La puta incomoda
Publicado en Nov 22, 2012
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-¡Necesito un tabaco!- Repuso la mujer que descansaba totalmente agotada a mi lado, habíamos tenido sexo durante un par de horas y también me sentía agotado aunque no de tal forma como ella... ¿eso me hace un buen amante?...

 Mentiría si digo que es mi esposa ó una novia ó cualquier pendejada, en realidad no se quien es, ni siquiera se su nombre solo la llame ¨primor...¨

 ...Ella busca...ba quien le invitara un trago en aquella plaza tan pintoresca llena de música y folklor mexicano, llena de hombres alcohólicos (la mayoría dolidos) y algunas mujeres buscando marido o simple diversión y yo sin nada que hacer, sólo,  buscando... nada en especial, simplemente tratando de descifrar como podían los hombres sentir tanto la perdida de una pareja sentimental.

Me intrigaba la forma de caminar de algunas mujeres que se contoneaban de un lado a otro de la plaza tratando de encontrar un hombre ó en algunos casos una mujer que llenara ese estereotipo que tenían tan incrustado en su sentido del placer, que llenara las expectativas de lo que llaman un ¨buen amante¨, revise la hora, 9:30 aun temprano para largarme a la función porno que se exhibe en un teatro cercano a Bellas Artes. Encendí un tabaco y me encamine en dirección al camión que me llevaría hacia mi función cuando tropecé con ella, una mujer de aproximadamente 40 años, andrajosa, que solo se dedicaba a recoger botellas de plástico para después venderlas y llevarse algo de comer a la boca, me disculpe de manera muy formal y ella me respondió -viejo pendejo porque no se fija por donde camina, que tan apendejado lo tienen las viejas pirujas que vienen aquí de putas- y yo solo lance el tabaco lejos y encendí otro ignorando sus palabras.

En fin seguí mi camino y sentí la mirada postrada sobre mi persona, voltee hacia los lados y me encontré con una chica de mirada candente, piernas largas y bien torneadas cubiertas con medias negras que llegaban a los muslos y dejaban una parte descubierta antes de llegar a la minifalda que era tan corta como la colilla de mi cigarro, la cintura tan angosta y perfectamente dibujada bajo la ligera blusa, que pronunciaba un atrevido escote que me dejaba ver más de lo que a mi me podría excitar, con pechos de un tamaño medio pero que aparentemente no eran afectados por la ley de la gravedad, labios excitantemente jugosos y tan rojos como las fresas que se venden en los supermercados de renombre, el cabello tan corto que dejaba al descubierto sus pequeñas orejas llenas de pendientes y arracadas.

Con un caminar sensual se acercó sosteniendo una bebida alcohólica en la mano, dio algunas vueltas en torno a mí, se acercó por la espalda y me dijo al oído -Espero que no tengas planes para esta noche- y su voz me provoco escalofríos por la infinita sensualidad que derrochaba en cada palabra, a lo que solo respondí -Acabo de cancelar mi agenda primor-
Nos dirigimos hacia un hotel no sin antes pasar por algunos suministros necesarios que serian: alcohol, tabaco y condones. El alcohol era necesario para su alcoholismo, el tabaco para mi dependencia a la nicotina, y los condones para nuestra dependencia al sexo, los cuales no serian ocupados por el ansia de vencer y ser vencidos en el acto erótico.

Una vez internados en la oscuridad de lo que seria nuestra cueva de amoríos indignos... encendí la luz, por temor a encontrarme en la densa oscuridad a una fiera indomable ansiosa de devorarme entre sus piernas. Al contrario de mis pensamientos pérfidos encontré a una joven que parecía sumisa en demasía, aquella fiera que había imaginado unos instantes atrás no era sino una gatita tierna esperando una caricia sobre su cuello, sobre su espalda, sobre sus pechos, sobre sus nalgas. Me acerque entonces a la bella mujer y la besé apasionadamente como si fuera mi amante desde tiempos antiguos a los que vivíamos.

Tome la iniciativa para despojarla lenta y tranquilamente de sus ropas (obviamente aguantándome las ganas de desnudarla y cogérmela sin preámbulo), pues pensé que esta ocasión ameritaba algo de delicadeza y madurez sexual. La abrase y besé en repetidas ocasiones y poco a poco la desnude hasta dejarla tendida en la cama masturbándose para mi, después de unos minutos se levanto y me despojo de mi atuendo anticuado de una manera tan suave y sensual que volvió a estremecer todos mis sentidos hasta dejarme al borde del orgasmo, sin embargo tuve que retenerme para no hacer el ridículo ante la joven ardiente que me quería dentro de si aquella noche.

