Tratatello in laude di Adagio sostenuto
Publicado en Nov 25, 2011
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Soy un hombre, un simple escritor, en medio de otra gente, igualmente talentosa. Soy un homicida, que emana la muerte. Asesiné de a poco a todo ser que he amado.
Me encuentro narrando esto, al mismo tiempo que mis ojos observan un triste atardecer, a través de la cristalina ventana. Todo esto, después de una larga jornada de trabajo, aquí, en la mansión del Sr. Marco.Es curioso como mi alma y mi mente alumbran mi memoria tan solo al observar este espectáculo.
Pensar que nací en un día similar, un 21 de diciembre (solsticio de invierno en San Marino, un país... o micro nación, que está al lado de Italia). Al faltar poco para mi alumbramiento, le recomendaron a mi madre que se extirpara el útero, puesto que le hallaron 4 tumores malignos(extraño, ¿no?, eso solo significaba una cosa, el niño traía consigo algo malo).
Más tarde, al estar en el mundo externo, el médico procedió con la segunda operación, entre tanto, mi padre me estrechaba en sus brazos, aunque extrañamente sentía un intenso calor al entrelazarce conmigo. Juraba que yo era un simple angelito, que sería un justiciero.

-¡Micael!- mis oídos me dictan la interrupción de algún imbécil -¡Micael, abre la puta puerta!- aquella perturbación en el aire me dice que es Wilhem... sus palabras me deleitan de amor y cariño.
Tras abrir la puerta, me topé con este... cerdo alemán
-¿Qué deseas cerdo?-
-Mañana tendremos una reunión, a las cuatrocientas de la mañana-
- el jefe cada día está más loco- susurré- muchas gracias por avisarme-
-no es nada. Llega temprano- y luego se retiró.

Ese sujeto, es un verdadero germano, me recuerda mucho a mi papá, son igual de ingénuo... mi padre pensó tantas cosas positivas de mí, así que decidió ponerme como uno de los arcángeles: Micael (bueno, a mi papá no le gustaba ni: Miguel ni Michael.... igual, más simple así).


Ahora el cielo está estrellado, de mi bolsillo saqué mi dorado reloj. Posé mis celestes ojos sobre él, para entregarme la siguiente información : 10.37... En el nombre de Quirón...
no creo que esté vivo a eso de las cuatrocientas, mejor duermo, mañana sigo narrando.

Mañana, voy a estar más idiota y amargado que de costumbre.

Me dirigí al baño, con la intención de lavarme los dientes. Los pasillos... son tan silenciosos... de pronto, una figura apareció

- oye niño - era nada más y nada menos que el español... ¿Manuel se llama?... creo que si.
A continuación, giró su cabeza - ¿sabes que hora es?- él sacó su reloj y observó
-son las 10.39-
- ¿Y qué estás esperando?, vete a dormir-
- usted no me manda-
- es verdad, no te mando, pero tu líder no va a estar de buenas-
- bien... ¿Y eso a usted le importa?-
- no, no eres para mí una persona con un alto grado de importancia, pero de todos modo - me acerqué a él y le desordené los cabellos- somos todos como una familia, ¿no?- lo empujé como un padre lo hace un su hijo, delicadamente.

Al fin llegué al baño, me cepillé los dientes, después me devolví a mi cuarto (¡bien, en niño español se fue a dormir!), me dediqué a ponerme el pijama y luego, a la cama.

En un vago intento de dormir, sigo pensando en mi vida. Sin tenerlo a mano, la conciencia se dirigió a mi infancia, donde peor pasé los años de mi vida.
A los 7 años, mi "extraño calor" fue mucho más poderoso que el de mis pocos minutos de vida. Me acuerdo aún de todo lo mal que lo pasé.
"Mamá, ¿mañana iremos a comprar roma?", "¡pero si ayer te compré ropa nueva!, ¿Por qué se te está quemando?, ¿has estado jugando con fuego?", "no mamá", "está bien, mañana iremos a comprar ropa, ¡Amor, el dinero dónde lo dejaste?", "En el velador, ¿Por?"," Hay que comprarle roma a tu hijo".
Primero solo fui un gasto económico innecesario, no me daba cuenta de lo que pasaba, solo era un niñito que le gustaba correr, jugar al aire libre... 
Era simplemente feliz. Papá y mamá jugaban conmigo, aunque igual... no se acercaban mucho a mí, no me abrazaban con frecuencia ni tampoco me besaban... ¿Qué ocurría?. No lo sabía. Siempre que iba a jugar solo a la plaza, me daba envidia ver a los otros niños y niñas ser abrazados por sus padres... esos actos eran símolos de amor, ¿no?, si no me los hacen a mí... ¿significa que no me quieren?. Eso me preguntaba mucho, me dolía todo el corazón, a tal punto me sentía no querido, que tan solo al ver a mis padres, ya sentía un enorme nudo en la garganta.
Paseaba una y otra vez, solo por el patio, solo por la plaza.
Una vez, quise jugar con otros niños, mientras mis papás estaban cerca, hablando con otros adultos. Al intercambiar diálogos con los menores, miré a mis padres y ellos dos estaban con una expresión de preocupados ¿estaba haciendo algo mal? ¿no era lo suficientemente abierto con mis congéneres?.
Seguí hablando con ellos, intercambiando palabras, experiencias, juegos, momentos, de todo. Sentí que estaba abierto del todo, pero... tuvo un fin cuando dije algo
"¿sus papás les dan besos?", "si, a mí me dan cuando vuelvo del colegio, cuando me voy a dormir, cuando despierto" "a mí siempre, me besan mis mejillitas", "mh... ¿es normal que mis padres no me besen ni me abracen?".





Una semana castigado, sin salir ni nada... no entendí que ocurría.
Me armé de valor y le pregunté a mi papá a qué se debía eso "papá, ¿Por qué no podía preguntar eso?", "No lo vas a entender, ese muy pequeño aún", me fui donde mi mamá, cuando mi papá no me daba lo que quería, ella siempre me daba lo anhelado.
"Mamá, ¿Por qu..." me interrumpí.... vi algo que me heló la sangre...
sentí un pánico enorme... no solo lo otro fue extraño... si no... que

"¡¡MAMÁ!! ¡¡POR QUÉ ESTÁS EN EL SUELO!! ¡¡PAPÁ!! ¡¡HAY QUE AYUDAR A MAMÁ!!"
gritaba y gritaba, pero... nadie me escuchaba, busqué a mi padre por toda mi casa... y ...
de esfumó... me dejó solo con un cadáver... me dejó solo... me abandonó.

Lloro en mi cama por este recuerdo, lloro en silencio, mientras me quedo dormido
Desperté de golpe, siento que algo extraño me quería comer el pescuezo. Debí de tener un mal sueño, que gracias a Jesús, no me acuerdo cual fue. Me levanté y me dispuse a ponerme mi ropa de todos los días, tras sacarme el pijama.
Luego de eso, fui al baño a lavarme los dientes (mi aliento matutino es un asco). Después de mi lavado bucal (Y sentirme una estrella de publicidad de Colgate), caminé hasta la habitación donde se realizaría la reunión. En mi andar, recordé lo dura que fue mi infancia.
Yo seguía asistiendo al colegio pese a todo, seguía viviendo en mi casa, con el cadáver de mi madre en su cuarto, yo dormía en el mío. Pero de todos modos, sentía algo extraño en el ambiente. Puesto que: no llegaban cuentas, jamás me llamaron la atención en el colegio porque “mis padres no iban a las reuniones”, jamás, nada de eso…
En mi escuela (católica… si, con monjas, curas, de todo tipo y especie), yo nunca fui de amistades, porque me decían que era un “chupa medias”… me adoraban los curas y las monjas, me decían constantemente “eres un arcángel”, raramente, me asustaba. Yo no era nada de eso.

Un día cualquiera, vi a unas muchachas tejer… me causó una curiosidad tremenda, ver como un ovillo de lana se convertía en :una bufanda, un chaleco… muy interesante para mi, de hecho, aparte de escritor, soy tejedor, pero no tejo con cualquier cosa, si no, con micro fibra de plomo (para sirvientes que manipulan elementos radioactivos).
Así que, lo que pasó fue lo siguiente: “Disculpen, señoritas”, “¿Qué quieres mocoso?, ¿No ves que estamos ocupadas?” “Me preguntaba si… me podían enseñar a hacer eso” “¿Eso qué?” “Eso… con los palitos” “Se llama tejer, y estos, se llaman palillos ¿Y es que acaso tu mamá…?” En ese instante, me abrieron mi herida, me sentí tan mal… que lloré… peor que cuando vi a mi madre muerta (Soy un verdadero llorón). Ellas procedieron a darme consuelo, me preguntaban que me ocurría, como yo era muy inocente, les conté lo que me ocurrió con mi mamá, se compadecieron de mí… 
Al final me enseñaron a tejer, soy bastante torpe, y en ese tiempo, también lo fui, así que las niñas tuvieron una enorme paciencia conmigo. Ya las veo, tratando de no enojarse conmigo… Solo era un niñito de siete años, nada más.
Ellas faltaron al colegio un día, como el invierno venía caminando, decidí hacerme una bufanda negra. Me senté en una banca del patio, y eso fue lo que hice, para luego, tejer a gusto. Aunque no faltaron las moscas molestas. Un matón se acercó a mí “Oye niñita” no contesté “¿Por qué tejer?, eso lo hacen las niñas” “las niñas también respiran, van al baño, observan, sienten…” Me daban ganas de pasarme de listo, aunque sea un poquito “¿Te estás haciendo el gracioso?” “…” “¡Ahora te quedas callado!, anda, pelea” “Los niños buenos no pelean, así que solo callé. Al virar mi cabeza observé un puño que se acercaba a mi rostro. Me quedé petrificado… y comencé a emanar (para mí, eso fue “me hice pipí del susto”).
El niño me golpeó y yo quedé aturdido en el suelo, en cambio él, se quejaba de un dolor enorme que sentía en su puño, un calor infernal que le había quemado.
Seguía yo en el suelo y decidí levantarme… y con una mejilla que me llenaba de dolor.
Una monja llegó para reprender al que me golpeó, mientras otra me fue a ver, me preguntaba si estaba bien, y me tocó la mejilla. Ella no sintió mi extraña emanación, pero me llevó donde la enfermera.
Volví a clase, con mi nuevo tomate en la cara. Todo parecía normal, hasta que comenzaron a llegarme aviones de papel, el primero decía “Te espero a la salida”, el segundo “Ni se te ocurra decirle a tus papás” el otro “Eres hombre muerto” entre otras cosas que decidí ignorar, y atender a cosas más importantes, como la clase de religión.
Ya llegué a la oficina, abrí la puerta…

