EL DIARIO DE LA ABUELITA
Publicado en Dec 01, 2012
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EL DIARIO DE LA ABUELA  
 
15 de junio de 2006
 
 
 
 
 
 
En una preciosa aldea rodada de unas enormes montañas, nació Lucia.
Era una mañana de primavera.
La niña tenía tantas ganas de ver a sus papás, que se le ocurrió nacer unos días antes.
Como los papás no la esperaban tan pronto, se llevaron una gran sorpresa.
Eran tantas las ganas que Lucia tenía de venir al mundo, que a su madre no la dio tiempo ni a prepararse para ir al hospital.
Total, que Lucia nació en la casa de sus papás.
Tuvo mucha suerte, por que la que iba a ser su abuelita estaba con mamá, y en menos de nada Lucia estaba en este mundo muy feliz y contenta.
Papá acudió rápido a la llamada de mamá, pero cuando entro en la habitación, Lucia respiraba satisfecha de su hazaña en los brazos de mamá.
El nuevo papá se queda de piedra cuando entro en la habitación ¿Cómo puede ser posible? Solo hace tres horas que me fui de casa.
Pero era posible y Lucia estaba repantigada cómodamente esperando a papá.
Este la miraba embobado, y una lágrimas de emoción y alegría resbalaban por rostro.
Dio un gran beso a mamá y luego se acerco a su hijita. Le daba mucho miedo tocarla. ¡Era tan pequeña!
¡No te preocupes! Le dijo mamá, no la pasara nada.
Papá la cogió en sus brazos y luego la cubrió de besos. El papá lloraba de emoción, pero seguro que Lucia no entendió por que lloraba y se echó a llorar ella también.
Su papá  asustadísimo, volvió a ponerla en los brazos de mamá, que sonreía con ternura.
La niña se calmo rápidamente y a partir de eso momento todo fue una fiesta.
La casa de Lucia era preciosa. Grande, muy grande. Además había una cuadra enorme donde vivían, las bacas, los caballos y las ovejas.
También un gallinero y una huerta. Alrededor de la casa muchos prados y un poco más allá un monte de viejos castaños que vigilaban la casa de la pequeña Lucia

