Cosas que tiene la vida.
De niños, sus padres  vivieron en un pueblo campestre, respirando libertad, entre árboles frutales y palmas de coco, sólo faltaba una escuela para conocer la lectura y la escritura, por consiguiente eran analfabetos. Ellos tuvieron dieciséis hijos, seis de ellos fueron desapareciendo de este mundo muy despacio al perder sus energías por las diarreas constantes, debido a la falta de las prácticas de higiene y una buena atención médica, el resto logró sobrevivir a las enfermadades gastrointestinales. Todos recibieron educación primaria porque la pareja se trasladó a la ciudad más cercana, donde empezaron a mejorar sus condiciones de vida, pero a la hora de comer, todo se repartía en diez porciones, muchas veces se quedaron con la ganas de comer otra porción de arroz con leche. Tres de los hijos mayores tuvieron que dejar sus estudios para ayudar a sus padres con la economía de la casa y los estudios de los hermanos menores, cuatro de ellos lograron terminar una carrera profesional: tres son maestros de primaria que se la pasan tronándose los dedos cada quincena, ya que el precario salario nunca alcanza, el otro es arquitecto que por medio de una cadenita del destino, conoció a dos mujeres. La primera lo dejó herido de amor al abandonarlo por no conocer Goethe, es decir, por inculto. La segunda se enamoró de él, trabajando con el nombre de este gran escritor, es decir, difundiendo la cultura alemana por todo el mundo con el Instituto Goethe, y ahí, entre buenos vinos y buena comida, ha conocido narradores, poetas, bailarines, actores, directores, quienes le han inspirado a buscar la soledad para iniciarse en el arte de la escritura. También tuvo una hija, quien cuando ha estado enferma, la ha llevado a las mejores clínicas, además ha visitado las mejores escuelas en los países en donde ha estado. Su hija, ya con diecinueve años va a realizar un trabajo social en Brasil con los niños de la calle, para eso tiene que reunir cierta cantidad de dinero en donaciones y eventos culturales organizados por ella. En uno de ellos lo ha invitado para que lea enfrente de un público alemán algunos de sus poemas:

Estoy rodeado de gente humilde,
trabajadora y luchadora, a quien amo mucho.
 A pesar  que,  a la mayoría quiero ayudar
,  no puedo, 
 porque tengo que  convivir con gente próspera,
 también trabajadora y luchadora,
y así poder apoyar a pocos de mi clan amado.

Y aunque muchos de los alemanes no  entendieron el español, él se siente orgulloso de haber participado con su hija en la recolección de ese dinero que permita a ella, ayudar a esos niños abandonados a conocer otra clase de vida a través de sus conocimientos y con esto ella devuelva un poquito, la suerte de haber crecido en buena cuna.