Mille anni passi sunt (Mil aos ya han pasado)
Publicado en Jul 05, 2009
Y hay días como este, en el que te recuerdo cuando es futuro, sonrío y quisiera reconstruir las cartas y las miradas, descaradas unas, la mayoría desahuciadas por el tiempo y las circunstancias.
Te llevé sobre la tierra y el mar, te soñé en las noches en que quise que tú también estuvieras pensando en mí, te llamé por tu nombre, te acosté junto a mí y besé tu fantasma. Para hacerme sufrir, me di tiempo para reconstruir conversaciones, movimientos de estrobo en los que clarísimos fueron tus rasgos, el movimiento de tus labios al pronunciar la palabra que me nombra, un gesto de tus cejas, el empleo de tus dedos, una carcajada perfecta de niño, el precipicio oscuro de llanto... todo está en mi cabeza, aquí, lejos, donde ya me doy permiso de pensar en ti. Nada fue tan dulce durante esos años. La lejanía que impusimos estando a un metro de distancia nos orilló a enviarnos postales, fuimos tan precavidos que nos escribimos cartas en 1943, tomabamos café durante el mediodía y al menos yo podía quedarme horas observándote los demonios que te habitaban dentro de las pupilas. Qué ilusa. Te recuerdo con sonrisas y una velita encendida sobre un pastel de chocolate. Luces blancas y amarillas se nos enredan en el cabello, un jardín, la hora azul celeste; es rojo el recorrido hasta tus labios, la respiración acompasada es transparente y por fin acepto sin vergüenza que abrí los ojos para verte besarme aquella tarde de un junio muy, pero muy lejano. En el futuro, yo me estoy muriendo primero que tú y ahí en el libro rojo dejo escrito lo que eres, en una hoja que nunca leerás.
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Serena