OTROS SISTEMAS SOLARES
 
Fuera ya de este cubículo casero
se puede disfrutar de un aire fresco;
traspasamos el cinturón de Kuiper
y la gran nube de Oort
para lanzarnos por la Vía Láctea
en busca de otros soles y planetas
que perturban nuestro espíritu
con sus giros y danzas espaciales.
 
Cuerpos invisibles desde acá
girando alrededor de las estrellas
que iluminan un espacio casi solo,
son objetos normales en el cosmos
observados por los radiotelescopios,
que miran sin descanso hacia el vacío,
vigilantes como el Argos mitológico.
 
Entra entonces a jugar la perspicacia
del ingenio creador que nos permite
mejorar el arsenal indispensable
de una tecnología sin fronteras,
que haga posible la aventura mágica
de llegar al confín del universo.
 
Contamos para eso con la vida
que brota o no brota en otros mundos
como semilla sembrada absurdamente
sobre suelos ubérrimos o estériles,
donde el tiempo propicia el resultado
de la investigación que nunca cesa,
realizada por la materia misma.
 
Viajar así por campos siderales
más allá de las constelaciones
que iluminan serenas nuestras noches,
dejando para siempre este recinto
violado y destruido tantas veces
por una especie que todo lo carcome
como un cáncer de metástasis eternas.