Dejando atrás
Publicado en May 09, 2011
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Cuando Marta estacionó su auto y detuvo el motor, sabía que algo más se estaba deteniendo con él. No quería presagiar el destino entre ella y Exequiel, pero la discusión de ésa mañana, sin duda no era otra de sus escenas de celos, sino más bien había sido la certeza de enfrentar la desilusión en aquel hombre que creyó diferente, aquel que había esperado de adolescente, aquel que siempre soñó, aquel que consideraba la amalgama perfecta a la hora de hacer el amor. No lograba aceptar la sola idea del engaño, ese fue siempre el motivo de sus continuos desastres amorosos, estaba cansada de decepciones, por eso, llevaba tanto tiempo sola. A pesar que se había acostumbrado a cargar la coraza que le había quedado como resultado de sus anteriores parejas, no pudo con los cortejos de Exequiel a quien conoció en casa de una compañera de trabajo. En esa ocasión él intentó abordarla pero se mantuvo distante y fría como solía hacerlo cuando estaba conociendo a alguien. De hecho se retiró temprano y ni siquiera se despidió. Luego llamados, invitaciones al cine y a comer, terminaron con su entereza y una noche de octubre se entregó sin restricciones. Nunca antes había estado en un motel, pero conocía los detalles por su hermana menor. Aunque no era virgen, su vida sexual se limitaba a escasas relaciones de corta duración y nunca antes conoció el orgasmo atribuyéndolo incluso a un problema más en ella. Aquella velada no sólo se despojó de su coraza, sino que dejó despertar la mujer apasionada que había en su interior. Las manos y la boca de Exequiel, exploraron sus cobijos íntimos con una habilidad inusitada que no pudo más que entregarse al placer y descubrir la vorágine de sensaciones carnales que acabaron conduciéndola al éxtasis. Desde ese entonces no se separaron más y hacía seis meses que vivían juntos pese a la oposición de sus padres, que veían no sólo con malos ojos la relación sino también, un mal ejemplo para su hija menor. Marta consideraba que poseía la edad en que ya no valía la pena cuidarse de las apariencias, y dispuesta a correr el riesgo lo había aceptado en su departamento de soltera, segura que con éste hecho estaba quemando las últimas naves de su penosa vida amorosa. Su contextura gruesa, lejos de atraer a los hombres, los espantaba, porque incluso se veía más robusta que muchos de ellos y la hacía temible de abordar, cosa que en un período le sacó partido, usando ropa una o dos tallas más grandes. Sin embargo, en los brazos de Exequiel, no temía estar desnuda y se sentía totalmente deseada, en otras palabras una mujer completa.
 
El tiempo le pareció detenerse de golpe.
No sabía lo que estaba pensando, sin lugar a dudas las heridas provocadas por sus lacerantes palabras, aun filtraban el hedor a macho herido. Si había algo que no lograba contener, era su lengua traidora, de la que siempre era presa y terminaba por pronunciar aquello que luego se arrepentía sin remedio. Aquella mañana no fue la excepción, tras contestar el celular de su amante y haber escuchado la voz de esa fémina gatubela, se encegueció de odio y en un acto sin control lo arrojó contra la pared dando comienzo a una pelea de proporciones.
 
 
Era un día soleado y los rayos del sol rebotaban en el parabrisas encegueciéndolo todo. Sentía su respiración pausada pero no se atrevía a mirarle, es más, no tenía clara conciencia de cuanto tiempo había transcurrido desde que se detuvo en esa calle. Vio a un hombre que venía en dirección a ellos y se sintió observada por lo que bajó la mirada.
 
Las ideas iban y venían en la cabeza de Exequiel, los ataques de celos de su amante eran una espina que le molestaba en el zapato y que no le dejaba pisar con fuerza en ésta relación. Marta era una mujer extraordinaria y lo sabía, le gustaba y le admiraba por su carácter enérgico, era en muchos sentidos su complemento y había llegado a su vida justo en el instante en que pensó se quedaría sólo, después de más de 10 años separado. Sin embargo,  la pelea de hoy dejó entrever a una mujer insegura, cuyas heridas del pasado aún mantenía abiertas y que lejos de cerrarlas, permanecían expuestas por esa actitud cegada al sufrimiento y a la desilusión de todo aquel que intentara amarle. Si, estaba tan predispuesta al engaño y al fracaso que veía cosas donde no las había, y peor aún, si no las había las inventaba. En un principio pensó que eso se diluiría viviendo juntos y manteniendo una vida sexual activa. Él hacía tiempo que ya no era un muchacho, por lo que dárselas de don Juan estaba por cierto muy lejos de sus pensamientos. Pese a ello, no estaba dispuesto a soportar los arrebatos de ninguna mujer histérica, no en ésta etapa, que lo único que buscaba era sobrellevar las cosas lo más tranquilo posible y sin alterar su vida ni la de nadie. Había hecho bien, en mantener la mayoría de las cosas en casa de su madre, llevándose sólo lo más prescindible que le cabía en la mochila que tenía sobre sus rodillas. No estaba seguro de poder decirle algo antes de bajarse del automóvil, porque había aprendido que es mejor callar en las despedidas. Sabía también que no era necesario extender más el plazo de un final conocido, por lo que sin mediar más se bajó del auto, dejando atrás no sólo a una mujer, sino también dejaba atrás la posibilidad de perder para siempre esa libertad que tanto le gustaba.
 
Previamente de llegar a la esquina, sintió el ruido seco y ahogado del motor que se alejaba pausadamente, como si a él también le costara poner término a ésta historia.
 
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Foto del autor Esteban Valenzuela Harrington
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2 Comentarios 347 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Hay momento en la vida que hay que dejar atrás ciertas cosas

Palabras Clave: libertad

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



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Esteban Valenzuela Harrington

Hola Emme:

Bueno, uno escribe para el lector, así que si tú le diste un final distinto, bienvenido, lo importante es que se mueva la imaginación,

Un abrazo,
Esteban
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May 10, 2011
 

Emme

Muy bueno Esteban!! aunque confieso que al llegar al final imagine MI propio final jeje. Suerte, Emme.
Responder
May 10, 2011
 

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