POR ESTA NOCHE AL MENOS
Publicado en Dec 04, 2012
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                                                                                                                                                                                                                                                                                                      POR ESTA NOCHE ALMENOS                                                                                                             
 
 
 
 
 
 
 
Son las siete de la mañana de un sábado de verano.
Eva,  en el cuarto de baño se  mira al espejo.  Las ojeras son impresionantes, en uno de sus pómulos, luce un color extraño y  en los brazos aun tiene marcadas las huellas de esos brazos que ella un día amó  tanto, y que ahora tanto daño le hacen.
No sabría decir que le causa más dolor. Si los golpes, o los desprecios y vejaciones que tiene que soportar.
¿Cómo puede ser tan cruel? Parece que no fuera la misma persona que hace diez años se caso con ella. ¡Estaban tan enamorados!...
Al menos ella así lo creía, pero ahora que ya es tarde, se daba cuenta de que él nunca  la quiso.
En realidad, ahora no le creé capaz de querer a nadie, hasta los perros huyen de él. Lleva escrita la maldad en su piel, junto con ese horrible tatuaje que luce en uno de sus brazos, y del que él presume tanto.
Suena la puerta de la habitación.
Eva, como siempre que él está cerca se sobresalta.
 El cuerpo tenso, el oído alerta.
Carlos entra en el cuarto de baño, y como si nada hubiese ocurrido, saluda:
- ¡Hola cariño!
Eva no puede contestar. Tiene un nudo en la garganta que amenaza con  cortarle la respiración.
Él se la queda mirando con descaro.
A través del espejo, Eva observa con miedo.
-¡He dicho buenos días! Dice él  amenazante.
-Buenos días,- contesta Eva con un hilo de voz.
-¿Qué te pasa? ¡No creo que sea para tanto! Y recuerda. ¡Que no vuelva a suceder!.
Lo que no debía de volver a suceder, es que la comida estuviese tan caliente cuando él se sentara a  la mesa.
La verdad es que se había llevado un gran chamuscón.
Eva con los puños apretados, se revela ante tal abuso, pero no tiene el valor suficiente para plantarle cara.
- ¡Soy una cobarde, -piensa.
Él se acerca y la besa en los labios. No hay amor en aquel beso, solo dominio. Quiere darle a entender que es él el que manda, por que ella es de su propiedad.
Eva, no siente ni frío ni calor, solamente lo soporta.
-Está noche no vendré a dormir, tengo un viaje de negocios, -le dice sin más explicación.
Eva sabe que no es verdad, pero no le importa, lo único que quiere es perderlo de vista.
-Esta bien. - Dice Eva procurando que no se note el alivio que siente.
De vez en cuando, su marido tiene “Viajes de negocios”
 
 
Eva sabe de sobra que clase de viajes son, pero no le importa,  desearía que hubiese mas viajes, fuese donde fuese, para ella eso era un gran alivio.
Su marido ya ha salido del baño.
Ella en la cocina prepara el desayuno.
Las manos de Eva tiemblan. Intenta disimular, se retira al baño, no quiere que él lo note.
Cuando Eva sale del cuarto de baño, Carlos ya no está.
 Suena la puerta del ascensor.
Eva desplomándose en el sofá, suspira con alivio.
- ¡Gracias a Dios! Tendré todo el día y toda la noche para mí.  -Piensa.
Espera unos minutos por si se le ha olvidado algo y vuelve ha buscarlo. No es la primera vez que sucede.
Luego se levanta y se sienta a desayunar. No tiene apetito y toma un zumo.
piensa que hoy el día es más bonito y quiere aprovecharlo bien. Comerá tranquila cualquier cosa, y luego dormirá la siesta.
Suena el teléfono. Eva lo descuelga:
 ¿Sí?- Espera.
-¡Hola mamá! ¿Cómo estas? ¡Que alegría!
-¡Hola hija! te llamo para pedirte que vengáis el fin de semana. Vienen los tíos de Cádiz y tiene muchas ganas de verte, bueno todos tenemos ganas de verte.
Eva instintivamente acerca la mano hasta el pómulo de su cara, luego contesta:
-¡Hay mamá que pena!
Luego contesta:
- ¡Hay mamá, que pena! No puede ir. Salgo de viaje ahora mismo con mí marido, - miente.
-¿Pero no puedes dejarlo para otra ocasión? Los tíos ya sabes que vienen poco y té quieren tanto...
-Ya mamá y yo a ellos, pero me es imposible, de verdad.
-¡Vale! Dice su madre desilusionada.
-Cualquier día de estos te doy una sorpresa, hace mucho que no te veo.
-Muy bien mamá, pero avísame antes, no vaya a  ser que llegues y no esté. ¡Viajo tanto...! Ya sabes, los negocios de Carlos, vuelve a mentir.
De acuerdo, te llamaré.
 Eva tiene los ojos llenos de lagrimas.
-¡Mamá, mí querida mamá!  ¡Cómo te echo de menos! No puede dejar que me veas así, té morirías de pena. No consentiré que sepas lo desgraciada que soy. Tu me lo advertiste, aún recuerdo tus palabras.
-¡No me gusta ese hombre hija! deberías esperar un tiempo para estar bien segura de que té quiere.
¡Esperar! No quería esperar. solo quería vivir al lada de Carlos. Él era su vida.
-Demasiado amable. Le había dicho su madre.
La verdad es que Carlos estaba tan pendiente de ella que mas que amor parecía una obsesión.
A ella eso le gustaba, y los buenos consejos de su madre, cayeron en saco roto.
Se casó con Carlos, pero antes de un año la amabilidad se había convertido en persecución.
Al principio, Eva pensaba que eran celos.
Con el tiempo fue dándose cuenta que lo único que pretendía era dominarla al máximo.
No perdía ocasión para humillarla delante de sus amigos.
 Él decía que debería ponerse, como se peinaría, también era de su exclusividad, escoger a sus amigos, como llevaría la casa y hasta los kilos que podía engordar.
Eva ya no era dueña de su vida ni de su cuerpo, ni de su mente.
 
