Los terapeutas tenemos  doble trajo a través de las técnicas  a las personas dar  armonía para que hagan su trabajo y para eso tenemos que estar  centrados y en  armonía con nosotros mismo para dar sanidad al otro ser, para eso hay que tener un autocuidado profundo y vivir buscando la calma y la serenidad, que no es fácil pero no imposible,  porque si estamos confundidos y perdidos no podemos hacer bien el trabajo y hay que centrase y ver si está el talento para dedicarse a las terapias, es un camino largo para fortalecer el carácter y dedicarse a hacer terapias, en este momento de la vida me doy cuenta que mi camino es ser terapeuta, hacer talleres, pintar y escribir haciendo esas actividades me siento viva como cuando estoy en el mar. Aunque el mundo sea un caos uno tiene que ser como el mándala que alrededor hay mucho movimiento pero su centro es armonía y el punto está en equilibrio pase lo que pase, para eso es importa el autoconocimiento y relaciones sanas y que fortalecen no que anulan.
En las relaciones sanas tiene que haber una retroalimentación, respeto por el otro ser y respetar los espacios de cada uno sin abandonar, cuando los vínculos son desde el corazón y el cariño puro nada las puede dañar ni la distancia que solo reafirma y fortalece el lazo.
Estos tiempos son de auto maestría ya que todos estamos en procesos y los humanos fallamos y nos equivocamos, podemos guiarnos unos con otros y apoyarnos y aconsejarnos pero la verdadera y pura sabiduría está dentro de cada ser y su conexión con su parte sagrada, el gran maestro es el maestro del corazón, así veo yo las cosas, siempre mi mejor guía a sido mi interior, para eso hay que hacer silencio y escuchar el interior donde se puede lograr milagros, donde todos tenemos algo que entregar a los demás y hay muy buenos guías y al mismo tiempo mucho charlatánes.