No había NADIE, valla… Que mala pata, saqué mi reloj de mi bolsillo: las trescientas cincuenta y nueve… Me jodo en la exagerada puntualidad de mis compañeros, aunque creo que… Glenn, nuestro santísimo líder, abrió la puerta, tras él, el resto de los transactínidos.
-Bien- dijo el líder – entrad y comencemos la reunión-
Entraron todos, no faltaba nadie. Glenn, Hermes, Niels, Lize, Henry, Lara, Leonid, Javier Ignacio, Blaz, Wilhem, Yukira, Nicolae, “Ununhexio”, Gretel… Parece que nadie más falta. No, nadie.

La reunión comienza… Este es el mejor momento para ignorar lo que dice el jefe, que son indirectas para mh… para Blaz que es un pésimo tesorero, para Leonid que es un excelente sublíder y para Lize, siendo ella una de las mejores secretarias… en fin, regañan al primero. Por no ser más que un insuficiente en una labor que el mismo se ofreció.
Siguiendo con mi infancia, lo pasaba muy bien en clases de religión, me encantaba oír al cura relatarnos sobre las “aventuras” de Jesús y sus amigos, como me gustaba decirle. También cuando nos hacían inventar cuentos y hacer dibujos, una vez, nos narraron sobre unos ladrones y Jesús, yo como, era muy tontorrón en unas cosas, a los ladrones los hice con unos antifaces y unas bolsas de dinero. Después de esa clase, el curita me pidió que me quedara un rato más (creo que gracias al matón, se corrió el rumor de mi emanación de calor). Procedió a interrogarme si he soñado con María, con Jesús o con alguno de los apóstoles o si he tenido visto alguna aparición de los arcángeles o ángeles. Fui muy sincero y dije que no. Luego el se dio unas vueltas por la sala, yo le pregunté si podía dibujar y me dijo que si. Tenía ganas de dibujar al arcángel Miguel (así le llamaban en mi instituto, pero para mí, siempre iba a ser Micael… que soberbio yo). Lo dibujé, sentía que él era mi único amigo… en ese instante. “Agua bendita, ¿Haz jugado con agua bendita?” “No, padre. Si quiere saber por qué emano calor, le digo que nací así” En ese momento, algo paranoico sucedió: El cura me miraba con una expresión de total asombro… Como si fuese yo un ser extraño.
-Micael- dijo una suave voz…
-¿Eh?- dije yo, soñoliento y miré a quien me hablaba -¿Qué ocurre, Gretel?-
- Ya es hora de irnos – me dijo sonriente. Me quedé clavado unos segundos ante su alemana sonrisa… Son tan rojos sus labios… son tan verdes sus ojos… son tas negros sus cabellos cortos…
Luego me fui del lugar, agradezco que Glenn no haya pasado la lista, si no, hubiese notado mi conciencia ausente. Regresé a mi habitación, a dormir… Al encontrarme frente a frente con mi amada cama… me quedo dormido poco a poco como tronco.
Desperté como pluma, hora de levantarse. Hice mi cama, tomé mi toalla y ropa de cambio.
Quien lo diría, soy el primero en entrar al baño, después de ducharme y ponerme ropa, veo la hora, son las seiscientas con cincuenta. Me alegré de eso, y bajé rápidamente a desayunar.
Miré la larga mesa y me percaté de la presencia de Radostmiro. Adoro a ese niño, tiene unos trece años, si no me equivoco, y es muy alegre. 
-¡Buenos días!- le saludé amistosamente
-Buen día, Sr. Mica –
Este muchacho, es muy adorable, se nota que Mery le ha educado con todo su amor y afecto a ese niño. Mientras que Bělené, le aportó todo ese lado que es necesario para seguir adelante, pase lo que pase.
Me senté al lado del muchacho
-¿Cómo dormiste?-
-Bastante bien, ¿Y tú?- adoro que los mayores de diez años me traten de tú. No esos niños menores de diez años, sin respeto, en mis tiempos, a los adultos los tratábamos en usted
- Ni tan bien ni mal. Tuve una reunión a eso de las cuatrocientas-
- No es por ofender, pero…-
-Si, Glenn está loco-
Comenzó a llegar la gente de a poco, hasta que se llenó el comedor nuestro. Llegaron Mery y Bělené se veían bastante animadas… cosa que es raro en Bělené, siendo ella una mujer de extrema frialdad. Tras saludar a las muchachas (que están muy guapas), me retiré de sus vistas y fui a buscar a Biely. No la encontré con mi vista – “esto es muy extraño… aunque puede que esté enferma y que ahora mismo se halle en su cama… durmiendo…”- en ese instante, me dieron ganas de dormir, pero al sentir el hermoso aroma de las tostadas calientes… con mantequilla… mermelada de frutos rojos… Así que me quedé, pero me senté solo, sin desear la compañía de nadie.
Luego de tomar un café bien cargado, miré a la distancia, las otras personas de mi grupo también consumen lo mismo – “¿Ves lo que haces, Glenn, ves lo que provocas?”-. Después, tomé un cuarteto de tostadas y me dispuse a comerlas… -“Si hubiese comido esto en mi niñez, no creo que la halla pasado igual de amargo”-.
Recordé cuando el cura me miró con extrañeza, aquella mirada tan paranoica, propia de un esquizofrénico. Luego soltó palabras “eres un ángel, estás bendecido por Jesús “, “¡No!, lo siento, padre, pero usted está equivocado. Yo soy un pecador, un mortal, quien no osa pronunciar el nombre de nuestro Señor creador, y que se mantiene al margen de todo lo terrenal”, “sabias palabras, muchacho, pero es verdad, no hay otra explicación lógica para este suceso. Eres un ángel”. Yo quería negar en ese momento sus palabras, yo era todo lo opuesto a un ángel, y aún pienso que no lo soy, de hecho, siempre seré un mortal. “¡No soy un ángel!, puede que…sea solo fiebre” “¿Fiebre desde que naciste?” “eh, si, puede que sea solo eso, si, si “, no sentí que fuese de verdad eso, de hecho, sentí incluso, la mentira subiendo por mi garganta. “O puede que tenga algo fallado, no sé lo que tenga, padre, puede creer que soy cualquier cosa, pero todo, menos un ángel”, tomé mi mochila, mis útiles y me fui a mi hogar. Al menos, descarté lo de la enfermedad, me sentía menos mentiroso.
Al estar en mi hogar nuevamente, observé un paquete en el buzón, lo saqué y estaba a mi nombre “Debe de ser un error” me dije a mí mismo. Pese a que sentía una gran restricción ante el objeto cuadrado con un papel color caoba cubriéndolo, igualmente lo llevé dentro de mi hogar y procedí a abrirlo. “¿Una caja?, puede que tenga otra caja dentro” volví a abrir la caja, pero no había otra caja dentro, si no, algo nunca antes visto.
Fui consiente de mi desconexión mental con el mundo, así que, como aún se encontraba bastante gente alrededor mío, me dispuse a observar a los otros sirvientes de esta mansión. Al lado derecho y lejano mío, estaban Felipe, Benjamin, Anaëlle, Ayla, Sophie, Nicole, Daniel… en fin, los más “importantes” de los actínidos y la subjefe de los térreos. “-Sophie me simpatiza… muy poco, es buena subjefe, pero le falta la madera de ellos, es decir, a veces es responsable, otras no, a veces va a las reuniones, otras no… en fin, no es muy constante ni eficiente”, tenía ganas de seguir analizando al resto de ellos, pero simplemente concluyo cosas similares. Por más simpáticos que se vean, les encuentro algo malvado detrás. Seguí mirando, mi vista topó con lo siguiente: al medio Montserrat, a su derecha: Rose, a la izquierda de la primera: Manuel, Los tres bien apegaditos. “Me da curiosidad un organismo triple, es peor que el liquen… si no está uno, los otros dos no están”. Rose es la novia de Montserrat, Manuel es el hermano de Montserrat. “Manuel y Montserrat son organismos que hacen una simbiosis en común”, este es mi rato de científico (así que, cualquier comentario, me pueden pegar si quieren) “Este comportamiento en estas especies tan interesantes se debe al afecto mutuo, una conexión especial entre hermanos, mientras que en el casos de la simbiosis de Montserrat y Rose, tiene espacio en el amor. Ahora, esta combinación de mortales elementos, dan origen a un compuesto: Manuel, Montserrat y Rose, los tres juntos, unidos por lindos lazos de cariño, que me alegra de que no noten que los miro para que interrumpirles en sus alegres charlas…”. Mis trozos de cielo se dirigieron hacia Rogelio… otro ser que tampoco me despierta mucho entusiasmo. “No me quejo de que sea Chileno, es más, lo encuentro fantástico, desde la primera vez que me mencionaron la existencia de Chile, su fauna, flora y demás, he encontrado fascinante al lugar en sí, pero lo que me causa un descontento en Rogelio, es su soberbia conducta. Pero no se si se compara a la mía cuando mis libros salen en los Best-Seller”. Seguí mirando… nada más llama mi … ¡Qué es lo que veo! Hay un francés en la mansión que se llama Noir (en francés se pronuncia Nuag, si, marcando francesamente la G), Noir padece de ezquisofrenia, y hoy se ve más relajado, sin su cara de querer asecinar a todo lo que se cruce en su camino.
A todo esto, voy a seguir contando lo de la caja, creo que los he dejado a todos en suspenso, contando mis cotidianeces … Bueno, en la caja, encontré unos varios billetes… muchos euros… demasiados para mi gusto y, ¡Adivinen qué! ¡Otra caja! Abrí la otra caja, esta bastante pequeña y con un gran peso, que me di cuenta de ello después de intentar tomarla con una mano… Intenté con las dos manos y recién la pude levantarla, miré su contenido y era… no, querido lector, no era otra caja, si no, que una substancia extraña, parecía un metal, pero no lo era. Blanco su color, con un extraño brillo plateado… un radioactivo brillo plateado.
En ese momento, algo en mí sintió una conexión gigantesca con ese… bueno… ese objeto. Levanté mi mano, para tocarlo, pero este, se estiró, para tocarme la mano… Sentí que eso quería ser mi amigo “¿quiere ser mi amigo?”, no respondió, pero se enrolló en mi brazo y lo tomé como un “si”… que querido me sentía. Aquello que fuese eso, ya lo sentía parte de mí y de mi vida.
Siempre a las vueltas del colegio, hacía mis tareas y estudiaba un poco. Luego, con el dinero, compraba cosas para el hogar (Y para mí) y a la hora de dormir, jugaba con mi amigo. Me daban ganas de ponerle un nombre, pero jamás se me ocurría uno para él… Era demasiado puro, demasiado… no lo sé.
Hacía lo mismo siempre. Incluso cuando llegué y salí de la universidad (salí a los 21 años y entré ahí a los 17… cosa que también me llamaba mucho la atención). Me gradué en literatura, y viví muy bien de eso. Mi “amigo” me inspiraba. Otra fuente de inspiración mía, fue nada más y nada menos, que un libro de Allan Morr. Su libro se llamaba “En busca de” se trataba sobre la presentación de 117 personajes, mejor dicho, personas que jamás me imaginé que existieran. Entre esos personajes, me sorprendieron: Delia (una francesa que fue muy mimada en su infancia), Biely (una niñita eslovaca con la que me sentí tremendamente identificado) y Noir (un francés con una mente limpia). 
Estando ahora en la mansión, Allan me relató que ese libro era para buscar a los sirvientes que faltaban y las personas, aparte de ser los mismos sirvientes de la mansión, se mostraban como eran de pequeños, cuando sus almas aún no tocaban cosas que no se les debía.
Así que, tras una noche de inspiración, con ese libro y mi amigo, escribí mi primera obra “Un error en París”. La trama era la siguiente: En el siglo XVIII, una muchacha francesa de clase alta, Delia, iba a celebrar sus quince años, entonces, su padre le organiza una fiesta, para eso, recurren a muchos músicos. Noir, un cantautor, francés, de clase baja, que vive de su música en iglesias es reclutado. Allí conoce a Bielo y Biely, un par de hermanos eslovacos. Tras conocer a la cumpleañera, ella se enamora de Biely, pero Noir se enamora de Delia, pero ella no sabe que Biely en verdad es una muchacha. Ese fue, mi primer Best- Seller. Me divertía mucho narrando sobre las tonterías de Delia, de lo tanto que fantaseaba con el “hermano de voz aguda” y Noir, que se desilusionaba sin razón alguna. Me entretuve mucho. Gracias a eso… conocí a Camelia