Una vez desnudos los 2 apagamos las luces de la habitación y dejamos encendida la del baño, al parecer por temor a... no sé que cosa, nos besamos nuevamente e intente penetrarla pero ella inicio un juego en el que sus labios y su lengua demostraban grandes habilidades sobre mi falo erecto, me volvió a excitar gravemente y esta vez casi no pude contenerme y ella soltó una discreta carcajada mofándose de mis muecas por retener mi eyaculación.

Intente retomar el curso del acto sexual recostándome y montándola encima de mi, pero esta vez me dijo -espera aún nos quedan varios juegos- y bajo sus pechos a la altura de mi miembro para masturbarme con ellos mientras solo me excitaba nuevamente y retenía otra vez mis ganas de eyacular. Admito que su trabajo en la cama era grandioso pero porque hacerme esperar tanto para penetrarla, ¿acaso solo estaba jugando conmigo? ¿o solo quería excitarme lo suficiente para burlarse de mi? Aunque cabía la posibilidad de que le excitaran los juegos sexuales para así poder disfrutar mejor de una sesión erótica...

Una vez haciendo de lado mis dudas y admirando como se masturbaba para mi sin habérselo pedido regrese a su lado para tomarla por la cadera y penetrarla por detrás, a lo que reacciono abruptamente, aventándome y tirándome de la cama ¿Qué cual fue mi reacción? Obviamente estaba encabronado por no podérmela coger a mi antojo ó más bien por ni siquiera poderla penetrar y en un ultimo intento desesperado me pare y le pregunte  - ¿venimos a coger o a estar con pinches jueguitos pendejos?- y ella se sirvió un trago, lo bebió y me grito - ¡No a todas nos gusta por detrás!- Al escuchar sus malditas palabras sentí la necesidad de golpearla, de un trago y de un tabaco pero solo tome mis ropas, mi cartera y mi cajetilla de tabacos, me vestí y salí del hotel.

Camine algunas cuadras solo para regresar a Garibaldi donde conocí a la puta que me dejaría con el dolor de huevos. Di una vuelta mientras fumaba como queriendo calmar mi dolor con cada tabaco consumido y me encontré nuevamente a la vieja andrajosa que recogía basura, me miro y se burlo abierta y jocosamente diciéndome - ¿Qué le duele más el orgullo o los huevos?- La tome del brazo con fuerza y le dije -Me duelen los huevos pero para eso esta usted aquí ¨primor¨- Le mencione que ganaría más dinero perdiéndose unas horas en un hotel conmigo, que recogiendo botellitas de plástico. En un inicio su reacción fue violenta, pero al mostrarle un fajo de billetes accedió y todo ese odio que parecía existir en ella desapareció notándose en que en lugar de insultos recibía caricias.

La lleve a un hotel cercano y la desnude pero mi dolor de huevos era tan fuerte que no tuve tiempo de ¨prender el boiler¨ solo la tome por la cintura y la penetre por el ano, en un principio se quejo diciendo -No a todas nos gusta por detrás...-  palabras que obviamente me encabronaron pero todo se calmo cuando acabo su frase -...pero tu eres el que paga ¨papito¨-
Después de un rato de penetrarla de esta forma me recosté en la cama y la monte sobre mi penetrándola de esta forma, note que era muy vigorosa para las artes sexuales y que en realidad sabia como desempeñarlas cosa que a mi me valía madres pero que dejo de hacerlo cuando la tuve a mi merced.

Me la cogí durante un par de horas, sacie mi dolor de huevos y solo al final de la sesión erótica pude darme cuenta que aquella mujer andrajosa que recogía botellas en realidad no era tan vieja o por lo menos eso me decía su cuerpo, sus pechos, su trasero. En realidad era una mujer excitante tenia un buen cuerpo y era una buena amante. Estaba tan exhausta que con las pocas fuerzas que tenia humedeció sus labios para decirme -¡Necesito un tabaco!
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Foto del autor Ibrahim Rivera
Textos Publicados: 10
Miembro desde: Nov 21, 2012
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Descripción

Palabras Clave: alcohol mariachi sexo tabaco mujeres borrachos

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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