No es muy difcil atacar... (El Chivatazo).
Publicado en Dec 07, 2012
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Lo dijo Jaime Luciano Balmes: "No es muy difícil atacar las opiniones ajenas, pero sí el defender las propias". Ser "intocables" es una profesión obsoleta, diluída en su propia inconsistencia a la hora de escribir verdades. Por eso es más difícil mantener nuestra propia opinión que rebajarnos ante la opinión de los "intocables". Ahora resulta que se puede criticar al idioma español todo lo que a uno le dé la real gana y no se puede decir la verdad sobre el catalán, el gallego o el vasco. No sólo es verdad que no son idiomas (porque son conjuntos de dialectos) sino que lo más fácil es decir que sí, que llevan razón -aunque sea de mentirijillas- los que dicen que son tres idiomas aun sabiendo, y queda demostrado que es cierto, que son solamente conjuntos de dialectos.

El Señor Don Raúl del Pozo, que tiene la grata oportunidad (y graciosa opción por cierto) de tener siempre a su disposición una columna en la contraportada de El Mundo y que cobra una buena cantidad por decir lo que le viene en gana, se permite el lujo (que para eso escribe lo que le da la real gana cuando "argulle" -palabra muy guay por cierto esto de "argulle"- que el catalán es un idioma aunque no explica a que catalán, de los muchos y muy variados que existen, se refiere), es un idioma. Y lo defiende con infantiles parrafadas y sin ajustarse, para nada, a las verdades históricas. ¿Se nos habrá hundido el Señor del Pozo en el pozo artesano de los intereses creados "a lo Benavente" o "a lo Bonafonte" porque le pagan un buen sueldazo mientras da patadas a todas las verdades histéricas en que se está convirtiendo el patio de los leones de todas estas mentiras? Ahora resulta que del pozo se puede sacar hasta toda una "mina de oro" lingüístico defendiendo que el catalán -aunque no diga a que catalán se refiere de los muchos que hay y que habrá en el futuro pluscuamperfecto del verbo mentir- que hay que aprovechar porque a "río revuelto ganancia de pecadores" y mentir es un pecado. Y va Don Raúl y dice que el catalán (aunque no se decide a señalar a qué catalán de los muchos que hay se refiere) es un idioma puro mientras se fuma un buen puro que le habrá regalado algún señor Fabra y Coats por ejemplo. Quizás haya que dedicarse a ser minero para poder estar a la altura de Don Raúl.

Aunque yo soy Orero no me gusta buscar el oro, ni tan siquiera me llega a gustar la plata y, mucho menos, el bronce de esos que, con tal de lisonjear a las camadas interesadas, se ponen la piel bien bronceada en las playas de la Costa Brava. Ahora resulta que el famoso Raúl de El Mundo, ¡toma ya!, es más bravo que el famoso Raúl González del Real Madrid. Y, claro está, nos sale con el cuento de la lechera: "tanto que gano por aquí y tanto que gano por allá pues me puedo comprar un chalé en Madrid y, de paso, una masía en Barcelona". Eso que se gana el Señor del Pozo -no vallecano por cierto- por escribir columnas "de humo" bañándose en los caprichosos balnearios "ligth", enganchándose a la moda glamurosa de llamar idiomas a todas las jergas que nos encontremos, paso a paso, en nuestros caminares críticos. Este colega se apunta a eso de arrimar la sardina -o la sardana dicho mejor- a las ascuas de los más interesados con tal de quedar bien con los catalanistas de ocasión y se queda mas pancho que el famoso López mejicano.

Ahora va y resulta que el idioma español es solamente un cascajo de parlantes pueblerinos para abajo y el catalán es todo un señor idioma de reyes para arriba. ¿Hubo alguna vez un Reyno de Catalunya? Posiblemente sí... pero en el País de las Maravillas. Así que nuestro Raúl del Pozo habrá pensado lo de "¿cómo me maravillaría yo para maravillar al Mundo diciendo que el catalán es un idioma que hunde sus raíces en el pozo de la época del Paleolítico Superior?". Quizás sea eso... o sea, hacerse un buen chequeo (y hablo de recibir un buen cheque) no por decir la verdad sino por decir verdades interesadas.

