Ella se rehúsa con una sonrisa
sospecho que mis mordiscos
les duelen de encanto,
cuando tenga sed
no le daré mi saliva
a veces te dejan de amar
y a veces mortalmente te aman.

Lame tus senos
soy la adicción de tu piel,
el reclamo de tu entrepierna
del porque me has expulsado,
ignórame y aprieta las cuerdas
hiérete con gémidos y dos dedos,
ven y ayúdame a devorarte
un suave viento al ombligo,
vivan las cadenas perpetuas
de dos libertades esclavas,
le prometo a tu feminidad
que corres peligro de obsesionarte,
fingir que no quieres ser desgarrada
te corta de verdad,
necesitas mi presión haciéndote feliz
jamás alimentando a alguien más.

Ella quema las flores que le regalo
tal vez debería dejarla transpirar menos,
mi silencio la enloquece
cuando pienso en voz alta,
si le revelara que la mataría de un orgasmo
ella misma se enterraría bajo mis pies.