En algún momento de la vida, motivado, acaso, por la pérdida de un ser querido,  anidó en la mente humana, la necesidad de indagar  sobre el  paso de este mundo, al otro,  misterio que a todos, ha intrigado, al punto de inducir, a  mas de un audaz a provocarse un estado rayano en la agonía y anticiparse,  al  conocimiento del instante definitivo.
De estos hubo quienes no llegaron a participarnos  sus experiencias al  traspasar el límite sin recuperar la conciencia. Es probable que ni pudieran registrarlas para ellos mismos. Algunos,  relataron, las suyas, en el preciso momento en que, a punto de cambiar de domicilio, lograron aferrarse a éste, con uñas y dientes, no muy convencidos de lo que pudieran encontrar en el otro.
No desesperemos. El momento al que todos tememos, o al menos, que provoca incertidumbre y desconcierto, llegará, sin darnos cuenta y  sin más. Para los que nos apreciaron, continuaremos en el recuerdo hasta desvanecernos en el tiempo. Entonces, habremos muerto, definitivamente