Volví a la realidad. –“No ha pasado mucho tiempo”- me dije, al ver que aún había gente. Miré la hora: 7.30. Todos se levantaron al mismo tiempo, entre tanto, Christobal nos entregaba nuestra lista de “Quehaceres”. Al entregarme la mía, me di cuenta de que me dieron el trabajo de “cortar trigo” después de ocuparme de las flores del patio… Me acerqué a Christobal
-Christobal…-
-¿si?-
-Creo que hubo un error, Biely corta el trigo-
- Micael, mejor conversemos en privado-
No entendía que ocurría, es más, no entendía nada.
- Se fue a Eslovaquia, vuelve en unos años más-
Entonces volvió a mi memoria que la fui a dejar al aeropuerto ayer, en la mañana, que ella se sentía muy mal y todo eso
-Ah, cierto. Entonces me como mis palabras- dije mientras tomaba un tenedor y hacía el gesto de comerme las palabras. Christobal sonrió, como si yo fuera solo un niñito
-Anda, vete a trabajar, muchacho- me dio un par de palmaditas en la espalda y me fui.

¿Les digo por qué en privado?, porque nadie sabe que solo algunos se van a temprana edad a estudiar una carrera y vuelven en un tiempo más, cubren sus tareas con alguien parecido o con la escusa de “Está con tal o cual enfermedad”. Recuerdo cuando la niña lloraba, se notaba que le faltaba algo por hacer… Algo que solo yo se.
En fin, voy caminando hacia un cuarto, que al llegar, abro la puerta y miro su interior
-¡Muy bien!, ¿Dónde estás, arador?-
Busqué lo que necesitaba y me fui al patio, a ocuparme de las flores que Christobal se dedica a comer cuando nadie lo mira. Voy a cultivar algunas camelias… Camelia, amor mío… a Ella la conocí, en una librería, buscaba un libro mío. Fue algo así: “Disculpe, ¿usted trabaja aquí? ”,”No, pero si quiere, le ayudo”, “Busco un libro… el último Best-Seller” Comencé a mirar entre donde se encuentras los Best-Seller, y me encontré con mi libro “¿Cuál necesita?”, “Ese que lo escribió Adighieri”. Reí bajito por unos segundos y le pasé mi libro “Ojalá le guste mi escrito”. Ella me miró con una expresión de rareza, mientras que yo, sólo sonreía. Ella lo compró y vio en la solapa mi foto y abajo la típica breve biografía.Camelia me miró asombrada y luego, procedimos a conocernos mejor.
Ella era italiana, turisteaba por curiosidad de la vida, siempre le impactó San Marino. Pasaron meses de juntas, de charlas, de sonrisas amistosas, hasta que un día… actuaba de un modo impropio de un amigo. Al despedirnos, me abrazaba de un modo que no era ni maternal ni de amistad, me sonaba a algo más…
Sigo con mi trabajo del cultivo, "-Las Camelias se ven preciosas-", pensé tras mirarlas y luego enterrarlas en la madre nuestra. Se me vinieron muchas cosas a la mente mientras las abejas se impacientaban por polinizar (cosa que me llevó por un buen piquete de abeja.... gracias a Dios no tengo alergia a ellas). Viajé en los tiempos donde, una vez, Camelia quiso ir a mi hogar, le interesaba saber en que estado se encontraba. Así que, después de pasarme cinco horas ordenando, me alisté y ella llegó.
Se sentó en mi sillón y examinó meticulosamente mi casa, desde el más último detalle. Camelia vestía una falda hasta las rodillas, color café y una polera con encajes, de manga larga, del mismo color. Eso resaltaba con sus ojos, del mismo color otoñal y con su cabello negro... Bastante linda estaba.
"¿Y bien?, ¿Qué te parece mi morada?" "se ve ordenada.... excesivamente ordenada, es extraño de un hombre". Reí a carcajadas por el comentario "Ordené a la fuerza, soy un hombre como cualquier otro", ella también soltó una carcajada. Comenzamos a entablar una conversación, empezamos a hablar de mis libros, a Camelia le llamaba mucho la atención no solo las temáticas, si no, los nombres de los personajes. Procedí a explicarle que yo me basé en un libro de Allan Morr, que, según yo, no era un libro. Le hablé sobre las personas que aparecían ahí, de Noir, Biely, Delia. "¿Y quién es Bielo?", "Simplemente, no sé de donde surgió Bielo, creo que sentía que esa niña necesitaba un hermano. Leí en el libro de Morr la historia de su vida y me sentí tremendamente identificado con ella, puede que yo sea Bielo, como también puede que no lo sea". Seguimos conversando sobre mis libros, pasamos de inmediato a los varios libros de poesía. "¿Por qué en la mayoría la voz lírica es un niño que sufre?", "Porque necesitaba desahogarme, la pasé como todos los niños que están en mis poemas". Un minuto de silencio, miré la habitación de mi madre, a la que jamás he entrado desde su muerte. "¿Y los poemas de amor?" , "Sinceramente, los encuentro desabridos, jamás he amado a una mujer, jamás he tenido sexo ni cosas por el estilo. Sigo siendo un niño. A todo esto, Camelia, esto parece una entrevista" ella rió y yo igual, la risa de esta mujer siempre me ha sido contagiosa, es tan alegre como un colibrí tomando el néctar de una flor,sabiendo que luego su comida jamás se acabará.
Luego los papeles se invirtieron. "Camelia, ¿Tú trabajas?" de inmediato, saqué de mi bolsillo una hoja y un lápiz, reímos ante mi acto. "Yo soy secretaria, mi trabajo me aburre mucho" voy a dar una pausa para un comentario mío. Esta mujer, solo le hice UNA pregunta y lo soltó TODO, "así que por eso comencé a tener una pasión por la lectura, que se me apagó cuando comencé a estudiar secretaría en la universidad de Chicago", si, es estadounidense "Pero la carrera no la pude escoger yo, si no, la escogió mi papá porque..."de ahí en adelante, sentí un enorme mareo, estar mucho tiempo en silencio a uno no lo deja bien, porque se adapta a la monotonía que te entrega la soledad. Así que, luego de diez minutos (para mí, fue como si hubiesen pasado años hablándome sobre su vida), le dije que iba a tomar una pastilla, no especifiqué para qué, sería de mala educación decir "para la cabeza, me marea que hables", si me preguntase diría "para el resfrío, ayer pesqué uno". Como no preguntó, solo fui al baño, del mueble del lavamanos saqué un botiquín, de él, un saco con pastillas, un pequeño saco. Luego de tomar una, volví donde mi invitada. Seguimos charlando, nuestro tema giró hacia los niños. Ahora es donde ella me inspiró para un libro, hablamos sobre la rigidez mental que adquirían los niños y como lo iban a sufrir en el futuro.
Las emociones van muy ligadas con la salud, niños (tanto de 6 años o adolescentes) la están adquiriendo muy tempranamente, no solo convirtiéndose en robots de carne y hueso, si no, poniendo igual que sus mentes sus articulaciones. Esos niños no van a vivir felices. En la mansión, donde estoy trabajando actualmente, donde me encuentro viendo la polinización de las abejas, veo a mucha gente que sufre de esto, por ejemplo, Vuksan Mijailovic, un hombre muy serio, severo y responsable, sufre de esto y lo peor, lo transmite a sus cercanos. Este caballero serbio, sus primeros años de vida los vivió en la ya inexistente "Serbia y Montenegro". Desde que llegó acá, la malvada rigidez mental se apoderó de él, no solo porque su infancia fue dura, si no, porque le tocó ser líder de un grupo y tuvo que adoptar una máscara de una persona de las características ya dichas. Fue tan duro su cambio que sus espinas se mezclaron con su alma... Ese sujeto ya nunca más pudo ser feliz otra vez, ya se olvidó de él mismo... Que triste, ¿no?. A Diana, una niña del mismo grupo de Vuksan, fue cultivada con un líder como él, con esa enorme rigidez mental, ella ya no juega con los demás niños, ella anda callada, sola, camina.... es un robot, fue sometida a ver como ejemplo a ese prototipo de ser humano. Pero no todo está perdido para Diana, ella puede sentir amor hacia Cael, pero sufre al no ser correspondida por la edad y porque Cael está de novio con la hermana de Diana: Danaee. No solo eso, no sabe como expresar su amor.
Volviendo al tema con Camelia, ella me comentó que sus sobrinos no poseían esa rigidez, aún, y ella cuando los cuidaba, los distraía del todo, para no infectarse con eso.
Camelia se marchó a eso de las ochocientas de la luna, rondó por el resto de la noche ese tema. También trato de cuidarme de esa rigidez, de seguir siendo un niño...
Tomé mi libro de Allan Morr y entre los niños que veía, había un bebé: Radostmiro.
Miré la ilustración del niño, se veía muy tierno, sus mejillas rechonchas y sus ojos pequeños y brillantes.
En ese instante, no solo la idea de la rigidez mental estaba vigente, si no, que tenía antojos de dulces, así que escribí mi primer libro para niños, gracias a eso. El libro se llamó "Shin, el niño de los dulces", con ese libro, enviaría mi mensaje, enviaría de modo más sutil y desarrollado.
Otro Best-Seller, eso fue, ganaba mucho dinero, generaba demasiado para mi gusto, pero ¿para qué? ¿Qué puede hacer un hombre con papel?. 