 
El primer día que Eva se cortó el pelo ,lo recordara durante toda su vida.
Eva, tenía una melena larga y negra como las alas de un cuervo.
Siempre la llevaba recogida en un despreocupado moño, pero el calor del verano le hacía sudar  y tenía que lavarlo casi a diario.
Cansada, y más que nada por el ansia de cambiar de imagen, un buen día decidió por su cuenta que se cortaría el pelo.
-Seguro que a Carlos le gustara. siempre quiere que lo lleve recogido...
Cuando sale de la peluquería se encuentra preciosa. Parece mucho más joven y le da un aire de picardía maravillosa.
-¡ Que sorpresa se va a llevar Carlos.  ¿Qué cara pondrá?
-Lo iba a saber enseguida.
Suena la puerta de la casa y ella luce la mejor de sus sonrisas.
Por desgracia la sorpresa se la llevo ella.
La puerta del salón se abre y aparece Carlos que como clavado en el suelo la mira incrédulo.
De pronto se ha puesto rojo, un rojo tirando a morado. tiene los puños apretados y la expresión no es de felicidad precisamente.
-¡Pero bueno! ¿Qué has hecho?¿ Quien te ha dado permiso  para que té corten el pelo? valla facha,  pareces una fulana. - Increpa al tiempo que se acerca a ella cada vez más.
A la muchacha se le ha ido por completo el color de la cara.
 Con un hilo de voz dice:
- Pensé que té gustaría.
-¡Pensé, pensé! Desde cuando tú piensas.
Está junto a ella y le sujeta fuertemente el brazo hasta hacerle daño.
Un ramalazo de orgullo sacude a la mujer que dice con voz está vez más firme:
- ¡El pelo es mío! ¿No?
-Sí, pero tú harás lo que yo té diga.
Sin más, la propina un puñetazo que deja uno de sus ojos morados y la derriba al suelo.
Está asustada por el golpe y el brazo le duele mucho. Empieza a llorar como una niña.
Carlos se acerca a ella. La mujer tiene miedo y se encoge de tal manera que parece un ovillo. Cierra fuertemente los ojos y espera un segundo golpe.
En contra de  lo que espera. Carlos le abraza y le pide perdón mientras la besa.
Eva no tiene las ideas muy claras. Pero se deja abrazar mientras la ilusión de que la quiera un poquito vuelve a ella.
Mientras acaricia los cortos cabellos le está diciendo con una voz  que pretende ser dulce, pero que no suena como tal.
- ¿Lo ves?  Ahora yo tendré remordimientos por lo que he hecho. Yo té quiero mucho. ¡Por favor que no vuelva a ocurrir! Le da un beso fugaz y la deja en el suelo;
Luego  se dirige al baño diciendo:
- ¡Necesito una buena ducha! ¡A y no cenaré en casa! Prepárame la ropa.
Eva todavía en el suelo, no puede creer lo que no tiene explicación para ella.
-¡Si la quiere! ¿Por qué le hace tanto  daño?
Con el cuerpo aún dolorido se acerca al espejo del salón. El espejo le devuelve la imagen de su rostro destrozado por aquel puñetazo. Tiene un tremendo moratón. Un moratón que será el primero de muchos otros.
Ahora se  mira al espejo y se siente más  desgraciada que aquel día.
Los golpes y los desprecios  aumentan, según van pasando los años. Lo peor es que ya no sabe si tiene ella la culpa de todo. No tiene voluntad.,ya ni se atreve a salir a la calle.
No quiere que nadie se entere de su problema. Seguro que dirían:
 
