Luz Celeste (Novela - Cómic - Guión Cine) - 25 -
Publicado en Jul 31, 2012
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Hospital 12 de Octubre de Madrid...
- ¿Es usted el Doctor Morales?
- Así es. Soy Don Diego Morales, Médico Jefe del Departamento de Radiología de este Hospital 12 de Octubre de Madrid.
- ¿Acepta usted tomar un café bien cargado conmigo?
- Escuche... son las dos de la madrugada y estoy deseando irme a casa. Además... ¿quién es usted?
- Soy el Jefe Superior del Centro Nacional de Inteligencia.
- ¿He cometido algún delito?
- No diga bobadas. Decir bobadas quizás sea su verdadero delito.
- Entonces... ¿por qué quiere usted hablar conmigo si yo sólo digo bobadas?
- Para que no vuelva a decirlas nunca más. Lo mío sólo es una invitación cordial y no acepto ninguna negativa.
- Está bien. La cafetería del Servicio de Urgencias siempre permanece abierta.
- Vamos para allá. Y le repito que no diga más bobadas nunca jamás de los jamases.
Los dos hobmres entran en la cafetería del Servicio de Urgencia y el Jefe Superior del CNI pide dos cafés solos, calientes y muy cargados.
- ¿Lo quiere usted con mucho azúcar o sólo con sacarina, Doctor Morales?
- No... yo es que el azúcar...
- ¿No le gusta el azúcar? Imagine que el azúcar es igual que una chavalilla guapísima y usted sabe lo que digo. Le repito, ahora que le he puesto este ejemplo, que si le gusta el azúcar o no le gusta la chavalilla... esto... el azúcar?
- Prefiero que sea con sacarina.
- ¿Lo prefiere de verdad con sacarina o es que no se atreve usted saborearlo con azúcar para seguir soñando con una chavalilla que está buenísima? Póngase serio y deje de decir bobodas. Es una orden.
- De verdad que ahora lo prefiero con sacarina.
- ¿Lo hubiese usted preferido con leche?... porque resulta que yo tengo leche... pero que muy mala leche en algunas ocasiones... así que mejor tome el café solo.
- Sí. Yo es que la leche...
- ¿Qué le sucede a la leche? ¿También tiene usted muy mala leche? Mejor que mejor. Así somos dos con muy mala leche tomando cafés solos. ¿De verdad tiene usted mala leche, Doctor Morales?
- Prefiero tomarlo solo.
- Entonces... ¿definitivamente ha olvidado usted ya a la chavalilla?
El Doctor Morales está totalmente nervioso y le tiembla el pulso.
- Esto... no... de verdad... yo... no sé...
- ¿De verdad no sabe lo que le estoy diciendo? No diga más bobadas y volvamos al inicio. ¿Le gusta o no le gusta beber un café con leche con una chavalilla que está como un tren?
- Si puede ser lo prefiero solo.
- ¿De verdad que es usted sincero o sigue soñando en tomarlo con ella?
- Solo. Completamente solo.
- ¿Quiere decir que prefiere que ahora dejemos de hablar bobadas y no hablemos para nada de chavalillas?
- ¿Puede ser ambas cosas a la vez?
- ¡Pero usted lo desea solo y no acompañado de una chavalilla que está fetén al mismo tiempo que es muy inteligente!
El Doctor Morales vuelve a ponerse nervioso.
- Yo... esto... no... bueno... no sé...
- Piénselo bien y no diga bobadas. ¡Ahora prefiere usted el café solo porque ya no puede soñar que lo toma con ella! ¿Eso es?
- ¿Pero todo esto qué es?
- Esto es una especie de recogida de datos del Centro Nacional de Inteligencia. ¿Es usted o no es usted muy inteligente? Porque resulta que hay quienes se sienten los más inteligentes del mundo... como sucede con usted.
- ¿A qué se está usted refiriendo?
- Ya llegará el momento en que le diga yo a usted a lo que me estoy refiriendo. Lo siento por su actual soledad porque ya tiene usted bastantes añitos para seguir estando solo. ¿No encuentra a su pareja perfecta o se le ha escapado su pareja perfecta? Porque usted está divorciado desde nada más casarse. Vamos, que su matrimonio no duró ni tan siquiera unos escaso meses. ¿No era ella la mujer soñada por usted o qué fue lo que sucedió?
- Sí que me gustaba la mujer que soñaba pero no pudo ser...
- ¿Y por eso se casó con otra para hacerle la puñeta?
- Prefiero no contestar a eso.
- ¿Porque le da vergüenza decir que sí?
Vuelve a ponerse nervioso el Doctor Morales...
- Esto... yo... no... bueno... no sé...
- ¿Sabe lo que le digo? No me interesan, para nada, sus problemas personales ni sus problemas familiares, ni sus problemas extra matrimoniales.