Como dice José Manuel Alonso, desde Madrid: Mala época para "hacer carrera". Si Don Raúl del Pozo aprovecha el "tirón" que tienen las bravas playas catalanas, no me extrañaría nada que afirme falsedades con tal de "hacer carrera" y le fichen los de "La Vanguardia"... ya que es una tradición esto del "trepar" que está muy en consonancia con el periodismo nacional español. Así que para ir publicando por ahí que el español es solamente un cascajo de lenguaje para marginados mientras el catalán es todo un señor idioma con mucho "seny" merece la pena, según del pozo de donde hayamos surgido, escribirlo si a cambio nos bronceamos la piel con Nivea allá por las cercanías de Salou, por ejemplo. ¡Ay como fardan y tiran la tira las playas para broncearse el cutis todo el año, Señor del Pozo! Yo, desde luego, no he estado investigando en fuentes fidedignas para perder el tiempo dando bandazos de Mas a Pujol, de Pujol a Montilla y de Montilla a algún que otro payés que me encuentre por el camino de decir la verdad... que para eso, Don Raúl, sólo es necesario cambiar de opinión según nos situemos cada vez que nos interese situarnos a un lado o a otro lado de la Marca Hispánica. Quizás es que el clima cambia según nos situemos en el mapa cartográfico y carpetovetónico y que decir hoy que sí y mañana que no sea lo que se lleva de moda. Pues estamos arreglados...

La verdad es que, en realidad, leyendo el último artículo de "El ruido de la calle" del Señor Don Raúl del Pozo, titulado "Wert: la chispa" yo no sé si está diciendo que el catalán es un idioma (lo cual es mentira) o que el catalán quiere, a toda costa, ser un idioma... de tan enrevesado que lo ha escrito que uno, al leerlo, se queda "a la luna de Valencia". No es que diga que está mal escrito... sino que lo que digo es que no hay forma de enterarse si Jordi Pujol habla un idioma o chapurrea un popurrí completo de dialectos catalanes. A ver si leyendo varias veces la columna vertebral de la contraportada del Mundo de hoy en día (y vaya día que nos da Don Raúl con todo el ruido que hay en la calle) me entero de que la verdad es que el catalán no es un idioma pero lo verdadero es que quieren que sea un idioma aunque sea más mentira que las que decía Pinocho a La Cenicienta...

Como bien dice Don Raúl, esto es "El retablo de las maravillas" (de Don Miguel de Cervantes Saavedra por supuesto) pero o yo no sé lo que he investigado a fondo (de próxima publicación y bien investigado a fondo que lo he hecho), sirve para algo o cualquier investigación a fondo choca con los intereses creados de la Generalitat. ¡A sus órdenes, mi Generalidad! ¡Esto se está convirtiendo en el País de los Mil y Un idiomas! Y al parecer interesa que sea así porque si no fuese así... ¿cuántos cuentos nos podrían contar?. Sigamos con el cuento de Hansel y Gretel intentando engañar a La Bruja. ¿Era un idioma lo que se hablaba en los condados catalanes o era un conjunto de dialectos lo que se hablaban en los condados catalanes?

Al desentrañar el artículo del Señor del Pozo me encuentro con "la democracia no es sólo la defensa de la mayoría satisfecha, sino de las minorías desesperadas", ¿Es por eso por lo que a los catalanistas les han entrado la desperación de hablar un idioma en lugar de un conjunto de muchos dialectos diferentes? Luego va el Señor del Pozo y ecribe: "En Cataluña sólo ha protestado una docena de familias que creen en la discriminación de su lengua materna". ¡Ah, bueno! Ahora resulta que el idioma catalán no es un idioma sino muy variados lenguajes maternos. Pues aclarando que es gerundio. Mi lengua materna -porque todos tenemos derecho a tener una lengua materna- no es un idioma sino la forma de hablar que me enseñó a hablar mi mamá desde que nací. Al final resulta, por lógica más o menos razonable, que existen tantos idiomas españoles como niños y niñas que hemos crecido con lenguas maternas. ¿Es eso Don Raúl? ¿O es que nos hemos vuelto ya majaras todos y del todo?.

