BODAS DE ORO
Publicado en Nov 17, 2012
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SI TÚ Y YO no hubiéramos formalizado nuestra unión marital aquel día que con arrojo recibimos el sacramento del matrimonio hace 50 años, no estaríamos viviendo ese idilio de amor aún creciente que padecemos, imponente a las dificultades que a veces tratan de empañarnos este vínculo de consideración, participación y confianza que en todo momento nos tenemos desde el primer día que nos conocimos.
 
A veces el " pegamento" para que los matrimonios subsistan y triunfen  no es mantener la rutina volviéndola  costumbre. Es creer que es posible hacerlo,  aceptándose  y respetándose  mutuamente sin escepticismos, comprender  que “el Matrimonio” según los credos religiosos, es la unión libre de un hombre y una mujer para realizar la comunidad de vida, en donde ambos se procuran respeto, igualdad y ayuda mutua con la posibilidad de procrear hijos de manera libre, responsable e informada. Ser siempre el mejor amigo y amante el uno del otro sin excesiva dependencia, descartar mediante la comunicación las inercias que pueden desestabilizar la relación y para nuestros hijos en etapa de evolución ser el prototipo de padres ejemplares que les permita a ellos desarrollarse como individuos de bien convencidos y satisfechos  fundados en el principio de las buenas costumbres.

! Hace 50 años que somos marido y mujer ¡Mientras las horas se pasean campantes en el tiempo indomable que todo lo acaba a su paso, esa fecha de la década de los 60s me trae en este momento  gratos recuerdos. Ha sido costumbre esta celebración de aniversario y parte de los rituales del hogar. Pero en esta ocasión de manera especial  evocaré puntuales anécdotas de nuestro casamiento sin relegar detalles  de ese momento decisivo de mi vida.  La tarde era lluviosa  de un día sábado  18 de diciembre del año 1962, no se me olvida el vetusto reloj marcando las 5 PM enquistado sobre el frontispicio de estilo barroco tallada en piedra de la ermita de San Marcos. Los repiques más de lo habitual de las enormes campanas roncas y sonoras, se hacían sentir anunciando nuestra boda.

El interior del recinto de la comunidad del Morato, estaba decorado  con vistosos Jarrones de cristal llenos de mirto y ramos de rosas blancas, margaritas y lirios. Los había más puestos en el altar mayor dorado donde se guarda el sagrario del Santísimo Sacramento. Un aroma de flores frescas flotaba desbordante en el místico ambiente. La mesa eucarística la cubría un blanco mantel bordado con finos hilos dorados y a cada lado le aguardaban dos grandes cirios empotrados entre sus respectivos candeleros que desfogaban su  lumbre moribunda entre la luminosidad de las lámparas colgantes de neón. El piso  de la entrada principal hasta cerca del altar mayor, lo cubría una vasta alfombra roja que hacia contraste con las imagines religiosas pintadas majestuosamente sobre su cúpula gótica y los coloridos vitrales de sus paredes a los lados.

Un séquito de familiares y amigos esperaban ansiosos en el atrio de la iglesia y otros aguardando dispuestos en su interior. Todos estaban a la expectativa de la llegada y entrada  de la novia en la parte baja del presbiterio y del recorrido nupcial que ella haría hasta donde Yo me encontraba esperándola, pálido como la cera  con un ramo de orquídeas. De pronto el silencio se irrumpió de calurosos aplausos que al unísono se desfogaron cuando Tú, llegaste asida del brazo de tu padre con las damas de honor y los pajes. Engalanada con un traje nupcial blanco de cola y con velo de seda cubriendo tu cara hacías tu aparición en el pórtico del templo deslumbrante, bella, y esplendorosa como una princesa sacada de los cuentos de hadas de los hermanos Grimm.  Suena en los tubos de bronce  y teclados de marfil de un órgano la marcha nupcial. Cadenciosa y voluptuosa caminabas despacio con donaire. Detrás de ti venían los pajes y  el resto del cortejo nupcial precedida por las damas de honor dando comienzo el acceso hacia el altar mayor por la alfombra roja y la improvisada calle de honor enfilada desde las bancas talladas de madera a cada lado de concurrentes  y algunos curiosos del vecindario.

Te esperaba, si te esperaba ansioso sintiendo emoción  y nervios a la vez a medida que te acercabas. Mi cuerpo  trémulo temblaba dentro de la camisa blanca escocesa de vuelos y el  negro frac de cola alquilado que ostentaba ese momento. Hasta que llegaste al presbiterio, recibí tu mano de mano de su padre y tu recibías gustosa el ramo de orquídeas ligeramente  deshojadas por la insondable tensión, escuché a su padre hablarme entrecortadamente. Solo le alcancé a entender que me hacía entrega de su más preciado tesoro…  luego como introito de una pareja que se va a desposar, juntos  nos dirigimos del brazo  en silencio al reclinatorio ubicando frente al altar.
 
Nuestra boda se celebró hace 50 años, pero la celebración continúa hoy en día tenemos el mejor acuerdo nupcial, llamado amor. Ella a la izquierda y yo a la derecha. Auspiciado por la voluntad de nuestros hijos, algunos familiares y amigos, nuevamente la divina providencia nos sitúa  en el reclinatorio de la misma iglesia de San Marcos frente al altar tallado de flores doradas. Nos encontramos dispuestos a celebrar LAS BODAS DE ORO como una alianza que representa la unión indisoluble de amaos los unos a los otros y seréis felices. Es tan simple y tan difícil como eso.

La pompa nupcial no se repite pero conserva el atributo y la firme voluntad como ese alimento tan nutritivo de vivir enamorado muchas veces, siempre de la misma persona “mi esposa”. Sobre el corporal descansaba el cáliz y la hostia. El purificador de lino cubría los bordes dorados de la copa y a su lado estaba la patena brillante. Encima de la credencia, la vinajera  y a su lado el atril de madera con el misal abierto. El protocolo se encontraba listo  para celebrar por segunda vez el sacramento del matrimonio ahora no como una aventura, sino como un acto de héroes convencidos de lo ¡que Dios ha unido bajo un yugo, no lo separa ningún hombre ¡jamás!!!!
 
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Foto del autor latigo negro
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Descripción

El xito del matrimonio no se trata solo de encontrar a la pareja ideal, sino de ser la pareja ideal.

Palabras Clave: BODA MATRIMONIO ORO IGLESIA CAMPANA

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Sociedad



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