- Entonces... ¿qué quiere saber de mï?
- Es sólo un asunto confidencial. ¿Le gusta a usted tener confidencias a medianoche ante el mostrador de un bar para hablar con un amigo de alguna chavalilla que está buenísima fisicamente y que es, además, muy inteligente? ¿Puede ser que esa chavalilla sea preciamente el amor de ese amigo que está con usted ante la barra del bar?
Al Doctor Morales le tiemblan, ahora las dos manos y los dos pies.
- Tranquilícese más, Doctor Morales, porque me parece que le gusta demasiado soñar con esa clase de chavalillas. ¿Le tiembla algo más de su anatomía corporal?
- Pero... ¿se puede saber qué es lo que quiere saber?
- Le repito que lo que quiero saber es un tema confidencial. Supongamos que esto es como la película "Confidencias a media noche".
- ¿Algo relacionado con alguna investigación?
- Algo relacionado con lo que pasó con el joven que estuvo internado aquí; pero no estoy, de momento, investigando nada. El caso ha sido totalmente cancelado y cerrado y, en cuanto a él, ha conseguido estar liberado por completo. Sólo quiero saber algo bajo el punto de vista humano y moral nada más. ¿No es usted Morales? Pues eso quiero saber. Quiero descubrir si usted que es Morales tiene de verdad moral o no tiene uste moral. Algunos, por ejemplo, se apellidan Paredes y están más sordos que una tapia, de lo cual deduzco que en vez de apellidarse Paredes deberían haberse apellidado Tapias. ¿Qué opina de todo esto?.
- Estoy algo perdido.
- Pues encuéntrese rápidamente y diga qué opina.
- Yo trato continuamente con seres humanos.
- ¿Y siemrpe es usted tan humano como ellos?
- ¿Por qué me pregunta eso?.
- Por el sentido moral, Doctor Morales. Claro que también existe el ejemplo de que algunos se apellidan Morales y deberían apellidarse Vicioso por sus maneras de actuar. ¿No sabía usted que Vicioso también es un apellido español? Si es que sabe usted suficiente inglés en ese idioma es Vicious; o sea, como el famoso Sid Vicious. Simon John Ritchie. El londinense que fue bajista del grupo Sex Pistols y una figura icónica del punk... pero que íba siempre más cargado de drogas que el droguero de la perfumería de mi barrio. El pobre Sid, y mire por donde Sida deriva de Sid, murió muy perfumado por cierto. El caso es que dejó recuerdos en Madrid. ¿Usted también tiene recuerdos no es cierto?
- Como todo el mundo.
- Excepto los que no pueden ya recordar nada... porque son los que el viento se llevó.
- ¿Qué quiere decir con eso?
- Que tengo ciertas sospechas de que algunos doctores son bastante animales.
- ¿Lo está usted diciendo por mí?.
- Le voy a contestar con una parábola. Supongamos que estamos en una residencia para enfermos mentales. ¿Entiende lo que digo, Doctor? Digamos que enfermos mentales no son sino que hay doctores que los tratan como si lo fueran. ¿O solamente es una imaginación mía nada más?
- Vuelvo a insistir en que si lo está diciendo por mí.
- Lo estoy diciendo en sentido general, pero si usted se está dando por aludido no es problema mío sino de su propia conciencia. ¿Está usted captando ya la onda?
- Dejemos de hablar bobadas.
- No. El que se debe dejar de hacer, no decir sino hacer, bobadas es usted. Ya se lo advertí desde el principio de nuestra conversación.
- ¿Pero se puede saber ya a dónde quiere usted ir a parar con todo esto?
- Le repito, para que lo sepa usted y no lo olvide nunca, que existen doctores que tratan a personas, y recalco mucho lo de personas, como si fueran enfermos mentales... supongo que por algún interés oculto. Usted, por ejemplo, no serviría nunca para formar parte de ninguna organización dedicada a desarrollar la inteligencia. Y vamos ya al asunto. ¿Estaba o no estaba muerto nuestro joven investigador profesional en algún momento en que estuvo aquí?
- Nunca estuvo muerto. No reaccionaba ante ningún estímulo pero estuvo siempre vivo.
- Entonces... ¿no es cierto que estuvo muerto y volvió de la muerte?
- ¡Ni estuvo nunca muerto ni tampoco volvió de la muerte!
- Entonces... ¿por qué ha informado usted todo lo contrario?
- ¿No está usted diciendo que ya no existe ninguna investigación sobre ese asunto?
- He querido decir, pero me expliqué mal, que no existe ninguna investigación oficial. Yo sólo estoy investigando de manera privada y personal porque ese joven vale mucho para la CNI y quiero saber lo que informó usted sobre él. Así que cantando que es gerundio.
- ¿Quiere saber usted más sobre ese joven investigador?