Así que escribo en español -el único idioma que existe en toda España- porque sirve para algo más que mi singular lengua materna. Pero claro, resulta que en dicho artículo de opinión, el Señor del Pozo se lía más de la cuenta y se arma tal lío monumental que escribe lo de "un intento de appartheid del idioma catalán". ¡Toma castañas rubias morena! Lo que yo digo. Un buen lingüista nos ha salido este Raúl. Lo que hace soñar con un lingote de oro mientras se cobra buena plata y se pone de bronce la piel entera siendo invitado, gratis por supuesto, a pasar el próximo verano, en agosto a ser posible, unas suculentas vacas en la Costa Brava y, de paso, poder trepar hasta subir al podio del Periodismo. La prueba del algodón nunca falla y nunca engaña... así que si pasamos el algodón por los muy diversos dialectos catalanes descubrimos que la raíz de todos ellos es el idioma español de la época de los romanos. Diga lo que diga el Señor del Pozo o el Señor Mina. Si Espoz y Mina estuviera vivo me daría la razón.

¿Hay mucha distancia entre Balmes y Balmaseda? Muchísima. Tantísima distancia como hay entre el idioma español -que sólo es uno- y todo el conjunto de dialectos catalanes -que hay muchos-. A este paso... ¡que España pille confesados a nuestros biznietos, a nuestros tataranietos y demás sucesores por linea cosanguínea o como se diga oficialmente! Como dice Javier Villán, desde Madrid, "debe ser terrible perder la palabra". Porque a este paso nos vamos a quedar sin un idioma definitivo para poder entendernos los unos con las otras... y a mi, en realidad, lo que más me interesa es poder hablar con las chicas guapas de tal manera que me entiendan y yo las entienda a ellas. Porque si les hablo en un dialecto me miran de arriba a abajo y me dan unas calabazas más grandes que las Doña Rupertas... así que voy a seguir diciendo "la puerta" en lugar de "la porta" porque me interesa que me entiendan las chavalas guapas.

Y ahora que os cuento que esto ya parece el cuento de Los Mil y Un idiomas (que es un puro cuento nada más porque en España sólo hay un idioma que, vaya casualidad, se llama español) me concentro en lo que dice el diccionario de María Moliner: "aterrador, atroz, espantoso". Hablemos ya en serio Señor del Pozo. Su colega "mundial" Javier Villán dice que "la palabra es mas que un instrumento para entenderse, es una vida dentro de otra vida". Así que o nos quedamos en Pinto o nos quedamos en Valdemoro en este asunto y no en el interesado "entre Pinto y Valdemoro" porque esto es totalmente deshonesto. Si ayer decíamos... como dijo Don Miguel de Unamuno y Jugo, que el Señor Nebrija creó el diccionario del único idioma de España (que se llama español por cierto)... ¿a qué santo y seña viene ahora decir que los conjuntos de dialectos catalanes, que no son idiomas por sí mismos, resulta que si los metemos en una coctelera y los batimos, como si este país fuera Honolulú en fiesta playera, se obtiene un nuevo idioma?

