Algunas personas a las que se les paga según está estipulado por la Ley, se les afilia a la Seguridad Social según está estipulado por la Ley y, además, se les da dineros extras que no están estipulados por la Ley, son tan desagradecidos/as que no hacen otra cosa más que renegar del trabajo (cuando hasta se les permite que lleven el ritmo que más deseen y no se les está obligando a que lleven el ritmo que exige la Ley), murmurar por la espalda de quien les ha contratado (en lugar de decírselo a la cara), quejarse de que les pagan mal (yo creo que en este caso deberían exigirle al Gobierno que subiese lo que está estipulado por la Ley) y andan diciendo por ahí, a espaldas de quien les has contratado, que quieren marcharse. En ese caso, lo más lógico es que se marcharan de una vez por todas... porque resulta que hay miles y miles de personas (hombres y mujeres) que están deseando trabajar y con todo gusto aceptarían el cómodo trabajo del que tanto se quejan. Como decía mi abuela "de bien nacidos es ser bien agradecidos" pero estas personas ni tan siquiera agradecen que vivan mucho mejor que otros miles de personas (hombres y mujeres) que o no tienen trabajo o tienen que aceptar trabajos inhumanos porque se encuentran desesperados.
A la ciudad de Ambato, y a toda la provincia de Tungurahua, les tengo un gran respeto y hasta amor ciudadano porque para dicha ciudad y dicha provincia trabajé exhaustivamente durante un largo tiempo y haciendo mucho más de lo que me pedían. Todo ello para mostrar una buena imagen de la ciudad y la provincia no solamente a nivel nacional sino también a nivel internacional (Revista Ambato Internacional). Yo sé del orgullo sano que tienen muchos ambateños y ambateñas y lo aplaudo porque yo también lo tengo pero, como decía mi abuela, "en todas partes cuecen habas". Y fueron precisamente dos ambateños (Jaime y Wagner) los que más trampas y estafas me hicieron sufrir trabajando yo para "Revista Ambato Internaiconal" e "Intermaket Comunicación" respectivamente (como consta en mi curriculum); el primero de ellos porque, cuando ya por fin se atrevió a hacerme un contrato como la Ley obliga, éste estaba tan plagado de trampas y estafas que, consultado un abogado, le dije que no volvería a trabajar más con él y se lo dije a la cara y no por la espalda ni murmurando con otras personas ajenas a él. El segundo de ellos llegó a la osadía de dar de baja a todos los trabajadores y pedirme a mí que trabajara gratis después de haber cumplido con todas las labores que me encomendó y aún con otras que estaban fuera de mi condición de Director Técnico. Le dije a la cara que no y no anduve murmurando por la espalda con personas ajenas a la cuestión.
Esa clase de desagradecidos/as deberían tener, por lo menos, la personalidad suficiente como para guardar silencio en vez de hablar tantas sandeces o, por lo menos, reclamar directamente a quienes les contratan en vez de ir murmurando idioteces por la espalda. Y si no están de acuerdo con lo que ganan o creen que están siendo explotados/as que hagan lo que yo hice. He dicho. Y eso que me he dejado en el tintero muchas otras cosas más.