Una camisa blanca y otros harapos
Publicado en Mar 05, 2012
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Una camisa blanca y otros harapos
(Ex critos)
 

 
Mis poemas no son poemas
Cuando entiendas
Que mis poemas no son poemas
Podremos empezar a hablar de poesía
 
Ryokan
Monje chino
 
 
 
 
 
 
 
De mañana
Mi madre lava con oraciones
El cansancio de mi camisa
 
 
 
 
 
 
El canto del pájaro es bello
Porque nace del silencio.
 
 
 
 
 
Poema para una camisa blanca y desgastada que deja ver mis huesos.
La verdad es que esto no es un poema.
La palabra “poema” es sólo
Una estrategia de venta
-Recuerden que soy hombre, y ante todo
Estoy hecho para el engaño-
Aunque en mis otros poemas
-Que no son poemas-
Insinúe que no quiero engañarlos.
 
¡Pero basta ya! He perdido media página
Y sólo quería hablarles de
 
Una camisa blanca y desgastada que deja ver mis huesos.
 
¡Vaya torpeza! Cómo malgastamos el espacio.
Ya no hay lugar donde plasmar
Aquello que en un principio
Pensaba que podría ser.
 
Dejemos este oficio a los inoficiosos.
 
Me pongo la camisa
Y salgo de nuevo al mundo.
 
  
 
Vigilia
Sueño un azulejo que canta
En el párpado cansado
Del sol de los venados.
 
Despierto
Y toda la alegría en mi garganta
Es un canto.
 
Fui, soy y de he seguir siendo
Una clara y nítida
Alucinación del alba.
 
 
 
 
El charco
I
Cálida mañana.
La solitaria quebrada
Me espera de nuevo.
Después de varios chapuzones
Me siento en una tibia piedra
A leer los poemas de Ryokan
 
II
Sentado junto a la quebrada
Escucho la sinfonía del canto rodado.
Los insectos vienen y van,
Me rodean con insistencia
Protestando por este intruso.
 
III
Hoy está apacible el charco
El agua baña con lentitud las piedras.
El sol en lo alto de mi cabeza,
Miro hacia todos los lados
Y como nadie viene
Me desnudo y me sumerjo en sus aguas.
 
IV
Subo hasta el ensordecedor torrente,
Si alguien me llamara
No lo escucharía.
 
 
Diosa alada
Una mariposa se ha posado en mi mano.
Con su antena palpa la yema de mi dedo.
Me pregunto cuántos millones de años
Le llevó a la naturaleza crear
Esta perfecta y vulnerable criatura.
El conocimiento es vano,
Dejo el lápiz y contemplo los movimientos
De esta alada diosa.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Llegas al rancho por el atajo
Me traes lunas rotas de pétalos
Con que me desayuno.
 
Me sirves tu seno de almíbar lechoso
Para esta sed que me seca el alma.
 
Pido permiso a tu mañana para entrar y mirarme
En los diamantes que se ahogan en tus pupilas.
 
Testigo de este instante es el árbol curtido de amor.
 
Déjame orar en tu templo
Donde irrumpen los pájaros
Después de hacer el amor
Y tocar con mis labios tu santo grial.
 
Voy a lavar mis dientes en tu acequia,
No intentes ahora desheredarme de tu sangre.

Apóyate en el hueso que me sostiene
Para que juntos caigamos al vacío.
 
Acorralado  en tus brazos preparo el café de la tarde.
 
Es hora de salir,
Los techos húmedos de este rancho
Se nos vienen encima.
 
 
 
 
De cara al sol
Esta mañana le puse la cara al sol,
Estaba como una naranja:
En su máximo punto de madurez.
 
Así que, comencé a
                                   des
                                               cas
                                                           ca
                                                                       rar
                                                                                  lo.
 
Tomé de cada uno de sus gajos
La savia.
 
Bebí hasta quedar embriagado
¡y de repente se hizo de noche!
 
 
 
 
Dejemos tranquilas a las piedras
Por ahora, no las juzguemos.
 
No preguntemos por su milenaria juventud.
 
A las verjas de madera roída
No las reprochemos.
 