Por mi parte, si el Parlament de Catalunya se me enfada en su totalidad es oorque quien se pica ajos come y yo, la verdad sea siempre dicha, pues no ecribo en El Mundo pero escribo para el mundo que es muchísimo mejor. De España se deriva el español y del catalán se derivan el barcelonés, el ampurdanés, el aranés, el leridano, el valenciano, el mallorquín y una tan larga lista más de dialectos que no los puedo escribir ahora en este texto (ya lo haré en su debido momento) porque se me acabaria la tinta del bolígrafo y no hubiese podido terminar de citar la enorme cantidad de dialectos catalanes que existen y están existiendo cada vez en mayor número... y eso lo tengo bien demostrado en mi investigación por lo que asumo y declaro que el único idioma de España es el español y que el catalán no es un idioma sino un conjunto de dialectos surgidos de las raíces del castellano para ser más exactos con unas cuantas palabras del francés.

A buen entendedor buenas pipas de girasol... y a ver si no giramos tanto hacia el sol que más calienta. Lo digo por eso de que, a cambio de mentir, nos pueden estar pagando -¿o no es cierto, Don Raúl?- unas buenas vacaciones veraniegas, el próximo agosto por ejemplo, en la Costa Brava y de manera incluída (incluso los cócteles chapurreados del popurrí de dialectos que por allí se hablan) a ligar bronces mientras se intenta ligar a una catalana guapísima. ¿O no es verdad que apetece, Señor del Pozo?. Ahora mismo estoy leyendo: "sólo sobra el azacaneo de un obrerete poniendo y quitando el pretil". Y es que ya esto del "poligloteo" español es para perder totalmente el sentido si se nos acerca una guapísima catalana y nos da los buenos días en un dialecto que no entendemos pero le contestamos que igualmente y nos sonríe. Eso es para perder por completo todos nuestros sentidos de tanto poner y poner idiomas a la vela de un candil mientras nadie nos observa. ¿A dónde vamos a ir a parar? Yo creo que a la única verdad de todas: el únido idioma que hay en toda España es el español y lo demás son ganas de ligar a la chavala catalana guapísima o quizás solamente de "marear a la perdiz" que debe ya estar tan mareada que, posiblemente, emigre a las Américas por ver si allí se entera de lo que hablan porque el único idioma que se habla por allí y más allá de los países pospirenaicos es el español y nada más que el español.

¿Cuál es el eje ideológico y estructural de los dialectos catalanes? Supongo que lo que quiere decir el Señor Más o Menos... o sea, más o menos de lo que interesa llevarse al bolsillo robando dinero a los españoles... sean discursos como si le hubiesen dado un arrebato. ¿Y la honestidad? ¿Dónde se ha quedado la honestidad de llamar idioma a un idioma y conjunto de dialectos a un conjunto de dialectos? ¿Se lo preguntamos a los dirigentes del negocio catalán de Viajes Marsans por ejemplo? Habrá que buscar la honestidad en el ya empolvado diccionario de Nebrija. Digo yo que eso será la honestidad a no ser que mañana venga el Señor del Pozo y me demuestre que no sé ni lo que es investigar... porque la verdad es que prefiero ser un caballero sin "seny" pero ser un caballero con "señor". ¿Y qué decía de todo esto el Señor Caballero Bonald? Pues habrá que volver a investigar a ver si se me ha olvidado algun que otro dialecto catalán de los muchísimos que existen... lo cual ahora, en estos momentos, no me apetece porque quiero cenar un poco. Ahora lo que me apetece, aparte de cenar lo que Dios quiera, es escribir la verdad verdadera y no escribir los verdaderos intereses que quieren hacer pasar por la verdad. De verdad a verdadero hay mucha distancia. La verdad es siempre la verdad (por eso el único idioma de España es el español) y lo verdadero es lo que interesa en algunos momentos oportunos de tomar quinientos unos (por ejemplo millones) sin que se enteren los españoles. Dos cuestiones fundamentalmente opuestas, Don Raúl... y que conste que a mi, por escribir la verdad, nadie me regala unas vacaciones completas en la Costa del Sol de Andalucía por decir que el único idioma de España es el español y olé.

