El Conde de Montecristo
Publicado en Sep 19, 2012
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Edmundo Dantés arribò al puerto de Marsella en 1815 a bordo del barco El faraón. Es un marino joven y célebre. La trampa estaba demasiado cerca, asechándolo. Entregado a su inocencia, calumniado de ser un agente bonapartista, lo confinan sin juicio previo en la isla de If, lugar del que nadie escapa con vida. El conde de Montecristo cuenta la indebida prisión soportada por Edmundo Danthés y la spiadado y escalofriante venganza que consuma sobre los promotores de su encierro. El héroe, perteneciente a la nobleza, seduce a la alta sociedad marsellesa con sus excentricidades y sus fabulosas riquezas y planea tomar represalias sobre quienes el mismo día de su boda en Marsella (1815), lo apresaron y incriminaron odiosamente de pertenecer al grupo bonapartista; durante ocho años arrastró sus cadenas por una calabozo del castillo de If, debido a la animadversión de un pretendiente despreciado, Fernando, y de la rivalidad de Danglars, enemigo el campo de las finanzas. L obra de Danthés refleja una emoción novelesca a la vez que pasional, fortalecida por el poder descriptivo de Dumas y su prodigiosa capacidad imaginativa que aún hoy sorprende al lector ; por ejemplo, el artificio del que hace víctima a sus redentores cuando encuentra el tesoro gracias a las predicciones del abate Faria. Con apenas unas pocas piedras preciosas que ha apartado del tesoro, acompaña a los contrabandistas que le han ayudado en la fuga, se despide de ellos explicando que ha heredado una fortuna, compra un yate, regresa a la isla y carga con la arquilla. El lector asiste a un cuadro de sombría venganza de la que, paulatinamente, son victimas Fernando, el magistrado y Danglars. Danthés promueve su búsqueda de venganza disimulándose con el nombre de conde de Montecristo, habiendo consagrado diez años de su vida a prepararse física y mentalmente para las tareas que había planeado con tanto sigilo. A continuación marchó a París y se presentó en sociedad, a poco de hacerlo terminó convirtiéndose en la sensación de todo París. El conde entablò amistad y se ganò la confianza con sus enemigos, y asì comenzó a tramar la destrucción de cada uno de ellos. Manipuló a Danglars para que le diera un "crédito ilimitado" de seis millones de francos, y maniobró la bolsa para devastar la fortuna de Danglars, cobrando los seis millones sólo cuando Danglars estuvo al borde de la bancarrota; así logró forzarlo a huir a Italia. Montecristo tiene una esclava griega, Haydée, cuya familia y hogar en Janina fueron desmantelados por Fernando, que entregó a Alí el padre de Haydée a sus enemigos y causándole la muerte de él y la de su madre, cuando acababa de venderlas a un comprador de esclavos. Montecristo convenciò a Danglars para que investigara el hecho, que es publicado en un periódico. Haydée testifico contra él, y Fernando quedó mal visto. Mercedes, que era la única que conocía la identidad del conde desde el primer momento que escucha su voz, reveló la historia completa de su juventud a su hijo Alberto, que casi se batiò en duelo con Montecristo tras responsabilizarlo del deshonor de su padre. Alberto y Mercedes abandonaron a Fernando, y éste terminò suicidándose La familia de Villefort está dividida. Valentine, la hija que tuvo con su primera esposa Renée, va a heredar toda la fortuna de la familia, pero su segunda esposa, Heloise, pretende reclamar la fortuna para su hijo Edouard. Montecristo conoce las intenciones de Heloise y, de forma aparentemente inocente, le proporciona una toxina capaz de curar a una persona con una gota, y de matarla con una sobredosis. Heloise asesina a un sirviente de la casa, Barrois (sin querer), a los Saint-Mérans, suegros de Villefort, e intenta asesinar a Valentine. Mientras tanto, Montecristo atormenta a Villefort con su antigua aventura amorosa con la mujer de Danglars y con el hijo que tuvieron. Villefort pensaba que había nacido muerto, y lo enterró detrás de una casa de Auteuil que Montecristo compra posteriormente. El hijo fue rescatado de su tumba y criado por el sirviente de Montecristo, Bertuccio. En su adultez, entra en París disfrazado como conde Andrea Cavalcanti, tan sólo revelándose a Villefort cuando es arrestado por el asesinato de Caderousse. Montecristo salva a Valentine y, mediante Noirtier, Villefort se entera de que Heloise es la asesina. Se confronta con ella, y ella entra en pánico y se mata junto a su hijo Edouard. Estos terribles sucesos, al tiempo que Montecristo revela su identidad a Villefort, le hacen perder el juicio. Las cosas son más complicadas de lo que Dantès anticipó. Sus esfuerzos para destruir a sus enemigos y proteger a los pocos que le defendieron se entremezclan horriblemente. Maximilian Morrel se enamora de Valentine de Villefort, y el niño Edouard de Villefort es envenenado por su madre, haciendo que Dantès se cuestione su papel como agente de la venganza de Dios. Viendo que su ira se iba extendiendo lentamente más allá de lo que él pretendía, Dantès cancela el resto de su plan y toma medidas para equilibrar las cosas. Aunque la venganza sobre sus enemigos no está completa del todo, deja en libertad a su enemigo final e indemniza a los que quedaron envueltos en el caos resultante, aplicándose así también sus propios criterios de justicia. 
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Foto del autor Fernando Rafael Pineda
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Descripción

Palabras Clave: bancarrota justicia sobredosis sirviente conde enemigos abate asesino

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Anlisis



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