¿Doy mi mejor o mi peor cara? ¿Quién soy yo para juzgar eso? Estoy muy contento con lo que soy y muy insatisfecho con lo que sueño ser, de momento. Realmente, qué valor tienen unas palabras cuya razón viene y va según su propósito. Soy demasiado joven para opinar sobre esto. Solo los que sufren (yo sufriría) o agradecen toda la atención que requiera evitar su muerte en un asilo pueden opinar. Cuando pueda sentar mi culo en una silla de mimbre y hacer balance, entonces intentare reírme de mi y ver lo gilipollas que he sido con tanto drama, de aquí para allá, sin motivo, haciendo canciones tristes con momentos alegres. Algún día ha sonado el timbre.