Tiempos Difciles
Publicado en Sep 09, 2012
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Aun cuando nunca alcanzó la popularidad ni el éxito de ventas de otros trabajos de Dickens, Tiempos Difíciles resulta un producto sumamente interesante . El autor inglés se dedica a examinar esta vertiente del pensamiento, sus cánones principales y como de qué manera se forma a las personas. “Tiempos difíciles “empieza esbozando una critica despiadada sobre la educación inglesa que absorben los niños, flemática e irracionalmente lógica, por supuesto sustraída de todo vestigio de afecto. A la vez, la novela muestra las condiciones de vida en la Inglaterra de 1840, en pleno apogeo de la Revolución Industrial, y las intolerantes relaciones entre el capitalismo y la clase proletaria. Los personajes que encontramos estas páginas son más arquetipos sociales que otra cosa: un padre que, persuadido de que sus métodos de educación resultan incontrastables, observa derrumbarse a su familia casi sin poder evitarlo; su hija, ligada a un matrimonio sin amor con un hombre que es paradigma del mal; un joven tanto inescrupuloso como insaciable que no se inhibe a cruzar los límites de la ética; una niña que resultará ser el resguardo de todos, ejemplo de moralidades, dejada de lado por su propio padre; el obrero misericordioso, cuya muerte lo convierte en un abnegado de su honradez; la parodia de la aristócrata; la proletaria sindicalista enmarañada y ofrendada por el hombre que ama. Asi las cosas, mas allá de la aflicción que impera en Tiempos difíciles, Dickens no puede dejar de plantear una nota de esperanza. La fantasía del circo, como sociedad sin apremio, convertida en utopía imposible para el mundo real; los valores humanos encarnados en personalidades individuales; la idea de que continuamente se está a tiempo de cambiar, y de que las decisiones desacertadas que se tomaron en el pasado no necesariamente deben volver a repetirse. Tiempos difíciles ha sido a menudo considerada la más social de las obras de Dickens, desde la circunstancia que en ella se fotografía más que en ninguna otra la vida obrera y las relaciones de asalariados y patrones. Aunque tal afirmación es cierta solo en parte, puesto que, aun cuando es verdad que trabajadores y movimientos sindicales ocupan u lugar importante en la obra, también lo es que dicho tema no resulta tan fundamental como se ha querido ver, sino que recibe, al contrario, un tratamiento tan oblicuo como epidérmico. El problema social aparece en el argumento, innegablemente, como un foco de contraste, sin embargo su trascendencia no pasa de ser circunstancial. El argumento de Tiempos difíciles, su nudo narrativo, no es otro, en realidad, que la diatriba al pensamiento utilitarista que tanto impacientaba a Dickens, la educación sustentada en criterios empíricos y en el elemental conocimiento estadístico, cuya simiente arrastrará a los diversos personajes de la novela, por diferentes caminos, a la desgracia. Dickens desplegará el variado mosaico de criaturas que han de darle forma final cuadro, algunos de ellos ciertamente atrayentes: Mr. Sparsit, la aristócrata venida a menos y convertida en ama de llaves de Bounderby,; James Harthouse, el desfachatado e insolente gentilhombre londinense, sin ideal alguno, será la carga que acabará demoliendo el mundo frío y riguroso que una educación utilitarista había empezado ya a resquebrajarse. De cara a esta séquito de bufones, Dickens nos aproxima al lado más humano de Coketown a través de la clase obrera. Se trata de la compasiva bondad de Rachael, mujer-ángel en quien Dickens vuelca la compasión como un paliativo para el mundo, y del mezquino y desventurado Stephen Blackpool, obrero en una fábrica de Bounderby a quien el amor puro de Rachael redime del infortunio de su vida. Por último, otra de estas mujeres-celestiales, tan habituales en Dickens, será la encomendada de pacificar el aritmético desierto de Coketown: se trata de Sissy Jupe, la niña abandonada por su padre, contorsionista de circo, a quien Thomas Gradgrind, en un arrebato de bondad, resuelve criar como hija propia. En primer lugar, y a pesar de algunas anomalías (particularidades características de la novela de folletín), debe elogiarse a Dickens por su elogiable maestría narrativa, propia de un magnifico escritor. La destreza de Dickens es realmente virtuosa cuando se plantea la necesidad de sondear las rodeos de sus personajes más oscuros, por ejemplo ya sea en la ociosidad de un alma a la que no se le ha consentido, a pesar de sus empeños, llegar a realizarse , como en el caso de Louisa, o como en el caso de Tom, en los perniciosos efectos de una educación sin lugar para la fantasía, o, en el caso de Harthouse, en la procacidad de quien, frente al vacío espiritual del mundo, se cobija en las formas. Y, finalmente, el sarcasmo: esa brillante ironía de Dickens, que nos provoca una sonrisa espontánea al leer sus libros, pero pensar también simultáneamente, no sin un dejo de amargura, si la radiante esperanza que trasuntan sus historias, , no terminaría convirtiéndose en el último refugio de una alma sumamente sensible ante la crudeza de su tiempo. Puede que “Tiempos Difíciles” no  sea la novela más comprometida de Charles Dickens; sin embargo es una novela grandiosa, descomunal, que necesita una lectura profunda y que no deja de ofrecernos sorpresas atrayentes a lo largo de su lectura. Leer a Dickens no solo es necesario, es casi imprescindible, pero en el caso de “ Tiempos Difíciles” esa obligación adquiere una relevancia sobresaliente
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Foto del autor Fernando Rafael Pineda
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Descripción

Palabras Clave: Honradez proletaria contraste irona amargura destreza circo escritor fantasa

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Anlisis



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