-Micael, Sr. Micael- me hablaba una voz muy .... ¡hablando de Julio César!
-Radostmiro, justo en ti estaba pensando-
-¿enserio?-
- Si, me acordé que tenía que decirte que hace unos años me inspiraste para escribir un libro-
el muchacho saltaba de aquí para allá, emocionado, le conté sobre el libro, que puede que no le interese demasiado, puesto que lo escribí para niños de seis años
-No importa, lo quiero leer, ¿Cómo se llama?-
- se llama "Shin, el niño de los dulces"-
-¿Por qué Shin?-
- Cerca de mi casa, vendían unos dulces de marca "Insh", así que busqué por ahí algún palabreo simpático y salió "Shin"-
No le quise hablar más del libro, ni de como terminaba.
El muchacho procedió a ayudarme con el sembrado de semillas, tarea bastante simpática.
Me contaba que Bělené se sentía muy mal, que se deprimía y no estaba segura si era amada
-¿Tiene una mente muy rígida, no?-
-Eso creo...-
-Ahí está el problema, mira -proseguí - Las emociones están conectadas con todo lo que nos ocurre, si lloramos en exceso, nos puede dar depresión, si somos muy enojones, nos pueden dar cáncer, en fin, los temperamentos nos pueden llevar a quien sabe donde. Ahora, vamos al grano, Bělené es una persona tipo piedra, es decir, una persona que tiene una mente muy firme, que nada la doblega. Entonces...-
Ahí pasé a dar una enorme explicación, el muchacho entendía, a medias (creo yo, mis palabras son demasiado... bueno, no son de mucho entender). 
Al fin y al cabo, le dije que lo mejor que ella podía hacer era dejar esa rigidez mental, que le hace demasiado mal.
De todos modos, entiendo por qué su mente es así. Ella es checoslovaca (OJO, que no es lo mismo que ser checa) nació en Checoslovaquia, en la desaparecida Checoslovaquia, en la dictadura de ese tiempo. Ahí está la razón de su rigidez.
No me gusta la rigidez, es tan malvada, aunque bueno, tiene su lado bueno y malo, pero cuando se funde con el alma... es lo peor.
Terminamos de sembrar, mi tarea terminó, lo mismo que en el caso del niño checo. Nos despedimos y vi lo que seguía: cortar trigo.
No se manejhar la Hoz que Biely ocupa para cortar trigo, es más, no sé si esa hoz es una especial para eso o es su arma de astato (que igualmente es una Hoz). Me dirigí a la cocina, puesto que a Lorenzo y Cosme, nuestros amados cocineros, son los que necesitan el trigo.
-Porka miseria, ¿nadie te ha dicho nada?-
-No-
-A ver, Alighieri- Cosme me dice Alighieri, según él, puesto que mis poemas se parecen a los de Dante Alighieri - Tienes una lanza de Ununseptio, ¿sierto?-
-si-
-Tienes que cortar con la punta el trigo, lo importante es que no cortes muy largo el tallo ni muy corto-
-Aprovechamos TODO lo del trigo- interrumpió Lorenzo
-Así que... bueno, tienes que traernos 684 tallos de trigo-
-Con el trigo incluido- reímos los tres de parla italiana
-¡Qué más da!,veo que no tiene fe en mí-
-No es que no confiemos en ti- dijo Cosme con aires paternos- Pero la pequeña Biely lo hacía siempre, y ya que está en su país natal-
-Si,si,si. Es una lástima que vuelva en mucho tiempo más, pero que más se puede hacer-

