Falso perfil
Publicado en May 13, 2012
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      Sus parpados habían subido de volumen como si hubieran cargado pesas en el gimnasio de la media noche, donde le  alcanzaba el auto-anhelo de la estrangulación. Él ya llevaba varias noches sin dormir por las preocupaciones cotidianas de la pequeña multitud que depende de él. Además, su cuerpo lo detesta cuando se ve en  el espejo  que tiene en el baño.
      Una noche en blanco en que solamente los ángeles lo acompañaban, encontró en una página de Internet el remedio para sanar esos absurdos del alma,  que si se quedan en el clamor  del silencio pueden causar que nosotros mismos podamos llamar el viento negro de la vida cuando nuestras cuitas se quedan en la soledad que a veces puede escurrirse  hasta donde  hierve el corazón con fantasmas mutilados, que hacen recordar las heridas que  brotan al rojo vivo en el frío quebradizo de pertenecer a un cuerpo desconocido. Así que, observando frente a la ventana la claridad de la luna sin  roces en la piel, ni la humedad de unos labios masculinos, sacó su ansiedad en la inspiración de unos versos hacia aquel satélite que ya había recibido, también algunas poesías de autores que andaban sin sueño, buscando la gratitud de los autores-lectores que les escribían comentarios por sus textos. Luego de tres horas logró terminar ¨Mujer desconocida¨:

 
Estaba sola, perdida, pensando en no sé qué,
cuando apareciste tú, bella esplendorosa.
El infinito era tu fondo,
y tú parecías inmensa, a  pesar de su grandeza.
La blancura de tus metáforas invadió  lo oscuro de mis ojos.
Tú jugueteabas conmigo con tu  generosa y grandiosa belleza.
Hubo minutos que no pude ver tu cara coqueta,
a causa del negro cruce de las nubes,
formando en ti con la neblina un cuerpo del hombre esperado,
 que no dejaba ver la esbeltez del trazo de tu curva
y la ligereza de tu imagen.
Por unos segundos quedé hipnotizada por toda esa vanidad,  
Te amé, te odié, te envidié por todos tus secretos de amor,
que se quedan en tu insaciable inmortal dulzura...

      Terminando de envidiar al amor, se suscribió en el blog literario como Margarita Rosas de Rosales, es decir, con un perfil falso. Luego de subir su primer texto, intentó descansar, pero esta vez tampoco pudo dormir por la  espera impaciente de las dos horas que duró en desaparecer el bello resplandor circular de ¨esa mujer desconocida¨ para ir a prender la computadora, donde observó con gran decepción, casi al borde del rencor, que su primer poema tenía una sola lectura; la de él. En consecuencia tampoco tuvo ningún comentario, el cual estuvo esperando, volteando su cuerpo sobre la cama sobre un mismo lugar. Sin darse cuenta, había agregado, en su ya penosa vida otro problema: la obsesión de ser reconocido, aunque sea como ¨escritora¨...
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Foto del autor Carlos Campos Serna
Textos Publicados: 361
Miembro desde: Apr 11, 2009
2 Comentarios 528 Lecturas Favorito 0 veces
Descripción

Terminando de envidiar al amor, se suscribi en el blog literario como Margarita Rosas de Rosales, es decir, con un perfil falso.

Palabras Clave: Flor escondida falso pefil

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlos Campos Serna

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


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Laura Torless

La posibilidad de esconderse tras La Red facilita el deseo o necesidad de imaginarse otra persona (no tiene porque ser de sexo distinto, aunque en caso de los tíos parece que suele suceder así) y supera la clásica careta, las poses, las mentiras rociadas sobretodo a quien interesa captar, que se esparcen en la vida real, la cuál se intenta desfigurr un poco a nuestra comodidad pues tal como es no se ajusta nunca a la ilusión por vivirla.
La fantasía por buscar dentro de uno mismo utiliza el mismo método y sin embargo no es para esconderse si no para abrirse. Pero tu escrito se refiere tan sólo a la huída de uno mismo por frustración.
Responder
May 14, 2012
 

Carlos Campos Serna

Laura: Gracias por el comentario. En realidad en este texto aparecía como protagonista una mujer con su soledad, que encuentra una pequeña salida a ésta con su participación en una de tantas páginas literarias de Internet (podría ser en Textale). Pero, por un ponombre personal que cambié, el protagonista se volvió él y no ella. Bueno, finalmente él quiere ser ella. Por suerte, la escritura tiene este maravilloso ¨don¨ de cambiar la realidad en ficción o viceversa...
Responder
May 14, 2012

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