¡Salga al balcón, por favor, señor filólogo, que hace mucho ruido en la calle y no me entero o se cree usted que yo no me entero! Al fin ya al cabo el oficio de filólogo está para algo digo yo. Y el estudio de la Filología Comparada o Filología Sin Comparar (esto último lo hacen muchos interesados) demuestra que el catalán no es un idioma. A ver si ponemos ya en paz a todo el gallinero de los dialectos patrios y nos vamos todos a cenar a nuestras respectivas casas donde podemos hablar cada uno como nos dé la real gana... excepto los caballeros del "seny" (como Más, Pujol y Montilla por poner tres buenos ejemplares) que estarán pensando que "Barcelona es bona si la bolsa sona" mientras se pasan las noches enteras reunidos con sus amigos empresarios del resto de España y, por supuesto, hablando en español para enterarse todos (los catalanistas incluídos no faltaría Más o Menos) de cuánto dinero van a seguir robando a los necesitados de España, mientras devoran pechugas tras pechugas y lechugas tras lechugas. Es lo que yo pienso luego existo como dijo Descartes. De tanto "marear a la perdiz" ahora resulta que se nos comen todos los pichones mientras a nosotros nos quieren dejar solamente probar "la sopa boba". Basta ya de "sopas bobas" y de seguir creando idiomas cambiando la fonética de algunas palabras castellanas y unos cuantos macarrónicos vocablos franceses para darnos "gatos por liebres" creando idiomas artificiales. Aquí, en Guadalajara, la verdad es que todo lo que hay en cuanto a idiomas españoles solo son "habas contadas" (solamente existe el idioma español en toda España) y esto "son lentejas y si las quieres las tomas y si no las dejas" pèro todos y todas nos enteramos en español y "que si quieres arroz Catalina". Supongo que a la vera verita vera, colega Raúl, se ha acercado alguien de CiU o de Ezquerra Republicana o vaya usted a saber de qué color de camiseta para darte algún bono bus para cien viajes por Barcelona si dices que el catalán es un idioma romance que, después de lo que leo y lo que oigo (¡madre de mis amores!) van hasta a crear un "Romançero de Sant Adríá y Besós" que, avejentándolo con asperón y un poco de aceite de desengrasar lenguas de gatos, a lo mejor nos dicen que lo acaban de descubrir en una abadía medievalista y que es un incunable que demuestra que es más antiguo que el ugronés. Que eto de inventar nuevos idiomas se nos da muy bien a todos los españoles.

Esta noche prometo portarme bien, como Dios manda, y entre sueño y sueño, me voy a inventar el idioma extremeñés. A ver si, con un poco de suertecilla, me lo catalogan como idioma y me regalan un diploma firmado por Víctor de la Concha y sus amigos de la RAE. ¡No veas, amigo lector y amiga lectora, lo que voy a molar pasando a la Historia Viva como el creador de un idioma más para España! En realidad es muy fácil. Me porto bien y como Dios manda, a cambio de eso me regalan un diccionario de Nebrija, cambio alguna sílaba que otra, pongo acentos distintos a los que tienen algunas palabras, les doy terminaciones diferentes, lo manipulo haciéndolo pasar por medievalista y así paso a ser el creador de la Genealogía del Extremeñés pero con acentos chelis matritenses. Mañana, cuando despierte, me habré dado cuenta de que soy todo un inventor de nuevos idiomas a lo Más o Menos, a lo Pujol o Pujoles, a lo Montilla o Moriles. Y si cunde el ejempo entre todos mis lectores y lectoras a lo mejor, entre todos, creamos el cuento de los Mil y Un idiomas españoles y entramos a formar parte del Libro Guinness de los Récords porque eso no lo iguala ni los chinos.

