aúpan a lo más alto de la exactitud. Cronometran las páginas hasta que terminan la obra siempre estáticos, siempre dominantes, siempre incólumes. Sujetos a la crítica literaria crean personajes principales, algunos secundarios y otros hasta terciarios. En el sumo de sus habildiades consiguen hasta crear personajes que sólo son meras referencias nada más. Que podrían incluso dejar de existir en la historia porque no aportan nada más a ella que el detalle insustancial pero que adorna. Los autores y las autoras desde "afuera" no se dejan existir en la historia de los personajes porque siempre se sienten objetivos, neutrales, neutros. En realidad, ser un escritor desde "afuera" es ser el dominador por excelencia que encamina a los personajes por los caminos literarios previstos, articulados según sus normas objetivas, que ellos y ellas imponen y determinan sin hacer partícipes a los personajes que, esclavos de sus brillantes plumas, son lo que quieren que sean quienes los escriben pero nunca lo que ellos quisieran ser. Para los escritores desde "afuera" no hay lugar para la sorpresa insólita ni para el hecho que escape de su control. No dan nunca lugar ni espacio para que los personajes giren más allá de los que ellos y ellas les han impuesto. Muchos de estos personajes aparecen en la historia pero desaparecen sin haber aportado a la historia nada significativo, nada sorprendente, nada sustancial; porque no pueden ir más allá de lo previsto, de lo planificado, de lo que se considera académicamente normal. Estos autores desde "afuera" siempre son extrínsecos a la historia que escriben con talante de superioridad artística.

Pero hay otros autores y autoras que escriben desde "adentro". Ser un escritor o escritora desde "adentro" no supone crear los personajes sino crear a tus personajes. La diferencia es muy evidente; porque para un escritor desde "adentro" no sólo tienen suma importancia sus personajes principales, sino también sus personajes secundarios, terciarios y hasta referenciales. Los personajes dejan de ser los personajes y pasan a ser sus personajes. Por ello todos tienen magnitud esencial en la presencia de sus historias. No hay ninguno de relleno. Y todos sus personajes tienen tanta vida y tanta importancia vital que todos son esenciales. Ser un escritor desde "adentro" supone ser todos y cada uno de tus personajes. Ya no eres tú el escritor de las historias. Son tus personajes los que las escriben y tú pasas a formar sólo una parte fundamental, un personaje más. Ser un escritor desde "adentro" es introducirte tanto en la historia que estás escribiendo que tus personajes se convierten en tu misma historia. Son tus personajes los que te imponen sus verdades y tú terminas por convertirte en un personaje más; en parte alícuota de todos ellos y de todas ellas. Ser escritor desde "adentro" supone cargar con el enorme esfuerzo de tener que sacrificar la forma para hundirte en el fondo. No eres la perfección exacta y milimétricamente estudiada, sino la confirmación de que tú mismo eres parte integral de tus historias y las historias de todos tus personajes. Todos los personajes dejan, entonces, de ser los personajes y se convierten en tus personajes. Hasta el más simple de todos ellos, hasta el que sólo sirve de referencia. Porque todos tus personajes se igualan en su importancia sea cual sea el protagonismo que te han impuesto desde dentro de ellos mismos. Nada es, entonces, lo que piensas... porque todo es lo que sientes. Si eres escritor desde "adentro" eres parte intrínseca y fundamental de tus historias.

Hacer reír es lo más difícil para un escritor. Pero no es lo más duro. También es muy difícil hacer pensar, hacer razonar y hacer reflexionar. Pero no es lo más duro. Lo más fácil para un escritor es hacer llorar. Pero no es tampoco lo más duro. Ser escritor desde "adentro" no es poder serlo. Ser escritor desde "adentro" no es poder y querer serlo. Ser escritor desde "adentro" no es poder, querer y saber serlo. Lo que te convierte en un escritor desde "adentro" es poder, querer, saber y, sobre todo y de manera más fundamental, es convencer. No me refiero a convencer a los críticos literarios. Tampoco me refiero a convencer a tus lectores y lectoras. Me refiero a convencer a tus personajes para poder convencer a tu propia conciencia. Porque lo más importante para un escritor desde "adentro" es dejar que tus personajes te dominen a ti. Escribir lo que tus personajes quieren que escribas... hasta convertirte tú mismo en un personaje más; pero en el personaje axial de todos ellos, en el personaje que forma parte de la vida de ellos y eje esencial de todos ellos.

