GRIMUALDA
Publicado en Nov 24, 2012
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•-     Y tú, cómo te llamas.
•-     Grimualda, señora.             
•-      ¿Grimu... cómo? ¿Qué clase de nombre es ese? ¡María! Desde ahorita: "María", ese será tu nombre en esta casa...
•-     (GESTO INTRADUCIBLE DE GRIMUALDA)
•-     ¡Qué! ¿No te gusta? Pero acaso no sabes que María es el  santo nombre de la Virgen, qué más  quieres.
•-     Sí, señora. Como usted diga.
•-     Muy bien. Entonces,  María. Ahora acompáñame por las habitaciones para indicarte cuál será tu trabajo.
• • •
Doña Clotilde, ahora está en gran conversa con su nueva amiga.  Ivette Le Bournet, encumbrada dama de la socialité diplomática.
Esa gentecita convive hacinada en sucuchos de cartones, tablas, latas y qué se yo. Ni siquiera una que otra teja. Casuchas miserables sobre la polvorosa tierra. Eso les encanta, su cerro.

La señorita Grimualda, natural de su amado cerro El Pino, acaba de ser admitida en la aristocrática mansión de doña Clotilde como "trabajadora del hogar". Eufemismo, claro que sí. Adecenta (en algo) la muy castiza acepción de sirvienta.  

Primer día de trabajo.
Grimualda está a la espera de la doña. El ama de llaves la ha puesto al corriente de su labor y salario. Pero la señora Cloty es en extremo puntillosa. Exige dar en persona las instrucciones. Finiquitada su mística aromaterapia de tipo holístico y luego de sus abluciones con flores de Bach, la doña hace su ingreso a escena. Luce frescachona y fragante, embutida en un brillante salto de cama color melón ornado con coquetos bobos de encaje blanquísimo. Mira, María, con su erecto índice mandón, madame Cloty está ordenando. Primero lo primero. Limpiarás a conciencia mi dormitorio principal ¿Ya? Es tan grande que te tomará mucho tiempo dejarlo perfecto. Pero así me gusta y así te lo exijo ¿me comprendes?
-Sí, señora, lo haré.
Y Grimualda se  traga su propio refunfuño. Aunque nadie puede evitar que un arcano carajeo revolotee adentro de su testa. En este dormitorio cabría cuatro veces toda mi casita, donde dormimos  los diez. La señora diplomática sigue escuchando muy atenta. Y doña Clotilde, continúa con su pepitoria. ¡Uf! Esta nueva criada pertenece a esa tribu de pellejo tirando al pardo barroso. Gentecita oscura que disfruta habitando en los cerros, en el culo del mundo... ¡Quelle horreur! ¡Terrific, hija!  
• • •
Ahora, María, concéntrate bien y déjate de mirar lo que no te interesa. La doña prosigue con su manual de estrictas instrucciones. Este es el cuarto de baño de la suite. Aquí, en este lugar preferencial, vas a poner todo tu esmero. Sobre todo con la pileta de hidromasaje. Es de Carrara, un mármol precioso,  tan fino, que se raya con solo mirarlo. Mucho cuidadito ¿eh? Lo tendré en cuenta, no se preocupe, señora. Grimualda-María se contenta con  murmurar. Pero su lenguaje encefálico, no puede detener otra carajeada. Y nosotros, solo con nuestro jarrito, ahorrando el agua que trae el camión, se dice.
El equipo lavavajilla funciona solito. Es totalmente automático. Basta programarlo con este botón ¿ves? Basta un clic y ya está... Se detiene solito. O sea que te vas de alivio. Habría que conocer las interioridades de Grimualda, para interpretar su maléfica sonrisa de silencio. Vieja de mierda, qué sabes tú de lavaderos con esas uñas coloradotas. Seguro has degollado a tu marido.

Madame Cloty, continúa derramando exquisiteces. La diplomática asiente y calla. Otorga lo que escucha. La muchacha que acabo de contratar... ¡ay! si la vieras con la tenida que se me presentó... ¡uf!  te mueres de un infarto. Un faldón vomitivo, todo corrugado, y una blusa apelmazada color caca. Algo asqueroso, hija. Creo que a la plebe le encanta esa ropa que aunque esté limpia siempre parece inmunda

Ahora, ama y sirvienta, continúan la tournée con los sagrados mandamientos de la Cloty. Tanto la sala de visitas y el corredor de losetas venecianas tienes que encerarlos hasta que brillen como espejo. La servidumbre nunca lo ha hecho bien. Espero que tú sepas usar la lustradora como se debe. Ah... Y para los rincones, te me pones en cuatro patas y me los frotas con la franela hasta que te duela el espinazo. ¿Me comprendes? Cómo mierda no te voy a comprender, cabrona. Quieres que me saque el ancho. Con esta muda requintada atragantada como espina en el alma, los ojos de Grimualda son tizones al rojo vivo. No obstante, ella sigue calladita, nomás. 
Ignorando la terrible tormenta dentro de la cabeza de la criada, la doña  añade algo que se le olvido. Ahhh... y mientras limpias, fíjate si me encuentras las llaves de mi coche. Luego tengo que salir. Y la sola idea ya me está destrozando los nervios. Qué horror. Tú ni siquiera imaginas lo que es manejar en esa jungla de microbuses, motos, ómnibus, vendedores ambulantes, mendigos... ¡un martirio!  ¡algo insoportable! Pero qué sabrás tú de eso.  Una anda enloquecida con todos los compromisos que tiene que soplarse. A tal hora el coctel, a tal otra una cena, un matrimonio, un desfile de modas... En fin, agradece que tú no tienes que cumplir con nadie. Grimualda tiene que frenar en seco sus intenciones tanáticas. Mejor será sonreír de rabia. Blanca puta del carajo, quiero verte embutida en el microbús de la línea 486. 
Y otra cosita, añade la Cloty, en la mañanita, fíjate si hay una buena provisión de frutas de la estación, yogur de todos los sabores. Pan integral, huevos, cereales, leche y jamón inglés... Ya lo sabes, si no tenemos lo esencial un desayuno no es un desayuno.  Claro, señora, estaré atenta. La erupción del volcán grimualdino parece inminente. Pero, vulcanóloga al fin, la flamante trabajadora del hogar toma sus previsiones. Le embute un tapón de paciencia a su furibundo cráter.
Y si la mando a...No. No, a lo mejor me larga y me quedo sin chamba.  Grimualda sigue callando.
•-     No.  No, es mejor no seguir con este odioso tema, querida amiga, Ivette. Uno tiene que resignarse a soportar a esta gentuza. De otro modo no sé quién haría el trabajo de mulas...  Brutas, repugnantes pero imprescindibles... ¿Tú que opinas, Ivette cherie?

  
  
  
  
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Foto del autor Toribio Alayza R.
Textos Publicados: 34
Miembro desde: Nov 17, 2012
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Descripción

Enfrentamiento entre patrones y empleadas del hogar.

Palabras Clave: GRIMU

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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