 
-¡No lo sabe llevar!
No sabe que hacer, solo vive para esperar que Carlos desaparezca de su vida.
Su amor por él se ha tornando en miedo, un miedo que solo comparte con el alcohol.
En el baño oculto en una botella de lejía, su alivio, espera que todas las mañanas Eva, le salude amablemente.
- ¡Hola, tú eres mí único consuelo!
Esa botella y las pastillas anticonceptivas son el gran secreto de Eva.
Estas están ocultas en una caja de estropajos. Él jamás tocará ninguna de esas cosas. ¡Sería como perder su orgullo de macho!
Las pastillas y el alcohol son sus únicos confidentes.
Carlos quiere tener hijos.
-¡Hay que marcar territorio! Dice.
Como el tiempo pasa y el hijo no llega, la culpa es de Eva. ¡Claro está!
¡Él  es muy hombre!
-¡No vales ni para eso! - Le dice cada vez que tiene ocasión.
 A ella los insultos le duelen, pero por nada ni nadie traería al mundo un hijo a ese hogar que no es tal.
Muy al contrario. Carlos no lograría un hijo suyo,  de eso es de lo único que estaba segura.
Con estos pensamientos recuerda a su madre.
¡Que feliz sería con un nieto! Sabe que le encantan los niños y ella es su única hija.
Se lo ha pedido muchas veces, pero la respuesta de Eva siempre es la misma:
- ¡No es la ocasión mamá ya vendrá!
Su madre nunca protesta. Se diría que sabe por que no quiere tener hijos.
Eva en el fondo de su alma pide a Dios que su madre nunca lo sepa
-¡Seria horrible para mamá! ¡Por favor Dios mío que no se entere nunca!
Por eso la ha mentido. Su madre no puede verla con esa cara.
No lo resistiría, ha sufrido tanto..
El padre de Eva había fallecido en un accidente de trabajo. Eva  solo contaba entonces dos años y no lo recordaba, pero su madre le había hablado tanto de él que ella lo conocía como si hubiese vivido todos esos años con él.
 Mamá, aún seguía enamorada, debieron de ser muy felices, por que mamá le contaba montones de cosas vividas con él. Sobre todo la alegría que sintió cuando ella nació.
Él al contrario de casi todos los hombres quería que fuera una niña.
Cuando Eva nació fue el hombre más feliz de la tierra.
- ¡Mis dos hadas! -decía. Le contaba su madre.
Que bonito hubiese sido tener un padre.
El timbre de la puerta, le hace ponerse en pie de un salto.
Su aspecto es el de un felino a punto de atacar.
-¡Dios mío es él!
Las piernas le tiemblan escandalosamente al llegar a la puerta.
Se alza hasta la mirilla. Solo es un hombre con cara de vendedor.
Eva respira aliviada. No abrirá la puerta. No tiene ganas de aguantar a nadie.
Vuelve a sonar el timbre, pero ella ni se inmuta.
La botella con el licor vuelve a estar en sus manos. Luego vuelve al sofá y se queda dormida.
Cuando despierta, está oscureciendo.
Tarda un poco en centrarse. No sabe muy bien si amanece o se hace de noche.
Da igual. Otro trago y a seguir durmiendo.
-Una ducha me vendrá bien -se dice, tiene calor.
 