Luego de mi retiro del lugar, comencé a cortar el trigo. Una de las tareas que me hizo sentir muy tétrico. El campo de trigo es muy callado y silencioso, pero... a ratos, a mi mente llegan imágenes de gente muerta, de personas siendo mutiladas.
"-Puede que este lugar halla sido... donde ejecutaban a los herejes en el medioevo-" me dije, pero si no fuera poco, sentía la presencia de un tercero....
- Demonios - dije en voz alta.
Al final, lo único extraño que sentía era la brisa del atardecer, bastante sospechosa parecía...
Terminé pronto mi labor del trigo. Volví a la cocina, lo entregué, me despedí de los cocineros y me retiré.
Dije "demonios" para mí mismo, no solo por la brisa, si no que, me di cuenta de que no almorcé... muero de hambre y me hubiese comido todo el trigo del campo. Agradezco ser un animal educado.
Entre los oscuros pasillos de la mansión, leía mi lista. la siguiente tarea venía con la hora marcada: "de 8.30 a 9.30 pm vigilar los pasillos de la mansión." Miré mi reloj: son eso de las seiscientas con cuarenta y cinco de la tarde. Me dedico a caminar por esta enorme morada... Hasta encontrarme con -redoble de tambores- Jofiel.
Jofiel es un muchacho de dos años menos que yo, es decir unos 21 años. Este muchacho fue, no golpeado, si no, realmente torturado por su padre y su madre. Ellos dos desarrollaron muchos tipos de demencia a través del tiempo y lo que hicieron con el niño fue lo siguiente: una noche, mientras él dormía, le clavaron en las muelas unos clavos (de los grandotes) en ellas... De tan solo pensarlo, me duelen los dientes. Camille lo encontró mientras corría de su hogar... Gracias a su madre, tuvo que comer papillas, aburridas papillas para bebé, hasta que Jan, nuestro especialista en todo, le hizo una prótesis dental, no unan buena, si no una EXCELENTE prótesis.
Me encuentro caminando junto a él, mientras me relata sobre su enorme dolencia. Este hombre sufre algo que es lo más molesto: su antigua novia lo sigue, no le deja en paz ni nada de eso.
Conozco casos, donde he visto los dos puntos de vista, el problema es cuando tu ex es Delia, la hermosa Delia, la mimada Delia. Ella de por sí, no solo es mimada, rubia, de ojos y piel clara si no que te absorbe. "¿Cómo es eso?", dirá usted, señor o señorita, yo le contesto a continuación. Digamos que Delia es una esponja y Jofiel es agua, Delia absorbe todo lo que es la esencia benigna de Jofiel: su felicidad, sus sueños, sus esperanzas, y termina haciendo que este se convierta en una amargada piedra. Así de fácil, pero es increíble ver eso, es asombroso pero terrible para la persona que lo sufre.
Gracias Delia, Jofiel jamás pudo volver a sonreír, es más, ahora mismo está llorando por eso, se siente muy mal porque ya no es el mismo con el resto de los habitantes de este lugar, ni siquiera con el Sr.Nicolás (el dueño de la mansión del Sr.Marco, el Sr.Nicolás ers su hijo). Sólo se muerta feliz ante su hermano, que, necesariamente, tiene que hacerle gestos, gracias y juegos con él (estamos hablando de su hermanito, Uriel, que tiene no más allá de un año y medio de vida). Jofiel, como el resto de nosotros, es un arcángel. Pero es otro que veo que sus alas las tiene grises, con solo tres plumas, en los huesos... Realmente la ha pasado mal con esa muchacha.
Aquí, con Delia, curiosamente pasó lo mismo que "Un error en París", Delia se enamoró de Biely, de la Biely Nabrisky de Aquí, mejor dicho, de la Biely Nabrisky que está en Eslovaquia, estudiando y solo Dios sabe que otra cosa más.
Delia se enamoró de esta Biely del siguiente modo: Biely a su edad de diez años, vestía algo similar como viste ahora: con una camisa, con un chaleco de sin mangas, con cuello, con su singular libélula negra, pantalones y su cabello siempre corto. Delia, al venir de una familia conservadora, donde la mimaban demasiado para mi gusto. Se enamoró de esta niña con "disfraz" de muchacho. Lo mismo que en mi libro, salvo que ahí, eran más adulto el asunto. En el sentido de la edad.
Así que primero, procedió a preguntarle su nombre "Biely" contestó ella "Delia es tu nombre, ¿no?". Ahora vamos a lo extraño, ¿Cómo mierda Delia no se daba cuenta de que Biely era una niñita de diez años si la voz de ella, por lo que me han contado, no era muy grave, ni muy masculina?, ¿Cómo mierda no se dió cuenta esta niña que estaba con una de su mismo sexo? ¿Cómo mierda no notaba que sus actos eran delicados y notables de una NIÑITA?.
Esta niña rubia en vez de llamarla Biely, lo llamaba "Bielo" ... Bueno, ya no pienso seguir con mis famosos "¿Cómo mierda...?". A esa edad, uno es muy inmaduro, a esa edad no se da cuenta de varias cosas, así que mejor dejo de comportarme como un estúpido y prosigo. Resulta que Delia se enamoró de "Bielo", pero en verdad, era el karma actuando. No solo porque era Biely, si no, porque ella no mostraba mayor interés en Delia. El karma es sabio, ¿no?.
No fue extraño nada de esto, después de un tiempo, Delia le dijo a "Bielo": "terminamos" y ella le respondió "¿Qué cosa?" "¿¡Cómo que qué cosa?!, nuestra relación", "¿De amistad?", "¿Cómo puedes ser tan tonto?" "corrección: tonta" "¿Cómo, eres una mujer?", "¿no se te hace raro que un muchachito se llame Biely?".
Ese diálogo, no solo pasó de verdad, fue lo mismo que mi libro... el sabor de la coincidencia... salvo que en mi libro jamás le confundían a Biely por Bielo...
Yo creo que de ahí en adelante, Delia trata de hacerle la vida miserable a sus parejas o simplemente se vuelve esponja y los deja vacíos a todos.
Jofiel sigue hablándome sobre su miseria y al llorar, recuerdo cuando lloraba por Camelia...
Camelia se me confesó un día de un modo muy singular, ella fue la que me ofreció el noviazgo, ella quiso compartir un momento de su vida conmigo, ella quiso demasiado conmigo... Lo único que hice fue decirle: "Camelia,,,, nos conocemos hace solo seis meses... se que es mucho tiempo. Me conoces como la palma de tu mano, al igual que yo a ti. Pero frente a todo lo que pueda ocurrir, debo pensarlo". No iba a pensar un "todo por delante" sobre si peleáramos, sobre si hiciéramos el amor.... Nada de eso, pensaba en mi emanación y en decirle a Camelia sobre mi blanco amiguito, con el que juego siempre antes de dormir, sobre el extraño dinero que llega a mi casa, cuando me encuentro trabajando, sobre que mi madre murió por mi culpa y mi papá no está conmigo por eso, me tenía miedo. Mas, lo peor sería que Camelia terminase como mi madre. 
Al volver a mi hogar, reinaba el típico silencio de muerte. Me dirigí a mi alcoba y saqué de su caja de plomo a mi amigo, tras jugar un poco con él, le conté mi problema "¿Sabes?, allá afuera hay una mujer que me ama, una mujer que no sabe nada de nosotros dos. Ella cree que a estas horas estoy leyendo, trabajando... en fin, cualquier cosa, menos conversando conmigo. Ella no sabe que tú existes y no sabe que yo emano la muerte encarnada en veneno. Quisiera saber si tú me puedes ayudar en esto. Quiero saber si será bueno fundirme con ella y luego que nos fisionemos*..." Sentí que había una brisa fría. Se que el invierno ya estaba en mi cabeza, así que fui a ver. Mejor dicho, fui a sentir de donde venía esta brisa tan helada.
Estuve en el medio de mi hogar.... la brisa venía de la habitación de mi madre.
No me atrevía a ver, sentía que ese fue el lugar de mi asesinato y de mi mayor pecado.
Pero de todos modos, entré a ese lugar.


