MARTE
 
Vecino: No te dejes invadir
por esta horda de imbéciles humanos
que ciega intenta saquearlo todo;
la componen sujetos nada sabios,
salvo unas cuantas excepciones raras
que apenas logran confirmar la regla.
 
Aunque eres parecido a nuestra Tierra
y podemos observarte por la noche
en algunas ocasiones especiales
cuando pasas más cerca de nosotros,
nos deslumbran tu color rojizo,
tus manchas negras y tus blancos polos.
 
Tus cráteres australes
y volcanes muertos en la parte norte,
nos inducen a pensar cosas audaces
ocurridas en tu larga trayectoria.
 
Tus dos pequeños hijos no producen
el miedo y el terror que dan sus nombres;
además son contrahechos
y ajenos al concepto de belleza
que propone el intelecto de los hombres.
 
Pero el caso no es hablar de tus defectos
y tus muchas cimeras cualidades;
el caso es advertirte, ya lo sabes,
sobre quiénes serán tus visitantes
en un futuro próximo,
para que luego no llores ni te quejes
cuando sientas el látigo en tu dorso
de la infecciosa estupidez humana.