 
La ducha le a sentado bien, está más animada y ya no tiene sueño.
Se mira al espejo tapando el moratón con la mano, se observa.
-¡No estoy tan mal!  Me parece...
Recuerda el éxito que tenía con los chicos. La verdad en que en la discoteca se peleaban por bailar con ella.
-¡La discoteca! ¡Eso es! ¿Por qué no pasar la noche en la “Disco”?
El no vendrá hasta mañana por la tarde.¡Eso si viene!
Se anima por momentos. El moratón no será ningún inconveniente.¡ Es una  experta en hacerlos desaparecer!
Unas ganas enorme de divertirse y otra visita al baño deciden que irá a la discoteca.
Se ha maquillado con esmero,  la  operación ha llevado su tiempo,  pero el resultado es magnifico, nadie diría que en esa cara se esconde un moratón
Vuelve a tener el pelo largo pero hoy no lo recoge con nada y la bella melena se mueve a su antojo con libertad.
 Unos vaqueros blancos y una blusa negra es el atuendo de Eva.
No ha escogido mucho, le da igual, solo quiere divertirse y olvidar que mañana será otro día lleno de miedos y angustias.
-¡ Pero está noche es mía! – piensa Eva en voz alta
Sus ojos brillan de nuevo con ilusión, se encuentra bonita, se nota libre.
¡Por esa noche al menos.!
Sale a la calle.
 Ya es tarde, pero no importa, tiene tiempo.
Se dirige al mostrador y pide un  bebida.
Las luces producen unos destellos preciosos en sus ojos, pero en el fondo de ello, hay un mar tormentoso.
La  música y el alcohol animan prodigiosamente su  baile. Es una verdadera belleza.
Sus ojos cada vez brillan más.
 Recuerda los años vividos antes de casarse con Carlos.
¡Que feliz había sido!
Quiere apartar los malos pensamientos sobre lo que es ahora su vida, pero es incapaz.
Sigue bebiendo. Solo tiene una idea fija. ¡Ser feliz, ¡ Por está noche al menos!
De pronto, todo se nubla ante sus ojos,  pierde el sentido y se desploma en el suelo.
La calma ha vuelto a su cuerpo.¡Ya no tiene miedo! ¡No quiere volver. no quiere vivir!
Siente que la cuidan con cariño, para ella ahora eso es suficiente.
No quiere volver al horror de su nido. No quiere vivir en ese mar de dudas en lo que se ha convertido su existencia. No quiere que los malos recuerdos se apoderen de su mente cansada.
Siente que unas lágrimas amargas resbalan por su rostro.
No son suyas.
 Ahora no siente miedo.
¡Dios mío! ¡Son las lagrimas de su madre!
Su mente se agita.
- ¡No madre tú no, no quiero que sufras!
Más lagrimas de su madre siguen cayendo en su rostro y penetran hasta el alma.
Su mente ya no está en calma, ahora quiere volver para consolar a su madre. No puede sentirla sufrir así.
Su cerebro se agita, sus ojos se abren.
 El dolor de su madre a hecho el milagro.
 
 
Abre los ojos, su madre los tiene cerrados y un raudal de lágrimas se filtran entre sus párpados rodando silenciosas por su rostros.
Eva aprieta con fuerza la mano de su madre, está abre los ojos y una sonrisa ilumina todo su rostro. ¡Su hija ha vuelto!
 
Han pasado varios días en la clínica.
Eva está decidida. ¡No volverá con  Carlos.
Ahora se siente muy fuerte, su madre está con ella y eso le da fuerza suficiente.
A pedido la separación.
 
-¡Ni lo sueñes!  -Le había dicho él, también  como de costumbre la había amenazado.
Pero Carlos ya no podía hacer nada. Eva era todo valor.¡Ahora ya no le tenía miedo alguno.
Su voluntad, el cariño de su madre y la indispensable ayuda de un  buen sicólogo, habían hecho el milagro.
 
Carlos desesperado, se fue hundiendo. Ya no tenía a quien hacer daño.
Ya no tenía a quien dominar.
Eva empezó a trabajar. Según iba subiendo su nivel de vida el de Carlos iba bajando.
 
Eva encontró un nuevo amor. ¡Un amor de verdad!
En vez de golpes, tenía un “Te quiero”.
 En vez de desprecios, tenía miles de proyectos.
El amor de su madre le había devuelto la vida.
Ya nunca más miraría el suelo, ahora podía mirar orgullosa el cielo.
¡Ahora empezaba su tiempo
 
 
 
 
Antonia Rico
 
 
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Miembro desde: Nov 17, 2012
1 Comentarios 302 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

maltrato hacia la mujer

Palabras Clave: resarcir madre vida

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



Comentarios (1)add comment
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Hydra

Triste y real historia. Has leído mi texto "Mátalo"?... Habla de lo mismo
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December 04, 2012
 

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busy