Un amigo para toda la vida (Relato)
Publicado en Jan 22, 2012
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Mi madre es una muy experta amazona y yo me pasé toda la infancia rodeada de caballos. Soy de Madrid capital y vivo en Madrid capital. Por eso ahora no tengo ningún caballo en casa, pero he pasado mucho tiempo de mi vida en el pueblo jienense de mi abuelo materno que es un hombre que se dedica a la cría y venta de caballos. Por eso mi madre es una experta amazona y entre mi abuelo y mi madre me enseñaron a montar a caballo desde mi más tierna infancia. Y no solo a montar en ellos sino a convivir con ellos y desarrollar amistad y compañerismo con ellos. Para que eso sea interesante es muy bueno tener un caballo propio, un caballo que sepa que tú eres para él y que él es para ti.
De esta manera yo tuve por muchos años un caballo al que puse de nombre Adán. Adán porque a los caballos les gustan especialmente las manzanas y las zanahorias. Le puse por nombre Adán porque Adán fue el que probó la manzana de Eva de puro gusto que tenía por ellas (por la manzana y por Eva al igual). El caso es que los caballos, además de los forrajes, algarrobas y zanahorias, tienen por costumbre pensar que las manzanas son un alimento suculento y las devoran a mordiscos. Así que ahora que está tan de moda en Vorem hablar de las manzanas de Only y de Greko no tengo más remedio que recordar que mi caballo se llamaba Adán.
He leído con total entusiasmo mi cuento titulado "Del caballo de cartón al caballito de mar" que me ha parecido maravilloso, muy bien escrito y sencillamente genial en su contenido. Eso ha despertado en mí todas las vivencias que he pasado y sigo pasando con los caballos. Dice Alexis que lo más hermoso es pasear por las orillas del mar montando a caballo y es cierto. Es una de las cosas más bonitas de la vida.
Los caballos que yo he conocido eran todos inteligentísimos, saben recordar y memorizar excelentemente a las personas y a los lugares (nunca se equivocan en su caminar) y cuando olfatean la presencia de sus amos relinchan de felicidad. Hay que saber que los caballos tienen cuatro clases de relinchos diferentes para comunicarse con los demás. Uno de ellos es para demostrar alegría, otro para demostrar preocupación o temor, otro cuando están en celo y otro cuando se niegan a hacer algo porque son nobles y fieles pero también testarudos y cabezota. Es por eso que hay que saber muy bien domarlos a base de amor, cariño y palabras buenas. Tienen un oído sensacional y saben distinguir perfectamente los matices de las voces humanas. Saben cuándo se les elogia o cuándo se les regañan. Dicen que son los más inteligentes de los animales o uno de los que más. Estoy totalmente de acuerdo.
¡Cuántos caballos en mi alegre infancia!. Criaturas muy sociables (por eso existe cada vez más centros dedicados a la Equinoterapia o Terapia Aplicada con Caballos) nunca dejan de amar a quienes los aman. Para demostración de su inteligencia basta con observar a los caballos de equitación, a los caballos de danza artística o a los caballos de los rejoneadores. Lo que hacen es realmente inteligente.
Mi abuelo sigue dedicado a la cría y venta de caballos y ahora que he leído el cuento titulado "Del caballo de cartón al caballito de mar" ya voy a llamarle por teléfono para pedirle que cuando nazca el primer caballo macho (tiene que ser macho precisamente para ello) que haga el favor de regalármelo. Le pondré de nombre Diesel.
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Foto del autor Jos Orero De Julin
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Descripción

Relato de Ficcin.

Palabras Clave: Literatura Relato Ficcin.

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficcin



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