No estaba el cadáver de mi madre









Estaba lleno de lirios blancos, sentía el aroma de todos, una fragancia virginal y tan pura como el alma de mi madre. En ese instante, sentía que algo se apoderó de mis cinco sentidos, una viento soplaba a mi lado, algo se apoyaba en mi hombro derecho y procedía a acercarse a mi mejilla del mismo lado. Sabía que eso solo era el resultado del delirio, puede que temiese a que Dios me castigase en ese instante, hasta que giré mi cabeza al ver quien era el ser ... Era mi madre.... Lloré... al verla feliz,al verla con una sonrisa en su rostro "Micael, hijo mío" mi llanto aumentó, pero siempre en silencio, no me atrevía a hablar. Me sentía como un verdadero demonio "Hijo mío, no llores" dijo ella y me abrazó. Yo hice lo mismo, la abracé con todas mis fuerzas, con todo mi arrepentimiento de ser hijo de ella, de haberla asesinado, de haberla convertido en lo que es.
"Madre, perdóname, he pecado, te he matado". Ella me miró con mucha pena, con confusión, con muchos sentimientos al mismo tiempo
"Tu padre me mató, tú no hiciste nada, hijo".
Un enorme peso de encima se me quitó, ya me volvía a sentir puro... pero, extrañado.
De todos modos, una enorme felicidad me invadió. Lloré mucho más que cuando la vi muerta.... lloré de felicidad por primera vez en mi corta vida. Lloraba mientras agradecía a Jesús y a María posible de nuevo ver a mi madre, posible que de nuevo me sintiese en na familia, que yo no tuve la culpa de nada, que los niños siempre fuesen los ángeles de Dios. De un instante para otro, desapareció aquella blanca figura: En ese momento, solo me encontraba al frente de un montón de lirios.
Me quedé un rato observándolos, degustando sus aromas, sintiendo amor por cada uno de ellos.
Entonces, comencé a pensar en que eso fue una señal, una magnífica señal de que el cielo me autorizaba a amar a Camelia... Bueno, yo desperté muy poco amor por ella, pero ya la amaré como amo a mi madre y ,pese a todo, a mi padre.
Volví a la realidad. Jofiel ya no estaba a mi lado, no sabía por qué y el sol ya estaba oculto. Miré mi reloj: 8.29. En un minuto más, tengo que hacer de guardia... Ahora resulta que tampoco he cenado. -"Voy a morir de hambre"-. Sin importar nada, comencé a estar de guardia por los pasillos de la mansión, miré como todos comenzaban a ir al baño para lavar sus dientes, como daban sus paseos nocturnos y como conversaban con los más cercanos antes de dormir.
Yo hacía cualquier cosa, menos lo último. Nadie conversaba conmigo por querer ser mi amigo, solo porque me necesitan ,necesitan no solo que los aconseje, si no, que los escuche y les brinde de mis alas de arcángel para que se abriguen con ellas.
La única persona que lo hacía, era la tan nombrada Biely. A veces Tibalt(un simpático griego, que, no solo su persona lo hacía parecer alguien extraño, si no, era fanático del alcohol y las mujeres. A ese tipo jamás lo verás en el día, ¿Por qué?, ese sujeto pertenece a los superactínidos, un grupo que trabaja en la noche, principalmente haciendo a lo que me dedicaré esta noche). Los observé a todos, mis ojos se posaron en los del angustiado y nuevo Noir... ese muchacho, siento un orgullo ciego, no solo porque es un personaje importante en mi novela, si no, que superó la esquizofrenia, si no, porque también pescó un amor por la eslovaca ya nombrada. ¿Cómo creen que me siento?, me siento como un amo del destino, pero se que eso no va a durar mucho. Conozco demasiado bien a ese niño, y le molesta mucho esa transmutación instantánea que hace Biely con el Uranio(lo convierte en Astato). 
Ahora me fijo... me fijo.... busco en quien fijarme.
Manuel está de nuevo por ahí... Me di cuenta de que me enferma de algún modo, me enferma algo de él y no descubro que es. Tal vez, desprende algún aire demasiado jovial para mí, tal vez nuestras diferencia de edades me hagan verlo como un niñito, que su líder, como al resto de los Gases Nobles, lo miman demasiado..
Para mí, que por lo general fui siempre un hombre solitario -y sigo siéndolo a veces- no me gusta mucho la gente demasiado alegre o demasiado sociable. 
Ahora me fijo en Rogelio... ese chileno, es casi lo mismo que el español anteriormente hablado.Sus actitudes soberbias, mezcladas con carisma y guerra lo hacen el luchador perfecto. Lamentablemente no hecho para amar. Hay gente, Rogelio no se da cuenta, de que sale dañada por eso, porque quien tiene al frente, no sabe amar, no sabe recibir cariño. Él desconoce las delicadezas de la vida, desconoce el vuelo de la mariposa y las aves, desconoce el encanto de las flores y de su abrir de pétalos, desconoce el encanto de los aromas frágiles.
Mañana, lo voy a ir a dejar al aeropuerto. Este muchacho chileno, planea estudiar medicina.
No le deseo ningún mal a nadie, en especial a él, le deseo lo mejor en sus estudios. Pero no creo que esté preparado mentalmente para irse a estudiar a su país natal. Por mejor que paguen ahí, por mejor que la pase, él tiene que volver, porque nadie más tiene la misma habilidad de Rogelio, porque esta es su familia,porque el Sr. Marco lo acogió en algún momento.
Él es un niño con muchas posibilidades en este mundo, pero le falta ejercer la voluntad, le falta superar algunos obstáculos y creo que esto es colocarlo delante de una enorme pared de plomo. No importa cuanta radiación emita el Berkelio, el plomo la va a absorber como una mujer la felicidad de un hombre y viceversa.
Me acerqué a Rogelio, le toqué el hombro y le susurré al oído
-Rogelio, mañana yo te voy a dejar en el aeropuerto-
-¿Tú weón?-
-Si, yo-
-Yo le dije al Sr.Nicolás que el "Nachito" me fuese a dejar- Miré a Javier Ignacio, se dirigía a su habitación y le dirigí mi mirada desafiante. Él me respondió con su mirada de estar negando algo.
-El Sr.Nicolás me dio la orden de que yo te fuese a dejar, Rogelio.-
Se notaba que no quería que su deseo fuese incumplido. Fui donde Javier Ignacio. 
Al estar frente a su puerta, toqué como es debido, él abrió y me entró a la fuerza a su pieza.
-¿Qué ocurre?-
-Micael... No es por nada pero... dudo que- lo interrumpí
-Yo creo lo mismo que tú, y voy a cumplir lo que dijo el Sr.Nicolás. Te agradezco mucho que expreses tu preocupación, pero, ¿no deberías decirle a Rogelio?- negó con su cabeza -Bueno, muchacho. Comprendo. También agradezco que no cumplas el capricho de ese muchacho-dije mientras me comenzaba a retirar- porque detesto los caprichos, en especial cuando se cumplen.-
Me fui de ese lugar, volví a mi cuarto, y aún sentía mi aliento a rayos... no me he lavado los dientes, pero no importa. Tomé unas pastillas para mantenerme despierto y comencé de nuevo mi labor.
Caminé muchas veces por los mismos pasillos, mientras se desocupaban. Yo se que esta tarea me toca realizarla con otra persona más. Siempre me toca alguien diferente, la última vez, me tocó con el sirviente más interezante de la mansión: Marcelle, un alcohólico, un adicto al alcohol de los de verdad... Pero no uno cualquiera. Él maneja el Mangaseno, independiente de su elemento, es el mejor líder de todos, sabe manejar a la perfección al resto de los miembros de su grupo, es un verdadero genio con una máscara de don nadie, de un vago.
Me sigo paseando, me encuentro con James.... es un superactínido...Poer... ¡SANTA VIRGEN DE GUADALUPE, ESTÁ BORRACHO!, voy a ver de inmediato al ebrio.... pobre niño, solo hace poco cumplió los quince años y ya está borracho.
-James... ¿estás bien?-
-Pásame la botella- cantaba alegremente mientras todo su cuerpo se encontraba bajo el efecto de .... la cerveza, a juzgar por el olor.
James es un muchacho que cumplió hace poco sus quince años, es bastante ... bueno, bastante.... dejémosle en que es un niño. Le miro con curiosidad y él como si fuéramos amigos de toda la vida.
-James... Estás ebrio- me sentía tan mal por el muchacho, solo tenía quince años, "yo esperaba más de él"... Luego retracté mi pensamiento, no debo esperar nada de nadie, solo lo que el destino quiera.
-Mira, vamos a la cocina- le dije amablemente -te voy a preparar una limonada para la curandera-
Mientras camino con él hacia la cocina, os hablaré un poco del niño. James es moreno, un poco más bajo que yo, de cabello negro y ojos marrón. A veces le veo feliz por tanta idiotez que sale de su boca, producto de sus pensamientos atropellados... que se yo. Él es bastante amable a pesar de todo, no solo eso, tiene una voz tan cantora que me hace llorar cuando lo escucho, siento que son ángeles y no él.
Caminamos mientras gritaba de modo eufórico, no solo me desagradan los ruidos y la borrachera, si no el regaño que nos aguarda de parte del Sr.Nicolás.
Llegamos a la cocina, tratando de hacer el mayor silencio, senté al muchacho en una silla del comedor nuestro
-espera aquí- le dije con cortesía 
Mis pies fueron donde se encontraban los cestos con limones de la cocina, saqué una buena cantidad, exprimí los frutos, dejando caer su jugo en un vaso. Tras ponerle azúcar, se lo serví al borracho, quien lo tomó y cayó
dormido. No sabía que hacer, puesto que es nuestro deber tener que hacer guardia durante la noche. Pensé unos momentos en que hacer... y lo único que pensé fue "-no puede hacer anda en ese estado, así que a dormir irá-". Contemplé al joven por unos segundos... se notaba que quería olvidar algo, a esa edad uno no se emborracha porque si.
Lo tomé en mis brazos con indiferencia, llegué a su habitación, abrí la puerta y lo dejé reposar en su cama.
Me daba lástima. De un momento a otro, su elemento químico me dejó ver la razón de su borrachera: Quería olvidar a una mujer.
Me apené mucho más, varios recuerdos asaltaron mi mente, para quedarse ahí todo el tiempo que se les diese la regalada gana. Me fui de ese lugar y me dispuse de hacer guardia
Recordé cuando acepté a Camelia como mi pareja. La primera vez que nos dispusimos a juntar como amantes fue en una reunión de lectores, en la cual fui invitado para hablar de mis libros, responder preguntas y quien sabe que otras cosas, me encontré con ella después de muchos intentos de búsqueda. Lo primero que ocurrió fue un silencio incómodo, ningunos de los dos se dispuso a hablar por poco rato, luego intercambiamos dos o tres frases. Seguimos callados, la examiné de pies a cabeza. Ella hizo lo mismo conmigo, luego se encontraron. Nos avergonzamos, miramos a otros lados cuando realmente deseábamos observarnos.
Finalmente ella me tomó y me besó... No me importó que yo fuese un verdadero cobarde al frente de un sentimiento tan misterioso para mí como el amor, lo único realmente importante era ese beso... el primer beso mío de toda la vida.
El evento procedió de un momento a otro. Pasaron varios escritores que se notaba que a la gente no le importaban mucho, luego los finales eran los más interesantes. Entre esos estaba mi ídolo: Allan Morr. Lo miré admirado, pero algo me salía del encanto, explicaba con unos aires de "me quiero ir de aquí". Después de su salida, fui a verle, le expresé toda mi admiración y gratitud por haberme inspirado en tantas novelas y cuentos que he escrito. Él se sentía alagado y también admiraba mis trabajos, pero en las novelas siempre encontraba un aire Adagio. Yo le dije que la pasé muy mal en mi vida y él comprendió "Yo no la pasé tan bien que digamos" dijo tristemente "Mis padres se suicidaron y ninguno de mis parientes quería estar a cargo mío". Compartimos experiencias de dolor y nos entendimos del todo. Él se retiró prontamente, tenía que volver a Inglaterra "Esto no es un hasta nunca" me dijo "Si no un hasta luego". Sentía que sus palabras de escritor tenían un sentido mucho más allá de lo común, no lo sabía en ese instante, pero después sabría que sería.
Fue mi turno, y a toda palabra, se interesaban más. Yo hablaba con total fluidez, no me importaba si fallaba, diría "perdón, quise decir tal cosa" y continuaba. Nadie preguntó nada, así que me retiré. Acompañé a Camelia hasta su hogar, ella generalmente me relataba que sus padres se trasladaron a San Marino a vivir, yo quería conocerlos pero ella se oponía, no sabía por qué... Pero en fin, la fui a dejar y me besó los labios durante un largo rato bajo el umbral de la puerta.
Volví a mi hogar y me dispuse a abrazar a mi amigo con gran cariño, me sentía amado por alguien y correspondido de un modo tan mágico...
Alguien interrumpe mis pensamientos. Veo a un "Negativo"(Son nuestros enemigos, son unas copias malvadas y opuestas de nosotros). En mi mano se hizo mi lanza de Ununseptio y el emanado por mí se reunió en mis omóplatos y tomaron la forma de un par de alas. El "Negativo" me miró con desafío
-¿¡Dónde está?!- gritó con una voz que asesinaba a todo soprano
-¿Quién desea ver?-
-Astato, ¡Dónde está!-
-No se encuentra.-
