Hush now. Mañana siguiente, ahora siempre con precedentes. Vine hace dos amaneceres agotado tras un viaje amargo, sin embargo no se izo largo por venir de más allá de Cáceres. Pueden doler trocánteres más no así la cabeza, cuando uno madruga solo para escuchar al que espía a un monje cuando reza.
 
Pájaros me hablan en Morse. Mejor se vallan a un lugar más ajetreado, yo estoy bien aquí solo antes de estar atareado prefiero la sabiduría del susodicho monje. Que no tiene nada que explicarme salvo el ruido del silencio, convirtiendo su cátedra  en cuna o jaula, para los segundos tan solo un suspiro hacia el renuncio. Pero creo en la mecedora, que asiente con miraba ciega, indicando la hora a la que llega el tren que salvará mi corriente aspiradora. Ten un minuto para mí, mi vida. Guarda un instante en el que pueda ser quien soy, retraso no incumbe al brillo que mis ojos proyectarán cuando tú me mires a los ojos y me digas que ese día es hoy.