En la tarde llegó una mujer a la Oficina pidiéndonos que buscáramos un documento que le urgía. Con cierta angustia en los ojos nos dijo:
- ¡Por favor, ayúdenme, en verdad me urge, si no mi jefe me va a comer viva!
Me sonreí en silencio porque sabía que esa era una frase hecha. ¡Todos alguna vez hemos dicho lo mismo!
Más tarde llevé el documento que le urgía y entré a la Oficina. Se lo di a la Secretaria, pero antes pude observar que en el suelo había manchas rojas por todos lados y entre la basura estaban algunos cabellos guardados en bolsas de plástico transparente.
En ese momento entendí que la mujer realmente no mentía.