-¡MIENTES!- Sacó una hoz algo deforme y me hirió, lamentablemente (para él) la herida cerró gracias a mi elemento, que emané en cantidades descomunales. Él cayó de a poco en el suelo, no resistía las partículas alfa, beta, gamma y demás del Ununseptio.
Este ser regurgitaba de dolor, me acerqué a este
-¿Su nombre?-
-No te interesa-
-Dígame su nombre antes de que pase a ser historia- levanté mi lanza y la puse cerca de su cuello
-Alabamino, ¿feliz?- miró a mis ojos llenos de odio
-¿Por qué me tiene rencor?-
-Porque usted me obligó a decirle mi nombre, no me gusta que me obliguen a hacer lo que no quiero-
Miré al ser presente: cabellos grisáceos, piel oscura, con el sector izquierdo de la cara recubierto por una máscara a medias. No quería seguir siendo simpático con él por despreciarme, así que mostré mi lado feo. Emané con muchas fuerzas y ese intento de humano regurgitaba de dolor, yo no tenía ganas de estar a esas horas con un imbécil
-Retírate-
-¡NO LO HARÉ, TENGO QUE LUCHAR CON ASTATO!- emané con más fuerzas
-Te repito, no está-
Me miró con rabia
-No vas a conseguir nada-
Corrió hacia mí y me trató de herir, pero fue inútil, por más que me hiriera no se daba cuenta de que a mí no me importaba nada. Leí de inmediato en su mente que ocurría, su razón para vivir era luchas contra su opuesto y nada más.
-Veo que tienes amigos- dije mientras seguía leyendo su mente
-¡Cómo lo sabes!-
-Personas como tú son más descifrables que un libro de niños pequeños-
-¿Me estás diciendo niñato?-
-No, no me importa mucho tu interpretación. Vete de aquí con tus amigos, no está a quien buscas, y si estuviese, le haría pésimo pelear contigo- miré a otro lado- está con una enorme perturbación que ni tu comprendes-
No pasó mucho tiempo para que él se fuese de la mansión, no me importa de donde apareció, solo se que ya son las 9.30 y que le toca a alguien más hacer de guardia
Realmente siento que muero por dentro, al mismo tiempo que camino a mi habitación, me pongo el pijama y me dejo caer en la cama. Realmente siento como la soledad se come mis huesos mientras se arrugan. Este es el momento donde recuerdo el día donde cometí el peor acto de mi vida, donde me sentí un verdadero asesino y no el justiciero que se supone que soy ahora. Suspiro tristemente y las lágrimas quieres brotar. Yo las restrinjo, he aprendido a aguantarme tantas cosas...
Camelia, fue la mujer más importante de mi vida. No solo la relación con ella me dio paso a abrirme al mundo de los sentimientos, si no, a la dependencia mutual, que decaía en una dependencia unitaria(es decir, yo comencé a depender de ella, gracias a lo incompleto que estaba tras la muerte de mi madre y la desaparición de mi padre).
Fue en lo más bajo que caí, la dependencia me hizo un llorón y un desgraciado. No solo detestaba a morir el silencio de Camelia, si no que los celos me consumían. 
El amos nuestro decaía, y yo igual. Mis sentimientos se volvían inestables... me dolía mucho el corazón cuando me sentía solo, cuando nadie estaba ahí para darme ánimos, para abrazarme o besarme.
Hay veces en que extraño a Camelia, me duele mucho extrañarla, porque sé, en el fondo de mi alma, que yo no le importo más, que soy solo un extraño más en su mundo si es que nos volviésemos a encontrar.
Al mismo tiempo que mi psique decaía, también mi habilidad de retener la emanación. Emanaba mientras estaba junto a Camelia y yo no me daba cuenta. Fue terrible, la culpa me devoraba. Sabía que ella se daría cuenta de mi extraño calor que rodeaba mi cuerpo.
A veces peleábamos, a veces no hablábamos, a veces nos amábamos con una pasión tan ardiente como lujuria en su punto. Deseaba la mayor parte del tiempo esa lujuria que era nuestra cómplice del amor, solo la deseaba porque de ese modo sentía la unión que teníamos desde el principio de nuestro cultivo.
Con toda la tristeza del mundo, nada funcionaba, el cariño se redujo a cenizas, yo solo lloraba por eso, soñaba con eso, con que ya no me amaba y me engañaba. Despertaba agitado y con la peor de las tristezas.
Un día cualquiera, en medio de mi soledad, mi tristeza y mis poemas del mismo estilo, ella llegó a mi hogar, me mostraba unos exámenes, donde afirmaban que ella padecía de cáncer de mamas... Yo quedé como gato atropellado, puesto que ella igualmente sospechaba de mí. Otro día me fue a gritar en la cara que yo fui el culpable de todo eso.
A usted, querido lector, le cuento esto no solo con la finalidad de que sepa sobre mi pasado, si no que reflexione que no es muy bueno depender de la pareja, puesto que, en las alturas que yo estaba, suponen que el novio o novia es pasajero. Al depender a veces uno sin conciencia se hace la ilusión de la eternidad, de la jodida eternidad que jamás va a existir. Yo no amé siendo un ser completo, siempre carecían mis padres a mi lado y el amor... lo tuve recién a esa edad, me sentí amado con mi primera novia ... Por nadie más había sentido que estaba protegido y querido. Me faltó siempre el amor de alguien más. Por favor, si usted va a tener una relación con alguien, siéntase completo, si no, puede que le pase lo mismo que a mí, o si se le ocurre ignorar a su pareja, que también está incompleta, no tiene ni idea de cuanto la hará sufrir. Cosas así llevan al suicidio y a un cargo de conciencia que nos pudimos haber evitado con toda facilidad.
Me sentí muy desolado al saber lo que atentaba contra Camelia... sabía que era nada más y nada menos que mi culpa y que yo solo era un pobre imbécil, un sincero estúpido.
Una noche, tras leer en el diario que las partículas alfa destruían las células cancerígenas, me dediqué a leer en la biblioteca de San Marino sobre la radiactividad. Mi elemento emanaba muchas cosas, así que dediqué a emanar el elemento y sustraer de él lo que necesitaba.
Fui con la luna en el cielo a la casa de Camelia, tras escalar la casa por fuera y llegar al tercer piso(donde está su alcoba), subí a la ventana, donde se dejaba ver su rostro y su torso.Luego la abrí y ya podía trabajar en paz Dejé caer las partículas reunidas sobre su seno. Sabiendo ya que estas cositas destruían lo que les diese la regalada gana, las controlé con la mejor de las paciencias a que atacaran lo realmente malvado.
Fue bastante costoso el tiempo y mi esfuerzo, terminé con un gran cansancio mental cuando pude pulverizar todas esas cosas malvadas de sus pechos... Sentí que hice un bien tremendo y que ella me lo agradecería. La iba a despertar para que se revisase y se diese cuenta de que estaba a salvo de todo peligro de muerte.
Miré a su lado y un hombre de edad semejante dormía...
Me había estado engañando...
Siempre tuve la razón, no soñaba esas cosas por mi delirios, era verdad, tenía frente a mis ojos la prueba más terrible de infidelidad.
Lloro en mi cama por eso, lloro porque me duele que me hallan engañado... No me amaban... no me amaban...
Estallé en llanto cuando presencié la escena, una lágrima mía cayó en el rostro de Camelia, ella se despertó y me vio. Terminé yendo para atrás, dispuesto a caer al suelo. Camelia me miró con una pena profunda mientras se asomaba y me dejaba caer. 
Quería morir o trisarme los huesos y sentir lo peor. Pero eso no ocurrió. Mi sustancia se acumuló en mis omóplatos... poco a poco tomó la forma de un par de alas.
Se mandaban solas, Camelia me seguía mirando.
Estaba volando, mientras ella me observaba.
"Me has engañado" Fueron las últimas palabras que le dirigí y me fui volando hasta mi hogar.
Me sentí mejor luego de haberle ayudado... Igualmente sentí todo el desprecio por ella a la vez por haber jugado conmigo, con mis sentimientos y con mi corazón.
De todas maneras, esa noche me miré al espejo con otros ojos. Un sentido de justicia se apoderaba de mí
"Dios es justo" me dije con aires neutros. Hice un bien enorme a Camelia, pese a todo, aún la amaba.
Cierro los ojos para dormir, cuando de mis ojos florecen estrellas de hidrógeno y oxígeno.
Me gustaría que eso jamás tuviese un tiempo y un lugar, que jamás Camelia me engañase, que nuestro amor nunca cayera de golpe... nada de eso.
Necesito amor, no lo obtengo. Por más que Gretel desee algo conmigo, su pretendiente siempre está omnipotente ante sus actos. No siento amor fácil. Con Camelia también, cuando llego a amar, lo hago del modo más intenso.
Suspiro en la enredadera de mis pensamientos. Esto no solo me ha tocado a mí, siempre pensé que hay sucesos que penetran de un modo muy trascendente en la vida. Esto penetró en el alma de Biely, ella vivió lo mismo en algún momento y por más que tratase de llenar su vació causado por el abandono de su madre, siempre tuvo presente que (...) era el único remedio para su tristeza. Al menos, dejó ese modo de pensar cuando se fue de aquí, me alegra eso, de que ella va a llenar sola su vacío. (...) sigue con su vida. A veces me habla, a veces me ignora con sus falsos aires de príncipe, que no es más que un estúpido manojo de un enorme complejo de inferioridad por ser solo un sirviente débil, que no puede defenderse ni a sí mismo, ni a su hermana, ni a nadie.
Necesito saber si Biely y yo lograremos estar de pie en el mundo sin que sea necesario un cimiento.
James amó a Biely, trata de olvidarla, igual que ella trata de olvidar a (...) y lo logró.
James ama aún a Biely, cuando vuelva voy a ver que tal su pelea con Vuksan para lograr su grado de ser el prometido.
Quiero ver a (...) llorar, quiero verlo sufrir, igual como Gretel quiere ver sufrir a Camelia cuando yo la dejé para siempre.
Me encuentro nuevamente mirando el horizonte, mientras el rey mayor se oculta. Me acuerdo de mi despedida de esta mañana, hoy, Rogelio se fue a Chile y hoy... en mi ausencia... falleció un príncipe español.
No asistí a su funeral y el no asistirá al mío. No le tomo el peso a esta muerte tan precoz. A casi nadie vi llorar por el suceso cuando pregunté alguna novedad en mi ausencia, me dijeron con total naturalidad "si... mira murió el ese otro de los gases nobles". Si la eslava estuviese aquí, reiría y lloraría. Yo solo reí en silencio cuando escuché la noticia. No sé para qué lo va a necesitar Dios.
Yo hice un rezo y una simple señal de respeto cuando estuve delante de su tumba, nada más.
Me contaron que nadie, excepto su hermana, lloró en el funeral, esto me lo dijo Miroslav (nuestro párroco, él es un sirviente eslovaco, primo de Biely, que es muy apegado a la fe cristiana). Me narró que ni siquiera los niños lloraron ante la falta de vida del muchacho.
Pienso que puede ser porque luego de la muerte del señor Marco, donde todos lloramos como magdalenas, debió de haber sido una aceptación más de la muerte. Pero desde otro punto de vista, a casi nadie le importase este noble, ya que su hermana tenía todos los encantos que él carecía.
Alguien abre la puerta de mi pieza sin que me de cuenta, volteo a ver y es Tibalt
-¿Qué tal el velorio?-
-Aburrido, no había alcohol y desconocía al muerto-
Se sentó en mi cama y yo en el suelo, para luego conversar de trivialidades. Lo normal, sobre las mujeres, sobre la vida... tantas cosas que no son de mucha relevancia.
-¿Y.. Tienes algo para mí?-
-Lo dudo, te acabaste todo mi vino sanmarinense-
-¡Vaya!-
-Pero me queda algo de pan, si gustas-
-¡Claro que si!-
Saqué el pan que está bajo mi cama, en una caja de madera bien sellada.
Tras comerlo con el hombre alcohólico, le conté una que otra inquietud mía que, conociéndole, se les van a olvidar al día siguiente.
-Encuentro extraño que se halla muerto un gas noble-
-¿Por qué?, ¿No que la muerte nos puede pillar en cualquier lado?-
-Si, Si, lo sé, pero aún así...-
-A ver, en este mismo instante están muriendo millones de bebés, niños, adolescentes, adultos y ancianos-
-Por sus respectivas causas... ¿Tú sabes de que falleció el noble este?-
-Lo ignoro, pero, hay un rumor que dice que estuvo a punto de pedirle noviazgo a su hermana-
-¡Ahí está la causa!- Tibalt es un ateo asqueroso, su única filosofía es que al alcohol hace girar el mundo. Yo no estoy en contra de los ateos, pero del ateísmo de Tibalt si 
-¿Tú crees?-
-Si, pero quien sabe como estuviese su salud-
El hombre me miró serio por unos segundos
-¿Qué ocurre?-
-Lloraste por Camelia-
-¿Qué?-
-Lloraste por Camelia-
En efecto, él tiene toda la razón. Decidí no ocultarlo, nada de las mentiras que le dijese darían resultados. 
Realmente soy un desgraciado, no creo parecer un pez inexpresivo, los ojos son verdaderas bolas de cristal que relatan el porvenir para algunos, como Tibalt.
Las pocas ganas de hablar del tema, lo volvieron un comino sin importancia, así que nos desviamos de nuevo al tema del fallecido.
-¿Quién estuvo cerca en ese momento?-
-No lo sé-
-mh... habría que preguntar-
-¿Piensas que fue intencional?-
-De un modo muy crudo, si-

