El caso de la natación (Diario)
Publicado en Mar 27, 2012
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Puede ser que sucediera por las Navidades de 1967 pero estoy más seguro de que debió ser por la Semana Santa de 1968 o, más bien, entre ambas festividades; pero recuerdo que Carlos Piernavieja escribía de natación en el diario deportivo MARCA. El caso fue que el Banco Hispano Americano de Madrid celebraba los Campeonatos de Natación donde iban a paticipar todos los mejores especialistas de este deporte de sus jefes y empleados como un acto de confraternidad o algo parecido.
Yo no sé quien era, o mejor dicho no me acuerdo, el que confeccionaba las listas de los nadadores del Centro Compensador de la Oficina Principal, donde estaba yo entonces trabajando, y en donde se encontraba también trabajando Antonio Vidal Bohigas, que estaba considerado como el mejor nadador del Banco en la ciudad de Madrid. Así que aquel misterioso tipo (el que confeccionaba las listas de participantes) se me dirigió en primera persona.
- ¿Quieres venir con nuestro equipo? -me preguntó.
- ¿Hay pruebas de chavalas guapas y femeninas? -respondí yo.
- Por supuesto que sí.
- ¡Entonces, contad conmigo!
El día de las competiciones allí me presenté yo, en la Piscina Municipal de El Lago de la Casa de Campo de Madrid, dispuesto a ver competir a las chavalas guapas y femeninas en bañador. Así que entré en el recinto, nadie me detuvo el paso y me subí a las gradas a buscar un lugar estratégico para pasar lo más desapercibido posible pero al lado de algunas chavalas guapas y femeninas que estaban por allí sentadas viendo las competiciones.
La sorpresa fue mayúscula cuando llegó el turno a la prueba de los 4 x 50 metros libres masculinos, donde aquel para mi desconocido personaje había confeccionado el equipo del Centro Compensador de la Oficina Principal. Cuando se anunció la presencia de todos los equipos participantes todos estaban al completo menos el nuestro, al cual le faltaba un nadador. Así que mi sorpresa fue todavía mayor cuando anunciaron mi nombre y apellidos para que bajara a ocupar ese puesto que faltaba. Naturalmente que mi respuesta fue hacerme el disimulado y guardar silencio, sin moverme de donde estaba sentado, como si no fuera conmigo aquel asunto y a pesar de que alguna de aquellas chavalas guapas y femeninas me estaba mirando como diciéndome ¡sabemos que eres tú, so sinvergüenza!. Pero tampoco dijo nada. Hubo una segunda llamada por el altavoz a la cual tampoco respondí mientras las miradas de acusación de la chavala guapa y femenina aumentaban y ya me estaba tachando de algo más que sinvergüenza. Pero ni ella ni yo dijimos nada. Así que se tomó la decisión de eliminar de la prueba al Equipo del Centro Compensador de la Oficina Principal.
Como yo estaba ya arrepentido, aunque no había sido mía la culpa, una vez terminada la prueba del 4 x 50 metros libres masculinos bajé a la piscina a hablar con Antonio Vidal Bohigas, que por quel entonces todavía no era amigo mío pero que era la ocasión de ser amigos aunque fuese sólo de momento.
- ¿Qué has hecho, Pepe?
- ¿Cómo que qué he hecho, Antonio?
- Por tu culpa no hemos podido participar en el 4 x 50 metros libres masculinos.
- Y yo te digo a ti que no ha sido por mi culpa.
- Entonces... ¿quién ha sido el culpable?
- El gilitonto que me ha apuntado como componente del equipo.
- ¿Es que no dijiste que formarías parte del equipo?
- Nada de eso. Y además te confieso que no tengo ni idea de nadar.
- ¿Pero dijiste o no dijiste que vendrías con el equipo?
- Claro que dije que vendría con el equipo pero nunca dije que formaría parte del equipo.
- Entonces ha habido un mal entendido.
- La culpa es del gilitonto que me inscribió como miembro del equipo sin preguntarme antes si sabía nadar o no sabía nadar.
- Entonces... ¿qué haces tú aquí?
- Sólo he venido para ver competir a las chavalas guapas y femeninas. ¿Á qué has venido tú?
- A llevarme todo el mayor número posible de medallas.
- Entonces tú a lo tuyo y yo a lo mío.
- Sí. Pero por tu culpa no he conseguido la medalla del 4 x 50 metros libres masculinos.
- ¿Otra vez con eso de que ha sido por mi culpa? ¿Quieres que te lo explique de otra manera más clara? Porque si es necesario solucionamos este asunto a hostias pero ya mismo... ¡so engreído!... que te crees que todas han venido aquí a ver tu cuerpo serrano porque alguna de ellas, y no de las más guapas precisamente, va diciendo por ahí que eres el tipo con más clase, con más estilo y con más personalidad no sólo de todo el Banco en Madrid sino incluso a nivel de toda España. Pero... ¿tú que te has creído? ¿el Antoniutti del Banco Hispano Americano? ¡Toma ciruelas Borges, chaval, y date un garbeo por El 42, so ligón, que ligas más que Marco Antonio en la época de Cleopatra de lo antiguo que eres! ¡Cleofás, que estás hecho todo un Cleofás de lo gran bailongo que demuestras ser en las más finas discotecas del Madrid de los chicos chic! ¡Buena carrera que llevas en el Banco, so esquirol, que hasta dentro de poco te van a hacer Vicepresidente General o, por lo menos, Apoderado de la Sucursal de Matalascañas, so atontao! ¡Y procura mantener el régimen no vaya a ser que engordes demasiado, tripero, y pierdas el feeling, el tirón y hasta el sex appel que algunas dicen que tienes y no precisamente las más guapas, listorro!
- No, Pepe no te enfades conmigo... pero ahora ¿qué puedo hacer yo?
- Porque me caes bien voy a vigilarte la ropa y el reloj para que nadie te robe nada y tú dedícate a conseguir todo el mayor número posible de medallas hasta que te hartes de trofeos que yo, cuando terminen las pruebas de las chavalas guapas y femeninas, me largo para mi casa.
Y así fue cómo aquel día Antonio Vidal Bohigas consiguió ser nominado el mejor nadador de los Campeonatos del Banco Hispano Americano de Madrid, al lograr un montón de medallas y trofeos, mientras las chavalas más guapas y más femeninas se me quedaron mirando pensando que yo era un completo sinvergüenza sin serlo y, como mi conciencia estaba tranquila porque yo no había tenido la culpa de aquel mal entendido, que yo llamo en mi Diario el caso de la natación, aquella noche dormí de un sólo tirón y sin sobresalto alguno sin que nadie de mi familia supiese nada de lo sucedido porque no se lo comenté ni a mi abuela materna.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales



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