- Se me está haciendo usted ahora más tonto de lo que es. No. Sobre él ya no investigo nada porque le conozco muy bien desde que sólo era un niño. Cosas de su vida que usted ni conoce ni se puede imaginar. Pero sano por dentro y sano por fuera. ¿Por qué mintió usted en el informe médico donde, entre otras cosas, dice usted no sé qué rarezas de brotes psicóticos producidos por la descarga de energía que sufrió cuando eso es más falso que usted actuando con las chavalas? Además añade que es analfabeto cuando se sabe que tiene estudios unviersitarios; que es alcohólico cuando sólo bebe café con leche, refrescos de cola y, muy de tarde en tarde, casi nunca al año, alguna cerveza sin alcohol o quizás una pequeña copita de anís o vino tinto con gaseosa en las comidas. ¿Se puede saber por qué puso eso en sus informe y añadió la barbaridad, porque mayor barbaridad es imposible imaginarse, de que es drogata y homosexual? ¿Por qué ha mentido usted tan descaradamente señor Morales? ¿Resulta que he acertado y usted, que se apellida Morales, no conoce lo que es la moral que debe tener un doctor que se las da de ser muy humano con sus pacientes? Ya investigué por mi cuenta todos esos datos y son todos falsedades, calumnias y mentiras. ¿Cómo explica usted todo eso?
- Porque médicamente no se podía explicar nada.
- Supongo que al no poder explicarse nada tiró usted por el camino más fácil para seguir soñando con su chavalilla. ¿Verdadero o falso? ¿Quiere que juguemos un rato a lo de verdadero o falso o nos dejamos de idioteces y hablamos de hombre a hombre?
- Posiblemente me precipité demasiado.
- Posiblemente se precipitó usted demasiado como se precipitaron demasiado el resto de sus colegas médicos que están metidos hasta el cuello es toda esta poquería. Pero resulta que yo sí soy un verdadero colega y amigo de ese joven tan inteligente y sé que todos ustedes son falsos, calumniadores, mentirosos y, lo que es peor, envidiosos además de idiotas. ¿Qué le parece?
Ahora le tiembla tanto el pulso al Doctor Don Diego Morales que se le derrama gran parte del café sobre su impoluto traje de corte inglés.
- ¿Está usted totalmente salido... de sus casillas... porque todavía imagina a la chavalilla super guapa?
- No... yo... esto... bueno... no sé...
- Esto, eso y aquello. ¿Quién ha dicho la verdad sobre esto, eso y aquello en este enjambre de médicos que juegan a ser dioses? ¿Ve cómo no ha estado diciendo más que bobadas y, lo que es más grave, a niveles de informes oficiales?
- Posiblemente nos precipitamos todos sin saber lo que hacíamos.
- Posiblemente se han precipitado todos ustedes y van a terminar precipitados del todo al vacío profesional. ¿También estoy yo, el Jefe Superior del Centro Nacional de Inteligencia, totalmente loco, parcialmente loco o simplemente loco, Doctor Morales?
- Yo le explicaré...
- No. Usted y los demás que son como usted no son amigos míos; así que no tienen nada que explicarme porque sé muy bien lo que hago sino que tendrá usted que confesarme. Confiese. Confiese.
- Escuche usted, Jefe Superior del CNI... ¿no he soñado nada igual?
- ¿A qué sueño se refiere usted, doctorcito? ¿No le gusta que le llamen doctorcito con amor, cariño y fantasía? ¿Se refiere a alguna chavalilla quizás?
- No... no...
- Entonces cante de plano como si se estuviera usted afeitánodse la barbilla con máquina de Padilla y creyéndose que es el barbero de Sevilla.
- Es un joven fuerte, muy fuerte, y sano, muy sano, Nadie ha podido hacer lo que ha hecho él y aguantar tanto como ha aguantado.
- Entonces vuelvo a repetir a ver si repitiendo canta usted de verdad... ¿si está completamente fuerte y sano en todos los aspectos físicos y mentales por qué le quería usted retener aquí en contra de su voluntad? ¿No sabe lo que son los Derechos Humanos? ¿Quiere que le recuerde que el primer Derecho Humano que existe es dejar vivir a los demás?
- Si le tengo que decir la verdad...
- Eso es lo que estoy intentando hacer que me comprenda. Digame la verdad y por supuesto que espero que sea la verdad. ¿Por qué hace usted como que no sabe nada sobre eso de la enfermedad mental que se han inventado y aparecen en ciertos informes médicos mientras que en otros informes médicos no dicen absolutamente nada de eso sino que lo consideran totalmente sano? ¡Confiese, confiese, y digame la verdad porque ya estoy hasta las narices de escuchar tantas mentiras! ¿Se está usted dando cuenta y es consciente de que todo esto va a ser hecho público para conocimiento de todos los ciudadanos y ciudadanas del mundo que desean saber lo que dicen los Derechos Humanos sobre las personas que no han cometido delito alguno? Me refiero a los delitos que verdaderamente hacen daño a la Humanidad.
