Del libro ''Desde la Montaña Azul''
                                                        autor Lourdes Aquino
Caminaba en silencio por la amplia avenida; el sol calentaba su espalda a
medida que avanzaba. Eran las once en punto de la mañana de un quince de
abril, un domingo mas como tantos otros. Lo había pasado trabajando sin
tener tiempo para el. El saxofón reposaba sobre su hombro cómodamente
en su elegante estuche negro, parecía extasiado igual que su dueño.
La función de ese día fue impresionante y les había dejado una gran
satisfacción pero a la vez un gran cansancio. Ya no tendría mas que hacer
pensó el joven y era temprano, podía ir a visitar a Lucia y sin esperar mas
toco a la puerta, pero nadie salió. Volvió a tocar.
Unos pasos lentos y arrastrados se escucharon y cuando ya estuvieron muy
cerca, el corazón salto dentro de el. La puerta de madera se abrió y las
arrugas de una cara de mujer jocosa le dieron la bienvenida:
-¿Qué desea?
-Busco a Lucia. Soy José ¿Acaso no me recuerda abuela?
Los ojos de la abuela se abrieron más de lo normal y luego dijo con ironía.
-Si, claro como no recordarle si siempre estuvo presente en sus
pensamientos y en su alma.
La compasión se asomo al rostro de José y tímidamente pregunto:
-¿Puedo ver a Lucia?
La anciana se quedo en silencio con la mirada perdida y al cabo de un rato
contesto:
-Ya no le podrá ver, solo podrá recordarla.
-¿Cómo? ¿A dónde se fue? Pregunto José preocupado.
-Ya hace un mes que lucia inicio su viaje sin retorno.
Las gladiolas cayeron de sus manos esparciéndose por el suelo, no podía
creerlo, no podía entender.
-Lucia murió hace un mes- dijo la anciana entre sollozos.
Cabizbajo, se alejo dejando que sus lágrimas expresaran todo el pesar que
sentía y en la penumbra de la noche el saxofón exhalo el último adiós para
Lucia.