EL VALOR DE LA MISTAD
Publicado en Dec 18, 2012
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EL VALOR DE LA AMISTAD
 
Reverdecen los trigales, las flores luchan por brotar, el aire huele a limpio y en los prados junto con las margaritas crece la hierva.
El cielo azul es surcado por las eternas bandadas  de blanquinegras golondrinas.
¡Ha llegado la primavera!
Las golondrinas vuelven a buscar su antiguo nido.
En ese grupo de aves viajeras, una golondrina enamorada busca un lugar para formar su nido. Es muy especial y en su pico lleva una aguja de oro con la que piensa tejer su nido.
No muy lejos, su amor le vigila, le mira embelesado – Es preciosa-Piensa- . Además de muy bonito es muy trabajadora y también sensata,
Por eso busca un lugar seguro para albergar a sus polluelos.
Su amor se encarga de traerle pequeñas ramitas que doña golondrina va tejiendo con cariño y esmero.
Su nido está quedando precioso. Las demás golondrinas le miran y también envidian su habilidad.
Doña golondrina y su amor recorren pinares, sembrados y caminos para escoger los mejores materiales. Deben de construirlo muy bien durará muchos años, pues ya se sabe que las golondrinas siempre regresan al mismo  nido.
El lugar es seguro, calentito y muy grande por que lo han instalado en un gran pajar que ahora está vacío.
Golondrina revolotea de aquí para aya y se siente muy feliz. Contemplando su maravillosa obra piensa:
-Nadie tiene un nido tan bonito como el  mío.
Las demás golondrinas ya tienen terminado su nido y se sientan tranquilas para encubar sus huevos.
Golondrina ya tiene todos los huevos pero no ha podido terminar su nido del todo.
Doña Golondrina es muy exigente, pero aunque el nido no este a su gusto tiene que aplazar  el trabajo, por que lo de la incubación no puede esperar.  Así es que tendrá que esperar a que nazcan sus hijitos para terminar su nido.
Guarda su aguja de oro sobre una viga  y doña Golondrina enamora y feliz, se dispone a proteger sus huevos, les dará colorcito y cariño para salgan del cascarón fuertes y sanos.
Su amor le acompaña y espera también, es tan atento y está  tan enamorado…
Todos los días recorre montones de kilómetros volando para ofrecer a su enamorada las más sabrosas vallas.
Doña Golondrina se lo agradece con besos y así va pasando el tiempo.
Ya están apunto de nacer sus queridos hijitos, sienten que se mueven, ella los acaricia con su pico y poco a poco el nido se llena de pequeños pajarillos que piden comida sin cesar.
Papá y mamá los cuidan amorosamente mientras el pajar se va llenando de hierba seca. 
Golondrina piensa: Mejor así, si mis  hijitos se caen no se harán ningún daño.
Los pollitos crecen tan deprisa que mamá Golondrina tiene mucho trabajo enseñándolos a  comer a volar y todo lo que debe saber una golondrina, por que les espera una larga travesía cuando se acerque el invierno hasta su nuevo destino.
Con tanto que hacer doña Golondrina no ha podido terminar el nido pero ahora ya se defienden solos y mamá piensa: ¡Menos mal! Ahora ya podré terminar el nido así cuando vuelva el año que viene estará perfecto.
Llena de ilusión vuela hasta la viga donde había dejado la aguja, pero…
¡Dios mío, la aguja no está! Entonces se pone a llorar: ¡Hay, hay la con lo bonita que era. Hay de mí, la aguja no está en viga y yo no podré terminar mi nido, hay, hay.
El papá de los pajaritos  intenta en vano consolarla. No te preocupes ya veras como la encontramos, además nuestro nido ya está muy bonito, no pasa nada si lo dejas así.
No, no tengo que terminarlo si no cuando vuelva me sentiré muy desgraciad, hay, hay seguía llorando.
Todas las demás golondrina querían ayudar, no querían ver como sufría y se pusieron todas a buscar la dichosa aguja, peo nada. Seguro que algún ratoncito revoltoso la había empujado sin querer y la aguja estaría entre  la hierba seca.
Golondrina cada vez estaba más nerviosa por que aguja no aparecía y el tiempo se acababa.
Su amor se moría de pena al verla tan triste. ¿Qué puedo hacer? – Se preguntaba.
Entonces tuvo uno idea.
Ya está me quedaré aquí, esperare a que el pajar se vacíe y entonces la encontrare, la aguja pesa mas que la hierva, seguro que está en el suelo.
Sin pensarlo dos veces se lo comunico a Golondrina.
¡Ni hablar! Te morirías de frío y yo te quiero más a ti que a  nuestro nido.
Si pero tu serás muy desgraciada.
Si pero lo seré más si tu no vienes conmigo.
En vista de tantas complicaciones, se convocó una reunión para debatir el tema, y ¡HO! Sorpresa.
Decidieron que todas se quedarían, el pajar era calentito y había suficiente comida para aguantar el invierno, pasarían algo de frío,  eso si, pero lo soportarían.
Así es como por primera vez las golondrinas no emigraron.
Pasaron el invierno todas juntas en el pajar. Cuando hacía mucho frío se ponían todas juntitas, se daban calor, contaban historias y veían como sus hijitos se hacían mayores.
Antes de que llegase la primavera doña Golondrina ya tenía el nido terminado. La hierba seca había sido devorada por unas cuantas vacas que tampoco tenían comida en los prados. Como era de esperar la aguja había aparecido en el fondo del pajar y doña Golondrina se puso inmediatamente a concluir su nido. Ahora se podría sentar tranquila a incubar a sus nuevos hijitos.
Así es como el valor de la amistad logró que doña Golondrina terminase su nido y que por primera vez las golondrinas no emigraran  como lo hacían siempre.   
 
 
                                        A. Rico
 
 
 
 
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Descripción

cuanto infantil

Palabras Clave: golondrina amistad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Moraleja & Fbula



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