- Queríamos retenerle para entender más el asunto...
- ¿Qué asunto?
- No lo sabemos.
- Usted me afirma ahora que es un joven totalmente sano por dentro y por fuera, como siempre lo ha sido desde que nació... ¿y ahora me sale con entender más el asunto?
- No... esto... yo... bueno... no sé...
- Ya. ¿Le estaban ustedes tratando algo así como se trata a un conejillo de Indias en vez de como a un ser humano completamente fuerte y sano en todos los sentidos?
- Bueno... no exactamente...
- Corrijo. ¿Le trataban ustedes como si fuese un ratòn de laboratorio acaso?
- ¡No sé qué me pasó! ¡Estoy muy nervioso! ¡¡Lo reconozco!!
- Todo un Jefe Médico de un Departamento de Radiología... ¿está de acuerdo con que un joven completamente sano en todos los sentidos tenga que ir recluído a un hospital psiquiátrico engañando a todas las personas? ¡Siga confesando! ¿Por qué? ¿Quiero saber el verdadero porqué de todo este sucio asunto?
- No lo sé. No tengo ni idea.
- Tómese usted todo lo que le queda del café y no siga temblando tanto porque tenemos tiempo suficiente. Ahora mismo se va a venir usted conmigo a la Dirección General de Seguridad. Creo que a usted no le importará dormir esta noche allí.
- ¿Tiene usted alguna orden de arresto?
- Tengo una orden de conciencia humana y ha estado usted manipulando a mi mejor y más joven investigador profesional; asi que, debido a mi conciencia humana, una vez aclarado este asunto entre usted y yo, mi querido y famoso doctor, vamos tirando hacia adelante.
- ¿A qué se refiere ahora?
- En el Centro Nacional de Inteligencia estamos todos muy interesados en saber algo de la ciudad de Niamey.
- ¿Y qué tengo yo que ver con Niamey?
- ¿Desea usted recibir una buena ración de ostiones? 
- ¿Qué son los ostiones?
- Le advierto que los ostiones bienen muy bien para la memoria. Ya sabrá usted muy bien lo que son los ostiones cuando le demos una buena ración de ellos.
El Doctor Morales suda a chorros por la frente y el cuello mientras guarda silencio.
- Nos estamos preguntando todos los del Centro Nacional de Inteligencia esto de Niamey. Es usted de nacionalidad ecuatoriana... ¿no es cierto?.
- Así es. Eso demuestra que no tengo nada que ver con Níger.
- Pero resulta que el mensaje viene de Níger y va dirigido a usted.
- ¡Eso es del todo imposible!
- ¿Usted ha estado alguna vez en la selva amazónica?
- Que yo sepa, todavía no.
- Es muy raro... porque el mensaje viene con un lema que dice "Amazonas" y el texto completo dice: "Todo perfecto. Inciamos la Fase Terminal!". ¿Qué relación hay entre esto con un Doctor Médico Jefe de Radiología de un Hospital de Madrid?
- Debe ser otro Doctor Morales que trabaje en Madrid. Este apellido es muy corriente entre los médicos.
- Ya. Pero el único Doctor Diego Morales que trabaja en Madrid, aparte de usted, es un sencillo odontólogo y solamente tiene una pequeña y modesta clínica privada.
Al Doctor Morales le empieza a temblar el pulso ahora como si estuviera sufriendo un ataque de Alzheimer.
- ¿Qué le sucede? ¿Alguna vibración radiológica por imaginar a una chavalilla que está buenísima o alguna relación con cierto medicamento prohibido?
- No... no ... es que tengo sueño...
- O sea que ¿es verdad que sueña con una chavalilla que está sólo imaginando y que puede ser que exista de verdad?
- Tengo ganas...
- ¿De qué tiene usted ganas, Doctor Morales? ¿De estar a solas con ella o de quedarse usted completamente solo para pensar y repensar lo suficiente?
- De estar completamente solo ya que lo otro es imposible.
- Vaya. Ya nos estamos entendiendo y dejando de decir bobadas.¡Vamos para la Comisaría de la Dirección General de Seguridad y allí tendrá todo el tiempo disponible que quiera para que, a solas, medite sobre este asunto de Niamey, la capital de Níger y el Amazonas. Yo le estaré esperando todo el tiempo que suted quiera para escuchar la confesión completa.
El Jefe Superior del CNI se levantó de la silla, le hizo levantarse al Doctor Don Diego Morales y ambos salieron del Hospital 12 de Octubre, montaron en el automóvil del Jefe de la Inteligencia Nacional y se dirigieron hacia la DGS de Madrid, ubicada en el kilómetro 0 de la ciudad.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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