Estoy acostada tratando de pasar el frío de una casa sin comodidades. Ojala fuera gracioso estar con campera dentro de la cama pero no lo es.
Hace un rato mis hermanos hicieron de comer… solo para ellos con lo último que había en la heladera… como si yo no existiera.
Le hablo de mi soledad a un contacto de msn que ni siquiera conozco, seguramente piensa que exagero… me hace preguntas de mi familia, de esos amigos que no tengo, de esa pareja que no existe. Trata de hacer sentirme bien y lo único que hace es ayudarme a que tome conciencia de las cosas que debería tener y no tengo, me hace ver la suerte que tienen los demás con sus familias, sus amigos, toda esa gente que los rodea… mi ánimo se nota en cada palabra que escribo y los de afuera siguen pensando que exagero o aún peor que el problema soy yo.
En la oscuridad de mi habitación trato de ser fuerte y recibo un “¿cómo estás hija?” on line de mi papá. Hace más de dos meses que no viene a verme ni me llama para saber cómo estoy ¿si ni siquiera puedo hacer que él me extrañé qué queda para el resto?...
Los días pasan por suerte y siempre igual “de casa al trabajo y del trabajo a casa” nadie parece verme o a nadie le importa.
Intento llegar a alguien que solo quiere entretenerse conmigo pero que ya no quiere verme, yo solo buscaba un placebo de cariño pero lo confundió con obsesión…
Me preguntan que haría si fuera mi último día de vida… yo sonrío y pienso que ojala tuviera esa suerte… de saber que todo esto se va a terminar de una vez por todas, que me voy a despertar y ya nada va a doler, que ya nada importa.