Gardenia
Publicado en Aug 09, 2012
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Esta mañana fue el entierro.
Me cuesta entender ciertas cosas…  aconsejan que no me torture y es inútil, mis pensamientos, vuelven a las imágenes de lo que me notificaron  y paso de la sorpresa  al espanto.
 Mi hermano, Luis, el occiso, siempre fue raro. De niños,  no recuerdo que haya intervenido en ninguno de los juegos propios de la edad. Huraño y  poco amistoso, yo no le tenía paciencia y nunca le insistí cuando nos invitaban a participar en algún evento y él se negaba a ir. Me acostumbré a  prescindir de su compañía.
Por esa época, al abuelo Manuel, le amputaron una pierna,  por unas úlceras que se engangrenaron. Cuando volvió a su casa, papá nos llevó a visitarlo. Yo me quedé en un rincón, una angustia incontrolable me impedía acercarme. Por el contrario, Luis besó al abuelo y hasta se quedó cuando un enfermero llegó para las curaciones.
De  regreso, Luis,  pidió que le dejaran cuidar al abuelo y  entusiasmado, describió con detalles lo que había visto hacer al enfermero, mientras yo me esforzaba por no descomponerme dentro del auto. Papá, sorprendido con este cambio notable de su hijo menor,  creyó que estaba destinado a la medicina y aceptó sin titubear. Luis, adolescente, se convirtió en el lazarillo del abuelo, acompañándolo a  rehabilitación y  a las sesiones donde los amputados tenían apoyo sicológico.
El abuelo murió antes de que le amputaran la otra pierna  y Luis, volvió a  separarse del mundo y a sumirse en su antigua tristeza. Se hizo adicto a las redes sociales y pasaba  las horas en vanas e interminables conversaciones. Ahora me entero que por estas redes, conoció  a Gardenia. Esta chica que lo acompañaba  en el momento de su deceso, ha cerrado el círculo con su detallado relato de los hechos.
-Me contacté con Luis  hace dos meses. Sentí que era una persona especial y esperaba  ansiosa, el momento que dedicábamos al chat. Pasó un mes y decidí contarle la verdad sobre mi. Lo percibía sensible y  en varias oportunidades pidió que nos encontráramos. Me negué por mis problemas físicos que nunca oculté porque existían y  yo consideraba un impedimento serio para establecer una relación de pareja. Decidida a perderlo, una noche se lo dije, -“Tengo una pierna ortopédica por un accidente que sufrí hace cuatro años” El silencio que siguió me hizo pensar que la relación había llegado a su fin.
Cerré todos los archivos  y  me fui a dormir agobiada pero tranquila. Varios días  pasaron y   encendí la compu para  hacer un trabajo. Tenía mensajes de Luis diciendo que yo era su elegida y no me cambiaría por nada del mundo. Cada mensaje que abría, superaba en voltaje al anterior. Esa noche, temprano apenas entré al chat, estaba  Luis  esperando. Me confesó que para él, mi incapacidad era un aliciente, que lo transportaba al séptimo cielo. Sentí que mi obligación era decirle toda la verdad de mi condición física, para echar un balde de agua fría y  dar por terminado el asunto.-Tengo un ojo de vidrio, consecuencia del mismo accidente donde perdí mi pierna- ¡Ya estaba.! Sentí una tranquilidad efímera,  porque siguió bombardeándome  con incondicional vehemencia  hasta  arrancarme la promesa de encontrarnos al siguiente día.
No dormí esa noche y mil dudas me asaltaron. Llegó la hora y me costaba tenerme en pié aunque estaba acostumbrada a  desplazarme con mi pierna ortopédica.
Luis era como lo conocí por la Web cam. quizás más joven.
En la habitación, me colmó de atenciones y solícito me ayudó a quitarme la pierna, algo que pensé obviar y que no fue necesario. Lejos de causarle impresión lo enardeció más de lo que imaginé. No quiero explayarme en detalles, pero lo que vivimos fue fantástico para los dos. Lo vi adormecido, coloqué mi prótesis y  fui a asearme. Al regreso, Luis jadeaba, manoteaba  y  luego quedó rígido y  de un color azulado. Desesperada  pedí ayuda. Conmocionada,  no entendía lo que estaba pasando ni atinaba a buscar algo que me faltaba. Ordenaron que me vistiera y todos me miraban con recelo.
El forense dictaminó que Luis murió atragantado con un objeto  extraño que le obstruyó las vías aéreas superiores y que probablemente, estaba en el vaso con agua que  bebió y quedó sobre la cama.
Llevé mi mano a la cavidad  ocular y  recordé que antes de nuestro encuentro amoroso, dejé, por precaución, mi ojo de vidrio en un vaso con agua.
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Foto del autor haydee
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2 Comentarios 587 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Extrado de un caso real

Palabras Clave: Atragantamiento

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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Gisela

Muy buen relato, atrapa al lector desde el principio hasta el final. Saludos
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October 17, 2012
 

kalutavon

Es un texto sombrío. El tema de la abasiofilia bien tratado, con una prosa correcta y humor negro en el desenlace. Meritorio la recreación con mucho tino de la realidad. En medio de los sentimientos encontrados que produce el texto, puedo asegurar que me ha sido grato leerte. Afectuosos saludos.
Responder
August 09, 2012
 

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busy