¡Os imagináis, lectores y lectoras, a los del barrio madrileño de Lavapiés creando el idioma "lavapiesino" de España y a los habitantes de la guadalajareña Avenida de
Víctor Aceituno creando el idioma "aceitunero" de España? Pues eso. Manos a la obra a ver si consguimos, entre todos -incluídos también los inmigrantes- crear cada uno su propio idioma para "andar por casa" y decir que es un idioma de España. Hasta que, al final, tengamos todo un mapa idiomático más extenso que la Muralla China. O sea, que cada cual hable y escriba de tal manera que sólo cada cual entienda. En realidad es más chipén tener Mil y Un idiomas de España que un solo idioma de España. Porque así, al no enterarnos de nada, podemos visitar Disneylandia, en los Estados Unidos, y entendernos con el Pato Donald mientras nos comemos una hamburguesa en un Mc Donald de Manhattan y si nos nos entiende nadie pues "santas pascuas" ya que están tan próximas las Pascuas de Navidad. El asunto de crear cada familia un idioma español diferente al idioma español de otra familia es que podemos hablar lo que querramos en nuestras casas que no se van a enterar los vecinos (como hacen los catalanes para que no nos enteremos los demás de que el catalán no es un idioma sino un conjunto de dialectos). Total que todo este rollo de los diversos idiomas de España sólo tiene una exclamación que todos entendemos: ¡Jolines!

¿Estamos ya preparados y maduros lingÚísticamente para crear el cuento de los Mil y Un idiomas de España o hay que pedir permiso certificado a la RAE cosa que no han hecho los catalanistas? Lo mejor es que cada cual hable y escriba como mejor se apañe "para ir tirando" hasta la próxima primavera ya que "cuando llega la primavera el idioma se altera" junto con la sangre por supuesto. El problema, si inventamos cada familia nuestro propio idioma español (como han hecho los catalanistas que tienen más dialectos que los 101 dálmatas centroeuropeos que para eso se llaman muy europeos y los demás no lo somos según ellos) es cómo nos vamos a hacernos entender con el panadero cuando tengamos que comprar pan para todo el día. O sea, que si todo vale en esto de las jerigonzas de los idiomas de España (¡vaya mentira nos han contado con eso de que hay cuatro idiomas en España!) lo mejor es inventar unos cromos con dibujos animados para cada cosa que queramos comprar y así nos entendemos no sólo con el panadero sino con todos los demás comerciantes y podemos comer mejor que si no nos entiende nadie salvo los familiares que no hayan discutido con nosotros, por supuesto, por cuestión de algunas pesetejas de las de antes de la Constitución. ¡Que viva el Dia de la Cnstitución que es el día de hoy y que se mueran los feos que no quede ninguno ninguno de feos porque así las chavalas guapísimas catalanas y el resto de las chavalas guapísimas españolas nos puedan sonreír cuando les digamos algo que, por supuesto, no van a entender porque hablan otro idioma español diferente a nuestro idioma español aunque sean las vecinas de la casa de enfrente o las del piso de arriba y, además, esto de inventar nuevos idiomas españoles es un buen negocio para el futuro porque podemos abrir escuelas, colegios, academias, institutos y hasta universidades donde sólo se neseñen nuestros idiomas que es un negocio macanudo y que es lo que les está dando mogollones de euros a los catalanistas ¿O no es verdad, Señor del Pozo?.

Podemos incluso inventar el idioma "ganseático" para ir haciendo el ganso por la calle e intentar ligar con las ocas, que por supuesto son mudas porque son de cartón dibujado, mientras decimos "de oca a oca y tiro porque me toca". Perdonad que me sonría pero me está entrando la risa en idioma "ganseático" y por algún lugar habrá que empezar. ¡Buen idioma tengan todos ustedes y todas ustedes, amigos y amigas lectoras! Me voy a cenar a ver si como un poco mientras me invento un nuevo idioma español (como intentan hacernos creer los catalanistas) y a ver si hay suertecilla y me llaman los de la RAE para ocupar una de sus poltronas y dormir allí plácidamente como si me hubieran editado los de Plaza y Janés, o los de Salvat o los de Bruguera o incluso los de Planeta. ¡Esto de los idiomas españoles ya es todo un Planeta completo!.
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