A los desérticos campos,
No les recordemos los tiempos de grana,
 
A las solitarios portales
No les pidamos cuentas
De quién ha entrado y no ha vuelto.
 
A las tardes grises no las miremos.
 
Bajemos la cabeza por un momento,
Si es posible,
Arrodillémonos,
Cuerpo, alma y sueños.
 
Ahora escuchemos el silencio
Del polvo de los caminos
 
 
Desvelado
A esta hora
En esta casa
Sólo estamos despiertos
Los murciélagos
Los alacranes
Y yo.
 
 
 
Desvelado de nuevo
A esta hora las hojas hacen ruido.
No logro conciliar mis vísceras,
Son las tres de la montaña
Y un ratón salta a la olla
Por mis migajas
 
 

 
Locos, putas y mendigos
Esos seres dignos y dolorosos.
Dichosos ellos porque después de su muerte
El cielo se les abrirá,
Porque al cielo van
Los locos, las putas y los mendigos.
 
Al cielo no llegarán cuando mueran
Los papas y cardenales
Porque su codicia reencarnará
Los prestamistas y usureros
Porque su avaricia reencarnará.
 
El cielo solo es
Para los pobres de espíritu:
Los locos, las putas y los mendigos.
 
Al cielo no llegarán cuando mueran
Los presidentes demócratas, tecnócratas,
Republicanos, socialistas, los de izquierda,
Los de derecha, los del centro; reinas, reyes,
Príncipes, princesas, jeques, primeros ministros,
Segundos ministros ni golpistas,
Porque su poder reencarnará.
 
Tampoco los belicosos y petroleros
Al cielo entrarán, ni los estadistas,
Ni los economistas, ni los abogados,
Porque su ego reencarnará.
 
Porque de ellos es el reino de los cielos
Al cielo también van
Los locos, las putas y los mendigos.
 
 
II
Esos seres desarrapados y desalmados
Sin un mendrugo de pan en el alma,
De ellos es el reino.
 
Al cielo, téngalo por seguro, no llegarán
Los generales de uno, dos y tres soles,
Tampoco los coroneles, sargentos,
Comandantes, ni almirantes,
Porque de ellos es el reino de la muerte.
 
No van a llegar al cielo
Los banqueros y dueños de multinacionales,
Ni los políticos de los banqueros
Ni los genetistas, ni los comerciantes de espíritu
Porque su reino está acá.
 
Al cielo también van
Los locos, las putas, y los mendigos.
 
 

 
Estoy abriendo las hojas de las montañas
Y escuchando la tonada del charco donde danzan las ramas
Soy un árbol empujado por el tiempo
Hecho de cantos agónicos de pájaros que buscan sus nidos
 
Una emboscada de lágrimas en mi rostro empaña la arboleda
Ondulante manto que no termina y me invita a sumergirme y perderme
 
Con ramas y bejucos le hacen trenzas al guayabo
Que no se cansa de madurar para los pájaros
 
Resbala bondadosa y silenciosa la muerte por estas tierras
 
Cantos reverdecidos de la infatigable ladera
Que me deja dormir en sus vértebras, tendido como un viejo analfabeto
Que sólo quiere ver el sol y el cielo y no oír
Nada más que este silencio,
Que no me apuren, que no me llamen
Que no estoy ahora porque
 
Estoy abriendo las hojas de las montañas
Y por azadón tengo este corazón hortelano
Ebrio con el néctar salobre de la tierra
 
Un terco aleteo de los árboles ordeña la mañana
Y su fresca leche es vino al medio día
 
Hay una casa serena que crece con los árboles
Granja donde se pueden escuchar los salmos del agua
 
Déjame ver la luna navegante que salpica los ojos del perro.
 
Cargo hambre de cenizas que besan mis gritos
El mundo está hecho a prueba de abrazos y verduras.
 

 
Mis versos
Mis versos son prosaicos y patéticos,
Por eso me quedo con los versos ajenos.
 
Los tomo prestados de ángeles y demonios,
Algunos me acechan, me acosan, me estrujan,
Otros versos me miran de reojo, me los bailo,
Otros me los bebo y me los unto.                              
 
