ESTACIÓN ESPACIAL INTERNACIONAL
 
Empecemos el final con las preguntas:
¿Existe la vida extraterrestre?
Puede ir la vida que tenemos,
más allá de nuestra Tierra?
 
¿Podremos establecer una colonia
social y biológicamente factible?
¿Puede la vida que sufrimos
reproducirse en contextos diferentes?
 
¿Cuánto tiempo sobreviviremos
en ambientes extraños y cerrados?
¿Es posible la terraformación
en remotos lugares del espacio?
 
¿Siendo colonos interestelares,
mutaremos nuestra razón genética
transformándonos en sujetos
que poco tienen qué ver
con lo que actualmente somos?
 
Sólo el futuro tiene la respuesta.
Preparémonos entonces para el viaje
que intenta conducirnos a la eternidad.
 
Tenemos ya un mirador en el vacío
para la conquista del cosmos
orbitando sobre nuestras cabezas:
la Estación Espacial Internacional.
 
Numerosos países y organizaciones
amantes de la ciencia y la tecnología,
ponen su granito de arena
para que esta aventura formidable
nos acerque al infinito.
 
Hemos comenzado ya
nuestro viaje por el universo,
primero con los ojos
de colosales radiotelescopios,
incluyendo las lentes gravitacionales
y continuando con sofisticadas naves
que vuelan como águilas divinas
hacia el espacio profundo.
 
Esas puertas y ventanas espaciales
nos dirán en un próximo futuro,
si es más inteligente dar
inicio a nuestro viaje personalmente,
cruzar los agujeros de gusano
que sugieren científicos audaces,
o traer a nosotros el espacio-tiempo
con sus ojos radiantes de misterio.
 
En todo caso,
la Estación Espacial Internacional
es una esperanza para el hombre,
y una opción legítima
para lanzarnos hacia el porvenir,
en lugar de suicidarnos como ratas
en nuestro exiguo laboratorio cósmico.