Enseguida la niña dio muestras de ser muy curiosa.
Cuando casi tenía un añito, ayudada por su abuelita aprendió a caminar.
Lo primero que se la ocurrió fue meter la cabeza en un armario.
El susto que se llevo, le servio a la niña para frenar su curiosidad. Os cuento:
En el armario se había metido uno de los muchos gatos que deambulaban por la casa y sus alrededores.
Pues bien. Cuando Lucia abrió la puerta, el gato que dormía placidamente, se asustó, y al salir a toda velocidad, se llevo a Lucia por delante. La abuelita estaba allí pero no llego a tiempo para sujetarla. Total que el resultado de  su curiosidad, fue un hermoso chichón que sería el primero de muchos otros.
Durante unos años, todo trascurrió felizmente. Pero un día cuando Lucia contaba solo cuatro añitos. La abuelita se puso enferma y el señor Dios se la llevo para que no sufriera.
A partir de entonces Lucia aunque era muy pequeña, echaba mucho de menos a su abuela.
Mamá y papá jugaban  con ella, pero no era lo mismo. También iba al colegio y al parque y tenía muchas amiguitas.
Aunque era feliz, echaba de menos muchísimo a su abuelita. Se había acostumbrado a jugar con ella al escondite. Además, siempre que la encontraba la abuelita le daba un premio.
El tiempo fue pasando y Lucia ya había cumplido ocho años. La seguían gustando las muñecas,  seguía tan curiosa como siempre, y también seguía echando de menos a su abuelita.
Lucia cuando no tenía colegio, se dedicaba ha investigar por la casa y sus alrededores. Esperaba muy convencida que un día  encontraría un tesoro.
Un día mientras merendaba sentada en la galería, se fijó en la puerta del desván. Era lo único que la quedaba sin registrar.  Pero la daba miedo y aunque lo intentó varias veces, nunca se abrevió a traspasar aquella oscura y misteriosa puerta.
Tengo que entrar, Se dijo. Ahí debe de haber miles de cosas raras, es tan grande. ¿Qué habrá ah?  Seguro que hay un tesoro. Preguntaré a mamá.
Mamá ¿Qué guardas en el desván? Le pregunto.
¡ Huí hijita infinidad de cosas, la abuelita lo guardaba  todo!
La abuelita, pensó Lucia. Seguro que tendrá un montón de cosas preciosas y seguro que hasta algún tesoro.
¡Tengo que entrar! Se  dijo muya animosa. Ya era muy tarde lo dejaría para mañana. Entraría sin lugar a dudas.
Aquella noche Lucia soñó con la abuelita. Jugaban como siempre al escondite.
Cuando despertó se sintió muy triste. Ya no podría jamás jugar con la abuelita.
Pero luego pensó: Bueno jugare en mis sueños con ella.
Ese día era sábado, por lo tanto no tenía que ir al colegio.  Mama la llevaría de compras por la tarde, pero tendría toda la mañana libre.
Después de desayunar, Lucia ya estaba dispuesta para su aventura.
Llamó a mamá y le pregunto. ¿Mamá puedo rebuscar cosas por el desván?
¡Claro! creo que es lo único que té queda por registrar! La llave de la luz está al lado de la puerta.
¿Qué se esconderá en un lugar tan misterioso? Se pregunta de nuevo Lucia.
Lucia lo averiguaría inmediatamente.
Apenas encendió la luz. El hermoso desván se ofrecía a sus ojos, como un mundo lleno de misterios y tesoros, aunque eso sí todo estaba lleno de polvo y alguna telaraña que le daba un aspecto más misterioso.
Lo primero que descrió con alegría, fue el viejo sillón de mimbre. Ella lo recordaba muy bien. En el se sentaba la abuelita para contarle aquellos maravillosos cuentos.
Aquel querido sillón en el que habían quedado los finales de muchos de aquellos cuentos, Cuando Lucia rendida de tanto jugar se quedaba arrullada por la dulce voz de la abuelita.
Echó a correr y se sentó en él. Emocionada cerro los ojos. La parecía sentir el calor de su abuela y aquel olor a lavanda que emanaba ella.
Lo del olor a lavanda tenía su explicación. Al lado del sillón, en una repisa un gran ramo de lavanda seco, aromatizaba todo el desván.
En aquel rincón casi todo lo que se vía eran cosas de la abuela.
Con manos nerviosas Lucia lo revolvía todo.
De pronto, sus ojos divisaron un bello baúl. Estaba labrado con dibujos y en el centro tenía un medallón con unas letras. Lucia se acerco y retirando el polvo que lo cubría, pudo leer: ¡Ursula!
La niña pestañea repetidas veces. Ese era el nombre de su abuelita.
Lucia se abraza al baúl con ternura ¡Abuelita, abuelita! decía llorando.
Cuando se calmó, secándose los ojos con el dorso de sus pequeñas manitas intento levantar la tapa. Seguía su curiosidad.
Al fin lo logró, y cual sería su sorpresa. Estaba casi vació, pero en el fondo se podía ver un sobre bastante grande, con algo escrito.
La niña lo saca y acercándolo a la luz lee la frase escrita en él.¡ Para Lucia!  A continuación. Sabía que vendrías. Ábrelo.
Lucia nerviosa, muy nerviosa, se dispone ha abrir el sobre.
Las manos le sudan y un escalofrío recorre su cuerpo, como cuando tiene fiebre.
Como las piernas la temblaban, decide sentarse en el sillón. Así lo hizo, pero una vez sentada la dieron unas ganas terribles de escapar. Tenía miedo, pero también quería saber que le decía su abuelita en el interior del sobre.
Seguro que me escribió una carta para despedirse. Pensó.
Tengo que saber que pone.
Decidida y con mano firme, lo sujeta fuerte y luego rasga el sobre por un dado.
Al fin logró sacar el papel. Mirándolo, dos lagrimones rodaron por su carita y fueron a estrellarse en el suelo cubierto de polvo del desván.
Era una carta. En el membrete ponía.( Para Lucia). A continuación su abuelita le había escrito una carta que decía así:
Querida nieta.  Mi querido tesoro.
No sabes lo que siento no estar contigo. La vida es así, cariño. dios me llamo a su lado y a eso nadie se puede negar.
Se que ahora serás una niña grande. si no, no te hubieses atrevido ha subir al desván.
Yo ya sabía que tú lo harías siempre fuiste muy  curiosa. Por eso te he escrito esta carta.
Se que eres muy buena tanto como curiosa y revoltosa, pero eso es bueno cariño. Mi querido cariño, como te llame siempre. No quiero que llores.
Los niños deben de ser felices. Se que echas de menos nuestros juegos. ¿Pero sabes? Yo sabía que abrirías esta carta. Por eso se me ocurrió un plan.
Escucha cariño. Aunque yo no este contigo. Tú y yo vamos ha poder jugar, y veras que bien lo vas ha pasar.
Te voy ha explicar las reglas del juego.
En este mismo sobre hay otro mas pequeño. En el están las instrucciones.
Lucia lo busco y en efecto allí estaban.
Veras querida mía. tienes que buscar una palabra, que yo oculte en un lugar. Tendrás que completarla, y cuando lo logres recibirás un premio.
Cada letra de está palabra, esta en un tarro de cristal, oculto en cualquiera de los sitios que tú y yo visitábamos. Junto con la letra habrá una pista y la letra siguiente que debes encontrar.
Por ejemplo.  La “C” esta es la primera letra que debes encontrar. Esta oculta  en el viejo castaño, donde tú y yo jugamos.
Después buscaras las otras letras y cuando encuentres la última letra formara la palabra completa y ¡Sorpresa ¡ Allí estará tú premio.
Cada vez  que consigas un premio, también habrá otro sobre con una letra de la siguiente palabra. Así tú y yo pedemos seguir jugando durante mucho, mucho tiempo. Hasta que tú no tengas edad para jugar.
Estoy segura que te gustará el primer premio.
Estudia mucho y se muy buena con los papá.
Un beso muy fuerte y hasta pronto.
Aquella despedida de su abuela la había gustado mucho a Lucia.
Así no la echaría tanta de menos.
Luego cogió el sobre con la carta y las claves y salió disparada hacía la cocina, donde mamá una suculenta comida.
Mamá, mamá, gritaba la niña muy alborotada. Mira lo que me dejo la abuela
en el baúl del desván.
Su madre la escucha incrédula. Pero al ver el rostro de la niña, comprendió  que algo muy especial estaba pasando.
¡Calma, calma! La dice abrazándola dulcemente. Tranquilízate y luego me lo cuentas.
¡No puedo mamá, Desde hoy voy a seguir jugando con la abuelita mira, mira!
Repetía llorando y riendo al mismo tiempo.
Después de muchos intentos logró que la niña soltara la carta.
al primer vistazo la mamá de lucia reconoció la letra. En efecto era la letra de su madre. El corazón le dio un tremendo vuelco y a punto estuvo de caerse de la silla.
Luego intento calmarse y comenzó a leer la carta. Al final sin poder contenerse,
abrazó a su hijita y entre sollozos le dijo: Que inteligente era tu abuelita y como te quería
 
 
 
 
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historias de abuelas

Palabras Clave: juegos pistas regalos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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