EL PENSADOR (PARTE III)
Publicado en Aug 07, 2009
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Cuando escuches la voz del pensador, no la juzgues; no juzgues nada. No juzgues ni condenes lo que escuchas, pues si lo haces, querrá decir que la misma voz ha entrado de nuevo por la puerta de atrás. Sólo debes darte cuenta de que la voz está allí y que tú estás allí escuchándola, observándola. Al darte cuenta de que tú la escuchas, te das cuenta de que tú estas fuera de su dominio. Este no es un pensamiento más. Este darse cuenta surge de algún lugar más allá de la mente.
Así, cuando escuchas un pensamiento, no sólo te das cuenta de ese pensamiento, sino que te das cuenta de que tú eres un testigo de la existencia de ese pensamiento. Una nueva dimensión de conciencia ha aparecido. Al observar al pensamiento te das cuenta de tu presencia conciente - tu ser profundo - que está por encima o por debajo de ese pensamiento donde quiera que él esté. El pensamiento pierde entonces su poder sobre ti y rápidamente pierde intensidad, energía y queda abatido. Esto se da pues ya no estás compartiendo tu energía identificándote con él. Este es el principio del fin de una manera de pensar involuntaria y compulsiva. Debes poder entender esto si practicas la meditación, si practicas zazen. 
Cuando un pensamiento se derrumba, experimentas una interrupción en el flujo mental. Allí aparece el "no pensar" del Zen. Al principio las brechas entre tú y los pensamientos programados del pensador serán cortas, quizás tan sólo unos segundos, pero gradualmente se harán más largas. Al aparecer estas brechas experimentas una cierta tranquilidad y paz dentro de ti. Así comienza tu sensación natural de sentirte presente, esta sensación era opacada por el pensador. Con la práctica de la meditación, de la conciencia plena, esa sensación de quietud y de paz se hará más profunda. De hecho no hay límites para esa profundidad. Sentirás una sutil emanación de alegría que surge de muy profundo de ti mismo: la alegría de vivir.
No es un estado de trance, ni nada parecido.  Aquí no hay pérdida de conciencia. Todo lo contrario. Si para sentir paz tuvieses que bajar la guardia de tu conciencia, y el precio de tu quietud fuera la pérdida de tu vitalidad y tu condición de estar alerta, entonces no valdría la pena sentir paz ni tranquilidad.
Con la práctica, en vez de observar al pensador, puedes crear una brecha en el flujo del pensamiento simplemente dirigiendo tu atención al momento presente.  Hazte intensamente conciente del momento presente. Sentirás una gran satisfacción al hacerlo.  Crea una brecha en el continuo del pensamiento en la cual estés completamente alerta y despierto pero sin pensar. Esta es la esencia de la meditación. Cuando camines, por ejemplo, bajando o subiendo una escalera, pon toda tu atención en cada paso, cada movimiento, cada respiración. Trata de estar completamente presente en la acción. Haz lo mismo al lavar tus manos, y siente el agua, el movimiento de tus manos, el olor del jabón y todo lo que implique esta acción. Esto es estar presente. Es anular al pensador. Es vivir en plenitud, ser feliz. Si sientes paz, eso te dirá que tu práctica tiene sentido, que has tenido éxito al meditar.
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Foto del autor paul quintero
Textos Publicados: 19
Miembro desde: Aug 07, 2009
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Descripción

texto tercero de la serie del pensador. El Budismo Zen ahonda en el pensamiento. Estos tres textos explican mucho de nuestra manera de ver nuestro pensamiento.

Palabras Clave: La mente / Quien piensa?

Categoría: Artculos

Subcategoría: Actualidad



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