Hay versos con los que me baño en la quebrada,
Pero son versos prestados, alquilados,
De mí nada tienen, todos son intrusos, volubles,
Hinchados.
 
Me arrebujo en otros, en los versos hollados
Unos viejos, muy viejos de verdes campiñas,
Otros, como flores del mal de tierras lejanas.
Los de oriente, sencillos y claros me refrescan,
Me lavan. Versos de ese otro que emprendió el vuelo,
O de ese que aún anda en la calle desarrapado.
 
Versos del ciego que vio en las rayas del tigre su pira
O de aquél otro que rogó a su amada
“quítame el pan si quieres, pero no me quites tu sonrisa”
O de aquél joven ebrio que fue un naufragio su vida.
 
También amo otros versos, los versos callados,
Los que vienen sin rostro del cielo a la montaña,
Del peñasco, de la azulada mariposa, del espejo
Que es aire del alba, versos sin métrica ni rima,
Versos sin ortografía, ni prisa, ni sintaxis.
 
Versos con olor a boñiga, a peces en el estanque,
Versos que crecen en las entrañas de los árboles,
Los de fuego y ceniza, los de flor silvestre,
Esos que llegan enredados en el viento,
O mojados por la brisa,
Versos cansados que pasan por la tarde,
Anaranjados, pálidos de verde, violetas, casi oscuros.
 
Y esos otros versos silenciosos,
Los de las sombras de la noche, empalagados de luna,
De grillos y ranas, de perros ajenos,
De vacas con gemidos lastimeros,
Estos versos que me traen el desvelo
Son los versos que amo y de los que estoy hecho.
 
 
 
Pisemos con levedad
Esta bella tierra
Esta tierra sagrada.
Escucha el viento que gime
Entre ramales, el gorjeo, la cigarra.
La rama que se quiebra, el fruto que estalla.
 
 
Pisemos con levedad esta tierra santa,
Esta tierra sagrada,
Esta tierra minada,
                     Esta tierra minada.
 
 
 
 
 
 
 
 
 
A la luna le cogió la noche,
Alumbra aún después del alba.
El torrente cambia de melodía
Cuando el viento pasa,
A la piedra le crece el musgo
Mientras el árbol sus hojas desata,
A la noche le cogió la luna
Muda la tierra, habla sin palabras.
 
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Ex critos

Palabras Clave: Ex critos

Categoría: Poesa

Subcategoría: Poesa General



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Umberto Senegal

Amigo Jorge Iván: Nuestra conversación de hoy diciembre 22 de 2012, me condujo directo a tus poemas. ¡Qué alegría encontrarte en Textale! Pero constato que no regresaste a tan amplio espacio, donde es necesario que te conozcan y lean lo tuyo tantas personas afines al haiku, a Krishnamurti, al Tao y al Zen que por aquí deambulan con sus textos y sus comentarios.

Permítenos leerte en este lugar,con más frecuencia. Tu iluminada e iluminadora poesía será un sereno regalo para la sensibilidad de centenares de lectores. Ambos, tú y yo, podremos estar al tanto de cuanto escribimos. W ART IN tiene razón cuando habla de tus ritmos. Son los ritmos interiores de la mente alerta. Son los ritmos del cerebro despierto a la belleza y realidad del momento. Puedes ilustrar tus textos. No es difícil. Seré tu seguidor número 1 en cuanto escribas y compartas. No dejes tus textos en algún lugar de tu finca en Cocorná. Déjalos volar. Ayúdalos a salir de esa linda pero estrecha jaula. Para eso está internet y están los lugares como Textale.

Inicia el 2013 compartiendo tu poesía. Todo texto que tengas. Yo comencé en febrero de 2012 y por esta fecha de diciembre ya contabilizo cerca de 26.000 lecturas. Textale es mi Editorial. Mi hogar literario. Decenas de nobles y gratos amigos me acompañan y les acompaño en sus textos y en los comentarios de unos y otros. Te esperamos, con admiración.
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December 22, 2012
 

W ART IN

Interesante. ojalá podamos
leer más de tu producción.
Me gusta el ritmo de estas
letras, saludos W ART IN.
Responder
March 05, 2012
 

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busy