Te esperé por mucho tiempo, más no llegaste,
Sentado y con frio, solo me dejaste.
Intentaba restaurarme y continuar ese camino,
No lo pude lograr, ¿Será este mi destino?

Poco te importó el que yo te esperara,
Ni un comunicado, ni tan siquiera una llamada,
Mientras yo sentado esperándote estaba,
Con un regalo hermoso, para darlo a tu llegada.

Los minutos y las horas hicieron su trabajo,
Una lágrima rodó, precipitada hacia abajo,
El rostro acarició, y a su paso ella dejó,
Un canal de angustia y de dolor.

Mi corazón decía que tú volverías,
Mas mi mente razonable ya te conocía.
Me había advertido de tus malas intenciones,
Yo no hice caso, dejé a un lado las razones.

La realidad que ahora sufro, es por mi corazón,
Sin inteligencia tomé esa decisión,
Pensando que tú también lo sentías,
Me deje guiar, por tus banales mentiras.

Aun aquí te espero, verte llegar hermosa,
Aunque no lo prefiero, imagen que se destroza.
El obsequio ya murió, la vida lo dejó,
Se parece a mi corazón, que sin vida se quedó.