El moreno y la juda
Publicado en Aug 14, 2011
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    Él con pelo negro rizado y para nada parecido  a un artista de esos que las chicas persiguen histéricas, más bien es como el resto del prototipo de la nación y para colmo con una gota de tinta negra en su piel. Estudió la Universidad fuera de la protección paternal. Lo primero que observó y lo deslumbró cuando entró al salón de clase,  fue una caballera que relucía más que los rayos del sol. El maestro  sin presentar a los estudiantes; simplemente, empezó a dictar su cátedra. Una hora y media, el estudiante costeño estuvo cautivado  por esa melena parecida a un rey león, hasta que llegó la pausa. Por estrategia, se quedó petrificado en su asiento para conocer la cara de la propietaria del cabello, color trigo. La vio venir entre el pasillo del grupo de silla que dividían  el cuarto. Quiso besar sus labios carnosos que parecían pétalos de rosas. Quiso que lo miraran esos ojos con profundidad de color de océano. Quiso que lo oliera esa nariz de pinocho sin mentiras. Quiso acariciar esa piel que se confundía con el esplendor de su cabellera. Pero, ella, a pesar de no tener un cuerpo de modelo, más bien un poco rellenita, caminó erguida hacia la puerta de acceso sin dirigirle ninguna mirada. Por esa gran distracción, no salió a descansar, sino que siguió escribiendo los conocimientos  dejado por el docente sobre el pizarrón, los cuales no apuntó por contemplar la indiferencia.  Indiferente pasó por él, seguramente, también la Segunda Guerra Mundial, ya que  le causaba mucha risa el cine mudo protagonizado por Charlie Chaplin. Más nunca se puso analizar la burla política del " vagabundo carlitos" en contra del dictador de origen austríaco, causante de millones de muertes. Pero, luego de que el enanito loco se suicidara, también le dio la oportunidad de conocer a una de las hijas de los jóvenes que tuvieron la oportunidad de huir a otro país y no se quedaron enterrados sobre otros cuerpos asesinados o hechos cenizas en los campos de concentración nazis. Tampoco le interesó la propaganda que hacían sus propios compañeros en contra de los judíos, pues pensaba que" gente con malos sentimientos, coda y ¨prejuicios" se encuentran en todas la etnias y hasta en la iglesia.
      La mayoría de los estudiantes eran católicos, aunque por muchos años no hubieran ido a la iglesia. Muchos de ellos también creían que no había judíos morenos. Por ese desconocimiento se burlaron cuando les dijo que, él iba a ser el ¨primer moreno mexicano¨ que le iba a proponer matrimonio a "la primera princesa judía". En cierta manera sus amigos tenían  razón, ya que nunca le dirigió la palabra, ni siquiera para decirle buenos días. Muy en sus adentros, pensaba que esa estrella reluciente era para él inalcanzable, pues ella tenía el apellido de unos de los hombres con más riqueza en el país. Hasta los mismos maestros de la Universidad, por cierto,  pública, se burlaban de la avaricia de su padre por no mandarla a una de las universidades más prestigiosas de la nación, por cierto, privada y con cuotas que solamente pueden pagarlas los que explotan a las mayorías. En la actualidad, varios de estos estudiantes que visitaron esta universidad,  son los que están destrozando el país con sus malas decisiones económicas.
     En el último trimestre en donde ellos se iban a separar para continuar con las materias de sus respectivas carreras, uno de sus amigos que tenía ojos de gato le lanzó un piropo a la de los ojos de océano. No de esos bonitos, que algunas veces lanzan los albañiles a las mujeres con el fin de que ellas vuelvan a pasar enfrente de la obra de construcción en donde ellos están trabajando, sino más bien uno que, le hizo recordar, quizás una de esas tantas  historias terribles, las cuales hicieron que muchos de sus parientes perdieran la sonrisa durante toda su vida: " Si fuera alemán no te mataría, sino te comería a besos". Seguramente, ella solamente escuchó la primera frase, ya que con sus ojos color brasa de furia se volvió directamente hacía un hombre que durante un año la había admirado y quien recibió una serie de insultos solo para morenos: " pues no sólo judíos murieron en el holocausto, sino también changos como tú, pobres diablos  incultos, muertos de hambre".  Pasando y reprobando exámenes, el enamorado avergonzado se cambió del turno matutino al vespertino con el fin de evitar la presencia de la amada ofendida.
