Proyectaré cada línea, cada espacio
símil  a una poesía.
Nuestro cuarto de dormir
disfrutará de una hermosa ventana,
a través de ella me verá la luna
mis diez pinceles,
dibujando mis caricias sobre la sábana
y archivará suspirando
en su memoria esa pintura.
El baño lo pondré al Norte
definitivamente
al aire libre
para que el viento
retiré las malas vibraciones
y por supuesto los malos olores.
La cocina, comedor y la sala
serán un gran salón
que invite a
 nuestros seres queridos
a enamorarse de ti
por los sabores exóticos de tus guisos
para convivir nuestra amistad
en plenitud.
Entre vino y   buena comida,
hablaremos de todo un poco
con la intención de querer
ayudar y cambiar al mundo;
naturalmente,  fracasaremos
y nos quedaremos callados
bebiendo más licor
y no, nos quedará otra qué,
repetir nuestras historias de amor y desamor.
Delante de esos espacios,
diseñaré una gran terraza
para ver los maravillosos
amaneceres y atardeceres
que nos regala gratis
el sol con su grandeza
y en uno de esos crepúsculos,
 coquetearé contigo
con música de Guadalupe Trigo,
Juan Manuel Serrat 
con letras de Mario Beneditti.
 Y posiblemente con esto,
 pueda lograr qué,
 tú atrevieses el  pasillo
que comunicará la sala con nuestra recámara
para que pueda grabar otra vez
tu silueta sobre una nueva sábana
con la probabilidad qué,
 en nueve meses  pueda agregarle,
el cuarto de los niños.