Es extraño cuando pienso que un elemento químico te ataca solo, puesto que eso es lo que reflexiono de esta muerte repentina. Quizá el elemento del noble, Argón, se haya revelado en su contra, puede que alguien le haya envenenado, puede que la hermana lo hubiese asesinado. Cualquier posibilidad es misteriosa.

- Es decir, que alguien le haya dado muerte-
-Si yo fuese tú, llamaría a John-

Johaness es, literalmente, un lector de mentes. Gracias a su dominación por el litio, no solo nos puede volver esquizofrénicos, si no, que él nos puede decir sin remordimiento "sus pensamientos son como un texto abierto al mundo".

-No es mala idea-
-Eso si, sabes que no se va a prestar así de fácil-
-Lo tengo en mente-
-Igualmente, todos somos... bueno, casi todos somos sospechosos de esta muerte prematura-
-Yo no sospecharía por todos, yo estimo que el 58% de los habitantes de esta mansión no sabían si quiera su nombre-
Empezamos a reflexionar, yo conocía al fallecido. Andelko, Montserrat, Benjamin, Rose, Cedric, Biely, Diana, Berenice, Yukira... vaya, mi estimación fue incorrecta. Menos del porcentaje previsto.
-Unos pocos conocían quien era él-
-¿Y?-
-A uno creo que lo voy a descartar...- mi compañero me miró serio
-No descartes a nadie-
-¿Por qué?, ¿Si esa persona ya no está aquí?-
-¿Se conocía a sí mismo?- rió
-No no no, alguien lo conocía y no está aquí-
-Bueno, puedes descartar. Dudo mucho de las muertes a distancia-
-Eso si, ¿Quién querría matar a alguien tan poco importante?-
-¡Casi cerrado!-
-¿eh?-
-Fue la prometida de la hermana-
-¿Por qué crees eso?-
-vamos a la escena del crimen-
Salimos de mi habitación, desconozco como es que sabía del lugar, pero fui con él hasta la planta baja, cerca del piano. Estuvimos un buen rato ahí, hasta percibir el aroma de un gas extraño.
-Eso es Neón-
 
Francamente, era esperable no decirle nada a nadie, era esperable que al día siguiente hablásemos con la asesina, al igual que nuestro normal “¿Puedes darnos tus razones?”, cosa que igual sabíamos.
-Él me estaba estorbando- dijo con susto, corrijo, una inquietud súbita –Tenía que matarlo, no lo soportaba más-
Fue el mejor diálogo del mundo, mas un monólogo fue, un simple monólogo con su propio sentido, algo que nosotros entendemos a superficie pero nada en lo profundo. Aceptamos la precariedad de la resolución, yo esperaba la luz al final del pasillo, algo nuevo para nosotros, mas simplemente nuestro propio reflejo en un espejo. No hablo del sentido de vernos a nosotros mismos, si no, de no ver algo nuevo.
La noche joven, provocó que mis deseos de dormir fuesen de modo desmedido. Tras la resolución del caso, mi pieza fue el albergue de mis recuerdos, de mi solitaria vida en San Marino, de mis deseos gigantes de que todo cambiara.
Seguía siendo escritor, pese a todo, seguía acariciando con ternura mi experiencia con Camelia. A ratos, agua caía de mis secas cascadas, otras veces, quedaba con aires tan tiernos como la miel.
Escribí una historia más, muy corta, dedicada a los menores… o eso es lo que los críticos creían. Me desdoblé en varios personajes,  con la simple idea de mostrar mi visión y mi subjetividad, del modo en que mi vida mezclada se encuentra con las percepciones y como todo llega a chocar. Pero no terminé mi labor en mi hogar.
Llevaba más o menos unas 30 páginas ilustradas, (no sé dibujar muy bien, con esfuerzo logré unas caricaturas simpáticas, bastante llamativas para el público infantil). Llamé a esa Obra “En todos los lugares”. Mi deseo, mi gran anhelo fue que la llegada de la madurez prematura de los niños, puede que se dejen llevar más que nada por el dibujo, por la mala calidad de mis ilustraciones, pero quería mostrar mi mensaje y decir que los “italianos” no somos tontos y jamás lo seremos.
¡Oh!, las penumbras venían, deseaban desvanecerse conmigo y volverme alguien tan triste como mis recuerdos, me duele cada día más existir sin Camelia, pensaba en ese tiempo, no sentía ni la menor idea de que sucedería en adelante tras publicarla, al hacerlo, tomé a la gente por ingenua, y que nadie más me comprendería, que estaría sólo por siempre… y eso solamente necesitaba, curar mi alma, darle salud otra vez.
Un día cualquiera, en mi hogar, todo cambió, otras sombras estaban cerca de mí, puede que mi mente tratase de hacerme burlas, de volverme un infeliz, más de lo que era.
Siempre pasa esto con el ser humano, uno pierde algo y luego tiene otra cosa, que lo hace igual de feliz, pero, ¿por qué quiere más, a qué se debe que uno esté sin satisfacción?, simplemente exigimos al resto, pero ¿Y qué hay de nuestro yo que tenemos que armar para hacerle un bien al mundo?, es realmente triste, me apena y me hace llorar como somos todos. Cada vez que criticamos a los otros, nos estamos criticando a nosotros mismos, porque uno siempre se va a apuntar a sí inconscientemente, porque aunque uno se ame, igual se desprecia, aunque uno odie, igual ama… Así que… los extremos son lo mismo.
Golpeó la sombra mi cabeza y no volví a despertar… hasta que llegué a la mansión. Mi habitación, estaba igual que ahora ordena y pulcra, con objetos míos… y mi amigo. Alguien abrió la puerta, era mi reflejo pero... era una niñita
-Buenas tardes-
-Buenas tardes- dije con aires sorpresivos
-Debe estar confundido…-
-Si, ¿me explica por favor?-
- Cómo guste, antes que nada, ¿me puede decir su nombre?-
-Mi nombre es Micael Adighieri… y usted…-
-Biely Nabrisky-
Ahí vi a Biely, con su expresión de nada, con sus ojos de cobalto hecho pedazos en su alma. Me explicó que llegué ahí por mi talento, porque libero un material radioactivo llamado “Ununseptium”, un elemento radioactivo que en ese lugar podría ser utilizado del mejor modo posible: para proteger a una persona, al Sr. Marco, quien me iba a acoger en ese lugar, me entregaba la habitación, un empleo… Le aclaré a la señorita que yo era escritor y me miró con sorpresa, me preguntó que cosas escribía, mis personajes… Le relaté sobre mis escritos y ella sobre los suyos, me pareció increíble encontrar a alguien así, además me comentó que el ese lugar vive Allan Morr. ¿Por qué ese lugar… no llegó antes?
Y ahora estoy aquí… viviendo mis aventuras y el resto de vida que me queda.
 
Micael Adighieri.-
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Foto del autor Micaela Rodrguez
Textos Publicados: 5
Miembro desde: Nov 25, 2011
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Descripción

Las vivencias de Micael Aighieri mientras relata su oscuro pasado

Palabras Clave: tabla peridica Ununseptium Dante Alighieri Virgilio dolor drama

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Personales


Creditos: Agradecimientos especiales a mi propio dolor

Derechos de Autor: Todos los personajes presentes me pertenecen


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