      Naturalmente, inmediatamente de haberse recibido, luego de ver un anuncio de trabajo en el periódico y hacer una llamada telefónica de esperanza le dieron al otro día una cita para presentarse con el dueño de una empresa. Ese día le había pedido prestado a su amigo un traje con corbata para causar una buena impresión, pero en realidad, se quedó como el mono que se vistió de seda; es decir, "mono".  Con los nervios temblando por todo el cuerpo contestó con su inexperiencia casi todas las preguntas que le hizo su futuro jefe, quien también  lo envió a otra oficina, ya que su socia también tenía que estar de acuerdo con la nueva contratación, por lo tanto, ella tenía que entrevistarlo. Cuando entró a la oficina de la hija del empresario, reconoció la belleza esplendorosa, que todavía se encontraba revisando unos documentos. La huída fue su única defensa, pero  los ojos de color de mar también ya habían reconocido a la fealdad que supuestamente la había ofendido. Esta vez, no se quedó callado, ya que desde aquel día que se sintió denigrado, había elaborado una respuesta en defensa de su tolerancia. Así que antes de que lo lanzaran a la calle, cerró la puerta para que nadie escuchara  que él no había sido el orangután que la había ofendido en la Universidad, pues desde el primer día que la vio de espalda en el salón de clase la soñaba, mínimo una vez por mes. Por eso, con toda certeza, sí, ¨se la comería a besos¨. Aclarando una situación que le dejó durante un par de años una espinita en el corazón, abrió la puerta y caminando tranquilo salió de esa oficina sin ser entrevistado y con la certeza de seguir gastando el dinero que su papá con sacrificios todavía le enviaba con la venta de las desveladas que se daba en medio del frío de una laguna donde lanzaba sus redes para sacar el poco pescado que quedaba, debido a la pesca indiscriminada y sin ningún control por parte del grupo de pescadores. Durante ese fin de semana, leyó y apuntó tranquilamente cada anuncio y la dirección de las empresas que buscaban un empleado con muchas ganas de trabajar y sin ninguna experiencia. Estrategia que aplican la mayoría de las compañías para ahorrarse algunos pesitos, ya que empleados con experiencia exigen más salario y prestaciones sociales.
       Saboreándose todavía los dos pesitos que habían costado los dos huevos fritos, antes de salir en busca de trabajo, escuchó  el timbre del  teléfono de su amigo. Del otro lado de la línea una voz femenina preguntó por el desempleado sin experiencia, que tomó el auricular, reconociendo la propietaria de la voz,  quien lo había recomendado con su socio. Durante las primeras cuarentas horas de trabajo, los ex estudiantes no se dirigieron palabras ni miradas, hasta que él el rompió esa barrera: se había  dado cuenta que cuando ella comía chocolates se ponía alegre y sonreía.
      A él siempre se le quedaban grabadas en su cerebro por algunos días las mujeres que traían un vestido rojo. Por eso se levantaba cada mañana media hora más temprano para envolver con un pedazo de papel roja su bolita antidepresiva, que entregaba a la golosa con el fin de que ella lo recordara todos los días de la semana. Después de noventas cubiertas rojas, él ya no entregó, lo que para algunas mujeres es el sustituto del sexo, ya que los rumores decían que próximamente su jefa iba a recibir otra clase de dulce: la luna de miel.  Cambiando su estrategia de seducción,  esa mañana se levantó dos horas antes para llegar media hora más temprano a la oficina con un ramo de rosas, acompañado de un sobre  blanco que escondían algunas sensaciones:  Con este ramo de rosas/ como metáfora de tu presencia/ te pido por favor no te cases/pues tú como una caricia/ te has acercado más a mi piel/ y sin dejar de creer en la utopía/ entre la senda del tiempo/ te había buscado en el olvido/ escondida entre la bruma /donde me quede perdido/en la ribera del océano/ con el color de tus ojos/ cuya mirada nunca más quiero perder...
     Finalmente estos versos traerían indecisiones, diferencias religiosas, raciales y económicas, pero también una nueva generación de convivencia humana, ya que cuando sus hijos cumplían años, la casa de ellos se llenaba de un arco iris de niños de varios colores...
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Foto del autor Carlos Campos Serna
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Descripción

Una nueva generacin de convivencia humana, ya que cuando sus hijos cumplan aos, la casa de ellos se llenaba de un arco iris de nios de varios colores

Palabras Clave: Convivencia humana

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos


Creditos: Carlos Campos Serna

Derechos de Autor: Carlos Campos Serna


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