Poe volvió a ladrar, el hombre volvió a deslizar suavemente su mano por el brazo del sillón donde reposaba leyendo un grueso libro, y acarició las lanas de su perrito de compañía. Era un perro nervioso pero este nerviosismo se había agigantado en los últimos tiempos. Cualquier ruido, golpe o voz lejana no solo le ponía en guardia sino que aceleraban su corazón y le alteraba durante un tiempo. Al hombre, al contrario, nada le afectaba últimamente, sabía que nada ni nadie podían alterarle ya, había llegado a esa etapa de la vida en que uno se conforma con lo que es, vive con lo que tiene y no aspira a grandes cosas. Despertar, respirar, comer frugalmente y leer, leer mucho y a todas horas. Esa era su obsesión. Y hacerlo ordenadamente, era tal su ignorancia cuando comenzó con esta afición, su falta de criterio y de conocimientos previos que decidió hacerse con un libro de literatura de COU y hacer un repaso por la literatura universal. Comenzó con los clásicos de Grecia y Roma, muy arduo al principio pero se lo propuso y lo consiguió, ya ha llegado al Siglo de las Luces y aunque a veces da algún salto en el tiempo para leer obras inmortales rusas, es por culpa de una mujer por la que deshizo su orden cronológico. A ella le reserva el privilegio de acompañarle en el desvelo nocturno, la única mujer que comparte sus sábanas y unas de las escasas que ocupan sus estanterías. Agatha Christie, sus novelas de misterio y sus personajes desfilaban cada noche por su dormitorio, esas noches largas en las que duerme poco pero lee mucho, porque pasa muchas horas acostado, sus huesos agradecen la posición horizontal. Otras noches no lee, pero escribe. Escribe con la mente sus memorias, las repasa pero no se decide a plasmarlas en papel. Quién va a querer leer las memorias de un ser tan gris, tan monótono y con una vida tan vacía. No ha salido nunca de su ciudad, pocas veces ha salido de su barrio y en contadas ocasiones ha tomado el metro. No tiene ningún amigo y conocidos, los justos. Sin embargo, sabe que en realidad es un buen personaje de novela negra, después de leer y releer todos los libros de Agatha Christie, él ha conseguido lo que todos intentan sin éxito: el crimen perfecto.
Madrid, diciembre 2011