Es entonces, cuando consigues escribir desde "adentro", que te sucede lo que les sucede a todos los atletas de carreras de fondo. Siempre llega un momento crítico, un momento crucial, un momento inevitable en que te entran enormes deseos de abandonar la historia, de salirte de la historia y dejar de sufrir. No es que te duelan los dedos al teclear sobre la máquina. Es que te duele el alma con tu historia. Y entonces, en ese momento crítico, crucial y tambien siempre inevitable, tienes enormes deseos de dejar la historia, de abandonar la historia, de aislarte de todo y llamar a un amigo o a una amiga para irte al bar y poder olvidarla. O te entran enormes deseos de refugiarte entre tus familiares para olvidarte de la historia que estás creando y dedicarte a hablar y escuchar cosas intranscendentes de la vida cotidiana.

Te entran enormes deseos de aparcar la historia y olvidarla. Y es entonces, en esos momentos donde la comedia, el drama y la tragedia de todos tus personajes se hace visible y real, cuando tienes que ser completamente honesto contigo mismo. No importan las fórmulas para poder escapar porque no puedes escapar. Ser escritor desde "adentro" no tiene nada que ver con el género que estés utilizando. Lo que tiene importancia, para ser escritor desde "adentro", es ser un compromiso contigo mismo pero, sobre todo, ser un compromiso para tus personajes. Y es cuando te llega tu "hora de la verdad". Tienes enormes deseos de contar la verdad de tu historia que es la misma verdad de todos y cada uno de tus personajes. En otras palabras, la verdad de ti mismo. Y te duele el alma pensando en todo lo que tienes que reír, en todo lo que tienes que pensar, en todo lo que tienes que razonar, en todo lo que tienes que reflexionar, en todo lo que tienes que sufrir y en todo lo que tienes que llorar. Y te preguntas si quieres seguir hasta el final o si abandonas. No te preocupan lo que quieran decir u opinar los críticos literarios ni en qué lugar de la Literatura te van a situar. Tampoco te importa lo que vayan a decir o comentar tus lectores y lectoras. Te preocupan solamente tus personajes sabiendo que tú eres uno de ellos: el personaje axial alrededor del cual todos los demás tienen sus propias vidas y sus propias existencias. Es entonces cuando te haces la pregunta inevitable. ¿Quiéres o no quieres ser un gran escritor o una gran escritora? Es cuando tu decisión te compromete con la verdad, con toda tu verdad y con toda la verdad de todos tus personajes. Es entonces cuando todos tus personajes te dominan, te someten, te obligan a seguir exitistiendo y a seguir creando la historia.

Sometido a la verdad de todos tus personajes. Convertido en el personaje eje de todos ellos... o te comprometes o abandonas. No hay otra alternativa para ser escritor desde "adentro". Luchas por ser o no ser, por comprometerte a ser un gran escritor o dejar de serlo. Ser o no ser para siempre. Y entonces, si tienes valor y valentía, dices SÍ. Decides formar parte de tus propias historias e ir repartiendo entre todos tus personajes partes de ti mismo. Y es entonces cuando te conviertes en el personaje axial, en el eje central de todas las historias de tus personajes. Eso se llama conciencia de escritor. Tu conciencia deja de luchar con tus personajes y, convertido en uno más de ellos, te sumerges en el punto "cero vorémico", buceas en el punto "cero vorémico" y sabes que, aunque a veces te duela el alma, vas a emerger desde ese punto "cero vorémico" y lo vas a conseguir. Vas a lograr ser un gran escritor o una gran escritora.

Consigues hacer reír, hacer pensar, hacer razonar, hacer reflexionar, hacer sufrir y hacer llorar. El verdadero axioma de un escritor desde "adentro" no es la comedia, ni el drama ni la tragedia. El gran axioma de un escritor desde "adentro" es tu conciencia. Cumplir con tu conciencia. Ser tu verdad y la verdad de todos tus personajes que ya no son los personajes de un escritor desde "afuera" sino tus propios personajes porque eres un escritor desde "adentro". El esfuerzo humano es humanizarte tanto que puedas conseguir cumplir con toda tu verdad y con la verdad de todos ellos y de todas ellas... para ser tú mismo o tú misma. Porque ser escritor desde "adentro" no es cuestión de género (se puede ser escritor o escritora desde "adentro") sino ejercicio de conciencia. De conciencia y de compromiso. De compromiso y de voluntad. De voluntad y de verdad.

Y entonces te olvidas del juicio de todos los críticos literarios. Te olvidas de todas las opiniones y comentarios de tus lectores y lectoras. Y te centras solamente en la conciencia de todos tus personajes, en el compromiso de todos tus personajes, en la voluntad de todos tus personajes y en la verdad de todos tus personajes. Y entonces te conviertes en personaje tú mismo porque has sido vencido por todos tus personajes ya que los has liberado a todos ellos y a todas ellas. Y entonces te das cuentas de que lo has conseguido cuando llegas al final de la historia y descubres que eres un gran escritor o una gran escritora.

Uno de estos escritores desde "adentro" es Khaled Hosseini.
 
José Orero de Julián "Diesel".
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Reflexiones de carcter socioliterario.

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