La primera comunión, cinco meses después de hacer su primera felación, hizo dudar a la niña de cuanto afirmó el sacerdote durante las preparaciones para iniciarla en el trascendente evento religioso católico: "Jesús está en la sagrada hostia . "Cuerpo de Cristo", dijo el solemne presbítero a la ninfeta, quien  esperaba el momento apropiado para repetir con su profesor ese íntimo ritual de comunión con su cuerpo y con el cuerpo ajeno, donde la intensidad del acto revelaba la auténtica presencia de Dios