FLORES DEL GULMOHAR
Publicado en Apr 03, 2012
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Nadaie vio cinco hombres sentados en torno al árbol gulmohar. Por vez primera lo encontraba en su camino, aunque el viejo maestro de la lanza y la danza le había enseñado que este era “uno de los más bellos de Oriente. Su sombra es muy fresca. No crece muy alto; sus ramas se extienden a su alrededor. Algunas veces, las ramas de algún árbol viejo pueden cubrir terreno suficiente, para que fácilmente puedan sentarse quinientas personas. Y en verano, cuando florece, brotan miles de flores simultáneamente. No es un árbol miserable, que hecha una flor y luego otra; no. Una noche, de repente, se abren todos los brotes, y por la mañana no puedes dar crédito a tus ojos: ¡miles de flores! Mi único amigo era ese árbol”.
Y ahora, allí frente a él, con sus miríadas de pequeñas y perfumadas flores,  el gulmohar le enseñaba a Nadaie el milagro como parte más obvia de la cotidianidad. Aunque los hombres parecían en profunda meditación, preguntó al primero: “¿Qué haces aquí?”. “Miro al gulmohar”, respondió sin desprender su mirada del árbol.
“Y tú, ¿qué haces aquí?”, interrogó al segundo. “El gulmohar me mira”, dijo despectivo.
Nadaie se aproximó al tercero de los hombres. Tocándole con suavidad el brazo, preguntó: “¿Qué haces aquí?”. “Miro al gulmohar mirarme”. Resplandecía un brillo en su mirada, ajeno a los ojos de los anteriores hombres.
Se aproximó al cuarto de ellos, un anciano semidesnudo a quien susurró: “¿Qué haces aquí?” Cuando el anciano respondió, sus palabras venían de las ramas balaceándose a pocos centímetros de sus ojos: “Nos miramos con el gulmohar…”. En esas cinco palabras, Nadaie identificó algo en común entre las ramas del gulmohar y los descarnados brazos del viejo.
Se acercó a un quinto hombre, de indefinible edad: “¿Qué haces aquí?”. No obtuvo respuesta. “¿Qué haces aquí?”, insistió Nadaie escudriñando con su mirada los ojos inmóviles del hombre. De repente, centenares de flores comenzaron a desprenderse de las ramas y a caer sobre la cabeza del silencioso hombre y sobre la de Nadaie. Con cada una de ellas, el árbol preguntóal par de hombres: “¿Qué hacen aquí?”.
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Foto del autor Umberto Senegal
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Descripción

Un rbol, un maestro.

Palabras Clave: rbol Maestro Gulmohar Zen Sabidura Flor

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Moraleja & Fbula


Creditos: Umberto Senegal

Derechos de Autor: Umberto Senegal


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