En esta vida sustantiva
de epígonos dentro del axioma
está la existencia del deseo
que va más allá de las parábolas.
Una forma inédita de ser
algo más que simples conceptuales
objetos del mero acontecer.
Somos quizás esas metáforas
que surgen del profundo apercibir
las agujas del tiempo entre las horas
y una especie de sonámbula conciencia
se apròpia del devenir en lo estático.
Existen fórmulas vivientes
que nos asen al sinfín de los quehaceres
y los días se dirigen al albor
de la sustancia permeable del sentido.
Somos como las herencias de un singular momento
encomendado al azar de las virtudes
y más allá de cada instante
está el todo para reafirmarnos.
Conciencia entre sueños y palabras;
magia del devenir intrahistórico
de nuestro propio yo ensimismado
en el pleamar de las albas y los sonidos
de este despertar que son minutos
nada más...