Sobre perros y humanos
Publicado en Nov 30, 2011
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 " Hay algo en el generoso y abnegado amor de un animal, que llega directamente al corazón del que con frecuencia ha probado la falsa amistad y la frágil fidelidad del hombre".  Edgar Allan Poe, El gato negro.

   Desde niño tengo un gran respeto por plantas y animales; especialmente por los perros, a quienes amo profundamente. Tempranamente encontré en ellos características y virtudes que los hicieron mejores que a la mayoría de las personas que conocí; con el tiempo mi universo social fue ampliándose y una verdadera multitud de rostros nuevos fue entrando paulatinamente en mi vida. Afortunadamente, la mayoría de las personas que forman mi mundo son desde aceptables, hasta excelentes seres humanos -aunque conocí gentes de todo tipo, incluso seres realmente despreciables-, pero esto es algo independiente de lo que diré sobre los perros y no les resta ni otorga méritos más que los propios.
   Soy consciente de que se trata de animales, pero no considero que ellos sean simples bestias, ni nosotros tan sobreevolucionados: las fieras son regidas por instintos que les permiten cumplir irracionalmente con la preservación de su existencia -sobreviven las más aptas-. Los perros no están exentos de tales instintos -¿Existe persona alguna totalmente carente de arrebatos instintivos?... ¿Acaso entre nosotros no sobreviven también los más aptos?...-, pero también pueden sentir amor, odio, apatía; son poseedores de un rostro capaz de expresar lo que sienten y hasta tienen personalidad. Creo que todo esto está motivado por el grado de interacción -domesticación- que tengan ambos tipos de seres. Es realmente complejo delimitar los alcances de ambos mundos.
   Resulta casi fantástico hasta donde puede remontarse la fidelidad que son capaces de manifestar. He sabido de perros que se abandonan a morir, cuando muere su amo; también he sabido de otros que mueren por él -y por tal acto dejan de responder al instinto de supervivencia...-. Y si muchos de ellos tienen un comportamiento que contradiga lo que afirmo, se debe recordar que poseen la inocencia del animal; por el contrario, ningún ser humano es merecedor de tal apología.
   Siendo ya adulto, en cierta ocasión mi vida fue salvada por una pequeña gran perra llamada Dasi. Dejaré en mi intimidad los detalles del suceso -pues así lo juzgo apropiado-, pero si yo no apreciase mi vida, como debo hacerlo, tal  acontecimiento no me resultaría importante, ni trascendente, hasta lo disminuiría considerándolo una simple casualidad. No soy un insensato, ni un desagradecido -características muy comunes en los hombres-, así que juré hacer todo lo que me fuera posible, mientras me quede vida, para que su raza prospere; lo que incluye intentar que mis semejantes tomen conciencia de todo esto que relato.
   Cuando vi a la perra por primera vez, supe de alguna forma que nuestros destinos estarían unidos. Convivió conmigo, rescatándome de mi soledad, durante ocho años, en los cuales fue madre de seis hermosos cachorros a los que paulatinamente fui consiguiéndoles un hogar -como debe hacerse-; llegado el momento más amargo, demostró con la contundencia innegable de los hechos cuan valioso le era yo, como nunca antes lo había hecho ser humano alguno.   
   Dasi murió en mis brazos, una noche de primavera, hacen ya cuatro años.
Año 2003
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Foto del autor JAVIER DANTE VITOLO
Textos Publicados: 10
Miembro desde: Nov 30, 2011
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Descripción

el relato refleja el sentir de varias personas amantes de los animales, a quienes he conocido; para el caso, desde la perpsctiva personal. Es verdico.

Palabras Clave: perra perros gato muri fidelidad Dasi

Categoría: Ensayos

Subcategoría: Pensamientos


Creditos: a Dasi

Derechos de Autor: JAVIER DANTE VITOLO


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