Ahí, sentado frente al mar,
diviso hasta mil caminos.
Unos te llevan al olvido
y otros nos hacen regresar.
 
Llegamos de ninguna parte
y a ningún lado nos vamos,
aunque andemos, retornamos,
pues lo nuestro es alumbrar.
 
¿Qué arma nos protegerá?
¿Quién dará la voz de alerta?
¿Qué corazón tendrá respuesta
y construirá por fin la paz?
 
No me llames que no estoy.
Inténtalo por primavera.
Ando en medio de una tregua
y no sé cuánto durará.
 
No me llames que no estoy
y tampoco se me espera.
Consuélate con lo que sea
y escríbeme por Navidad.
 
¿Qué hora me disparará?
¿Quién ganará esta apuesta?
¿Qué alma abrirá su puerta
y usará el verbo amar?
 
Ahí, flotando sobre el mar,
se me insinúan mil caminos...
Por ninguno corre mi sino,
ni se aleja tu verdad.
 
Llegamos de ninguna parte
y a ningún lado nos vamos.
Aunque rodemos, retornamos,
porque lo nuestro es crear.
 
¿Qué bandera ondeará?
¿Quién bendecirá esta tierra?
¿Qué hidalguía, qué nobleza,
en nuestras manos reinará?
 
Llegamos de ninguna parte
y a ningún lado nos vamos.
Y aún tropezando, retornamos,
porque lo nuestro es luchar.
 
G.S.A.