Exactamente el 28 de junio de 1997, en el cuadrilátero de la MGM de Las Vegas, en los Estados Unidos de Norteamérica y en pelea de revancha, el boxeador norteamericano Mike Tyson mordió ambas orejas al boxeador norteamericano Evander Holyfield que, antes de eso, se había pasado todo el combate dando cabezazos a Tyson. Éste, enfurecido, primero mordió una de las orejas de Evander y, después, le mordió la otra oreja con tanta rabia que se quedó con un trozo de la oreja de Holyfield en su boca. ¿Verdadero o falso?. Fue totalmente verdadero y se repitió varias veces por diversos canales de televisión del mundo entero. Ríanse ustedes de lo de la oreja de Van Gogh que, al fin y al cabo, se automutiló a sí mismo pero no cortó la oreja a ningún otro pintor. Y es que entre el Arte de la Pintura y el Boxeo hay la gran diferencia que existe entre la cultura y la brutalidad; aunque no todos los boxeadores sean tan brutos como Mike Tyson que, además y para más inri, era violador de chavalas mucho más jóvenes que él, como le sucedió a una de tan solo 18 años de edad llamada Desirée Washington en hecho ocurrido en el año de 1991. Según noticia que consulto en Internet: "El 18 de junio de 1991 Tyson cometería el peor error. En una habitación de hotel, un encuentro con la modelo Desirée Washington -que venía de concursar en el certamen Miss Black América- sellaría su destino. Cuatro días después, la chica de 18 años presentaba una demanda contra el boxeador, lo acusaba de violación, un delito mucho más grave que los que lo habían llevado al reformatorio" Recuerdo que en uno de mis programas de Catalejo Mundial -dentro de Amanecer Deportivo- hice una alusión a Tyson y las mujeres que tuvieron la desgracia de conocerle íntimamente. Y no me arrepiento de ello porque el futuro me dio la razón. Si no se lo creen busquen informaciones sobre la vida personal de Mike Tyson por el Internet y lo comprobarán.