Camino, Verdad y Vida (Jesucristo).
Publicado en Aug 10, 2011
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Busqué el Camino y me hablaron de Kerouac y la Janis Joplin, de Sex Pistols y otros muchos más... pero yo buscaba un camino diferente. No ese de las drogas y el estruendo decrepitador. No ese de los desenfrenos y la moribundez. Y entonces me hablaron de unos escarabajos vestidos de negro que cantaban a Lucy en el cielo con diamante. Pero no me interesó su demencia y cuando vieron que no me satisfacían los submarinos amarillos donde los sargentos consumían pimienta aderezada con ácido lisérgico de las amapolas me hablaron de otros muchos caminos como los enfermizos y pústulos de un tal Bourrought y luego, cuando rechacé de plano las desviaciones sexuales, de otras rutas como la del bakalao que solo eran encrucijadas sin más salida que la muerte.

Entonces pregunté por la Verdad y me hicieron visitar a un montón de santones del Ganges y gurús gandhistas. Golfos todos ellos del engaño falsamente mistificador porque, a pesar de sus blancos mantos, estaban repletos de verduscas moscas que apestaban sus pies mientras se rodeaban, incólumes e impertérritos, de toda clase de enfermedades. Burladores metafísicos y mefistofélicos todos. Mientras ellos rumiaban raíces y morfinas, la gente moría despiadamente junto a ellos, y lo mismo ocurrió con los chamanes de los lavatorios del escupitinajo y la burla soez y los brujos del candomble y las mandingas falsas. Muy lejos de la Verdad que yo buscaba estaban asidos todos ellos a la mentira diabólica y contumaz vestida de máscaras y antifaces.

Yo buscaba la Verdad y la Vida y entonces me hablaron de miles... millones de filófofos existenciales... algunos epicúreos... otros estoicos... otros muchos de racionalismos inconclusos pero todos ellos con verdades diferentes y hasta diametralmente opuestas. Hasta que me presentaron a un tal Nietzsche que decía que la verdad es una mujer y en todas las mujeres, cuantas más mujeres mejor, quisieron que encontrara la verdad... pero el final era la falsa muerte de las verdades contradictorias.

Y los filósofos se ocultaron en su impotencia... hasta que en Tucumán encontré a una princesa amazónica que solamente me miró a los ojos y entonces descubrí que el Camino, la Verdad y la Vida sólo estaban en su interior. La amé profundamente porque Jesucristo había entrado ya en mí en forma de Espíritu Santo. La amé y la seguiré amando por toda la Eternidad porque en Ella veo siempre el Camino, la Verdad y la Vida de Dios.
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Foto del autor José Orero De Julián
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Página de Diario personal.

Palabras Clave: Diario Memoria Recuerdos.

Categoría: Conocimiento

Subcategoría: Instrucciones



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